jueves, 15 de febrero de 2018

NOVELA EXOTISTA Y MARRUECOS (5): ¡MEKTUB! de GREGORIO CORROCHANO.


CORROCHANO, Gregorio: ¡Mektub! (Ed. Atlántida. Madrid 1926. 290 páginas. Portada de Bertuchi).


   Corrochano nació en Talavera de la Reina en 1881. Dejó los estudios de ingeniería por el periodismo y llegó a Marruecos como corresponsal de guerra del diario madrileño ABC. Allí hace amistad con algunos de los generales que luego propiciarían el alzamiento de 1936, especialmente con Sanjurjo. Aunque volvió a España tras las campañas marroquíes, es invitado por las autoridades franquistas a ayudar en las tareas de propaganda y vuelve a Marruecos. En Tánger fundó el diario España en 1938  y la Editora Marroquí, de la que fue accionista, hasta que la vendió en 1957. Volvió a Madrid para ejercer la crítica taurina, su mejor especialidad, y dirigir la enciclopedia Los toros que comenzara Cossío. Y en esta ciudad murió en 1961.

   Con estos antecedentes, se suponía que iba a escribir una novela de guerra afectado por la impresión del desastre de Annual. Pero optó por un discurso literario lleno de influencias francesas. Como tantos otros periodistas, seguramente Corrochano llegó a marruecos saturado de lecturas de escritores coloniales. Se creyó las historias de cafard, de solitaria desesperación, de épica de misión y de fascinación por lo nuevo. En su novela se ven influencias claras de autores muy famosos en la España de entonces: Pierre Loti, Pierre Benoit…; incluso de los que exploraban la etnografía y el gusto por lo indígena como Maurice Le Glay. Corrochano siguió esta línea porque le pareció original (ya abundaban los relatos bélicos) y seguramente más poética que los hechos militares y la crudeza de la sangre derramada.
Mariano Bertuchi: Calle de Xauen
   Corrochano podía haber escrito una novela de la guerra que él conoció, de todos los acontecimientos que sucedieron en torno a Annual. Al empezar la novela parece que ése iba a ser el camino; pero no es así. El capitán que llega al puesto siente la fascinación del Oriente (como pudo sentirla el propio escritor), pero ese oriente idealizado o falso del que luego hablará Said. Las cabilas se convierten en el Bagdad de Las mil y una noches. El fatalismo irremediable que resume en el título ¡Mektub! (Estaba escrito). La soledad del militar extranjero abducido por el embrujo de un mundo radicalmente distinto en el que la tradición y la magia se imponen a la razón, en el que la religión es norma de vida y se impone a la razón europea. Y, por supuesto, como en el mejor exotismo, el capitán cae enamorado de una bella rifeña surgida del paraíso. Soñará con la unión con la mujer, con el hijo, que es la imagen de una fusión ideal de razas y países como si el destino histórico de España fuera la confusión con Marruecos: El día en que España tenga un hijo con África, se unirán para siempre. ¿Qué más absorción?... Absorción, absorción, fundir las dos razas en una y raspara la palabra protectorado, que es, como para el enamorado, la timidez (página 237). Su idea era que la España cristiana absorbiera a Marruecos musulmán. Una idea simple y falsa. Entre otras cosas porque el concepto que tenían de la sociedad marroquí era falso como el exotismo mismo. En un pasaje, un personaje judío se lo hace saber al enamorado capitán: Viene ustedes con el prejuicio del moro. Sus costumbres perezosas, el silencio de sus patios, la molicie de sus asientos de lana, el misterio de la mujer tapada… Todo les atrae. Hasta su guerra. De Marruecos les interesa una parte, la más ruidosa. Pegado a cada pueblo moro, vive un pueblo hebreo. El hebreo comercia. ¿Por qué les interesa solo la guerra? Además ¿la guerra está en los fusiles o en el comercio? Creo que si nos prestaseis más cuidado, tendríais una importante vía, pacífica y amplia, que hasta ahora nadie utilizó, y una más completa visión de lo que aquí os retiene (página 254).
Gregorio Corrochano
   Porque la novela acaba con reflexiones políticas y críticas sin disimulo. Parece que el autor no tenía la obra planificada y la fue escribiendo según le surgía. El exotismo es derrotado por la información que se tiene ahora. La realidad vence a la fantasía. Salvo que la imaginación sea tan buena literariamente que haga que la obra perdure. Este no es el caso.


viernes, 9 de febrero de 2018

ESCRITORES GUINEANOS Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA (2): LOS CAMINOS DE LA MEMORIA de JUSTO BOLEKIA BOLEKÁ.


BOLEKIA BOLEKÁ, Justo: Los caminos de la memoria (Sial. Madrid 2016. 138 páginas). 
   Justo Bolekia es, usando la expresión Taiye Tuakli-Wosomu, un afropolitano. Los usa en la página 17 de su novela dedicado a un personaje. Es un africano que nace en su país pero estudia y vive en otro, habla varios idiomas, viste a la moda, trabaja fuera de su país de origen y muere también fuera. Bolekia, que ya tiene una larga bibliografía literaria y científica, es guineano y español, catedrático de la Universidad de Salamanca y académico correspondiente de la Real española. Escribe un bubi y en español, novela y poesía.

    Los caminos de la memoria (2016) es una novela original y diferente que sitúa al autor en lo más alto de la literatura guineana. Es una historia de bubis entre los colonos españoles, sin mitos coloniales ni heroísmo anticolonial. Es la vida de cada día contada desde la perspectiva de unos personajes que resultan singulares por la mezcla de realidad con fantasía al estilo de autores como Rulfo o García Márquez. La historia de Amalia Barleycorn, fernandina propietaria, Tyíramaka, Riita, Möhúu y otros bubis de Batete, de Baney, de Santa Isabel que vivían entre los colonos poderosos a los que evitaban tratando de eludir las imposiciones de párrocos, gobernadores o plantadores. Que convivían con los fernandinos y con el resto de una sociedad importada en tiempo de Clarence bajo el poder británico: fernandinos, factores, piratas, libertos, krumanes… En el centro los bubis señores de la isla:    porque llegaron otros amos que quieren borar todo lo que dejaron los primeros, los amos blancos, porque tenemos que vivir como lo que somos, unos negritos en tierras negras, oscuras y calamitosas,… (página 57). Un discurrir, desde el punto de vista local, con humor, poesía y escatología. Escrito sin desdeñar giros propios de la sintaxis guineana, con frases en bubi o en pichinglis y sin pararse a determinar exactamente el tiempo porque, en definitiva, el tiempo no importa, la vida se mezcla con la muerte y lo real con lo mágico. A los personajes de Bolekia, algunos podrán identificarlos con personas que vivieron los que conozcan bien el lugar y la época, viven una rebeldía interior, una libertad que no se domeña por normas o sermones. Entre el humor y la ternura, la novela deja una grata sensación de novedad y calidad.

    Bolekia sigue publicando su poesía en bubi y castellano en la editorial Sial. Su último libro es A Bépátto (2017).
  

Óleo de Ferrer Carbonell

viernes, 2 de febrero de 2018

NOVELAS DEL DESASTRE DE ANNUAL (18): KELB RUMÍ de VÍCTOR RUIZ ALBÉNIZ

RUIZ ALBÉNIZ, Víctor: ¡Kelb rumí! (La novela de un español cautivo de los rifeños en 1921) (Rivadeneyra. Madrid 1922. 304 páginas + 2 hojas).

   Víctor Ruiz Albéniz es un escritor peculiar y original. En 1908 llegó a Marruecos gracias a un empleo de médico que el conde de Romanones le consiguió en el Sindicato minero que iba a explotar los yacimientos de Beni bu Ifrur. Quería compaginar su profesión sanitaria con la otra que ejercía desde estudiante, el periodismo. Al llegar a las minas se dio cuenta de que no había minas, ni trabajadores, ni dispensario, ni nada parecido. Y se dedicó a conocer el Rif oriental, sus gentes, costumbres… De ahí le viene el seudónimo que utilizó en muchas ocasiones El tebib arrumi o médico cristiano.


   Ruiz Albéniz fue un escritor (en temas del Protectorado) de línea patriótica, convencido de la bondad de la colonización a pesar de los abusos que había que combatir, partidario de acudir a la guerra si no había otra solución y muy amigo de militares. Su amistad con Franco venía de esa época y luego fue uno de sus principales propagandista en la Guerra Civil. Es autor de ensayos como La campaña del Rif (1909),  El Rif (1912), Ecce homo (1920), España en el Rif (1921), Tánger y la colaboración franco-española en Marruecos (1927) y otros.

   También fue autor de tres novelas sobre Marruecos. Dos breves que ya comentamos http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/search/label/Ruiz%20Alb%C3%A9niz
: La carga de Taxdirt y Bu suifa, ambas de 1914 y una larga -¡Kelb rumí!
   Kelb rumí es la metáfora literaria de su propio pensamiento colonial. Se concentra en la figura del médico –que el autor conoce de propia mano- como ejemplo de la labor benéfica de España en Marruecos, de la reacción violenta de los rifeños que no comprenden ese beneficio y la guerra como resultado final en la que se acaba imponiendo la parte más fuerte en todos los sentidos y que la presenta como el mal menor para acabar con la barbarie secular y el atraso.


   Pero Ruiz Albéniz presenta algunas características originales. Es un escritor clásico en su manera de narrar, aunque tiene fuerza en lo que cuenta. Es lógico si tenemos en cuenta que la materia real daba para la tragedia y para colocar al lector en la posición del sufrido soldado español. Pero, a diferencia de otras novelas más simples y de una sola intención, el autor aprovecha para dar a conocer detalles de la vida rifeña, de costumbres sociales y religiosas y modo de gobierno local. Y lo hace sin esa sospecha de turista accidental que tienen otros novelistas ocasionales. Y, por último, plasma también el punto de vista del rifeño en alguno de sus capítulos. Reconociendo que, como en el bando español, los había buenos, malos y regulares.
   Así lo explicaba el cherif:
Penetraron en nuestra tierra con engaños y promesas falsas de amistad. Dijeron que venían como amigos a ayudarnos en todas nuestras necesidades, respetando nuestras leyes, nuestras propiedades, nuestras costumbres y nuestras creencias. Los dejamos entrar creyendo que la verdad anidaba en sus pechos y fluía por sus labios, como brota en las peñas el manantial que Dios puso en la tierra para nuestro bien. Pero mentían, nos engañaban. Con apariencia de amigos fueron entrando por la tierra sagrada donde duermen  nuestros antepasados, muertos en la gloria de Dios, sin otro derecho que el de su fuerza, ni más pretexto que el de su ambición. Se instalaron allí donde quisieron, se entraron en nuestra vida, nos impusieron jefes que no tenían calidad para serlo, y al amparo de ellos abusaban de su autoridad y atropellaban el legítimo derecho de nuestros hermanos. Aun aguantábamos, aun fuimos muchos los que continuamos creyendo que aquello solo podía ser fruto de la ignorancia y del error; pero lejos de enmendarse cuando del mal que hacían les advertimos, continuaron su obra, infestando nuestras vidas con sus costumbres maldecidas y logrando que muchos buenos creyentes diesen en la práctica de aquellos vicios que condenados quedan como pecados sin perdón en la ley sagrada del profeta (pp 176-177).
   En fin, una novela diferente aunque sea sobre una temática que empieza a dar muestras de agotamiento.