domingo, 9 de febrero de 2020

NOVELAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA: LA TIERRA DE BISILA de SARA NÚÑEZ TORRES.

NÚÑEZ TORRES, Sara: La tierra de Bisila. Memorias de Fernando Poo (Bioko-Guinea Ecuatorial) (1958-1969). (Autora. 2010. 320 páginas).

   A pesar de la modesta edición de este libro, hecho a través de una de las más conocidas páginas de autoedición, resulta una lectura agradable, llena de pequeñas emociones y de muchos detalles sobre la vida colonial. No sé quién es la autora, no he visto más novelas suyas; pudiera ser una profesora. Porque la redacción es buena, el ritmo suficiente y el interés del lector no decae. No sé si la autora-protagonista quiso escribir una novela. Tal vez no porque el libro lo subtitula como memorias. En todo caso, por su estructura narrativa puede considerarse una novela: unas memorias noveladas.

   Lo que cuenta es muy interesante porque es la visión de una protagonista de los últimos años coloniales y el nacimiento de la República de Guinea Ecuatorial. Es la plasmación del pensamiento común de los españoles de Guinea en los años previos a la independencia. Y, además, contemplados por la mirada inocente de una niña que se va haciendo mayor, pierde ingenuidad y gana capacidad de análisis. Lo escribe cuarenta años después tratando de conservar la mentalidad de aquella época. Y esto es muy importante porque trasmite un conocimiento de lo cotidiano que ayuda a comprender la complejidad de la vida colonial. Un tipo de libros de los que hay pocos ejemplos, aunque van apareciendo alguno más como En el corazón del cayuco. Memoria de Guinea Ecuatorial (2018) de Pelayo Suárez Alejandro.

   El libro narra la vida de unos colonos modestos, nada de grandes finqueros, que tratan de ganarse la vida con dificultad en la Santa Isabel del final de los españoles. Es una vida de luchadores, de los que tratan de abrirse camino en un lugar de oportunidades. Pero los tiempos iban cambiando muy deprisa. Ya no era lugar de pioneros que abrían camino sino de los últimos que los cerraban. Sin embargo, el país ofrecía su mejor cara después de muchos años de colonización. Mejores servicios, educación, transportes, etc y, sobre todo, una mejor relación entre europeos y africanos que, sin llegar a un trato igualitario, sí que era más respetuoso. A los ojos de una niña, el mundo maravilloso del trópico, la vida en la ciudad era una pequeña aventura. Y, con cierta inocencia corregida por los años, relata las historias de su familia como ejemplo de los que fue la sociedad santaisabelina.
   Los ojos de niña, revisados por los ojos de mujer, observaban inquietos los acontecimientos previos a la independencia. La niña no entendía muy bien lo que hablaban sus mayores, pero nos lo tramite la mujer para dejar constancia de las opiniones de los coloniales ante un futuro incierto que los llenaba de inquietud. La parte final del libro es una mezcla de situaciones domésticas, costumbres coloniales, relaciones entre razas marcadas todavía por la distancia y confusión política.
  El final triste son la expulsión, más o menos violenta, de los coloniales. La melancolía del desastre de los primeros tiempos de la independencia. La pérdida del territorio de la infancia en unos episodios todavía no aclarados. La expulsión de Edén se titula el último capítulo. La autora escribe al comienzo de éste: Ningún gobierno español ha reconocido que los blancos fueron perseguidos, expoliados y expulsados, pese a que Guinea era un rincón de España cuando la fortuna los condujo a ella (página 259). La autora pertenece a esa clase de expulsados y expone la visión de los que dejaron la tierra en la que vivían, la de nacimiento de muchos de ellos.
   La tierra de Bisila es un libro sencillo lleno de emociones, recuerdos vividos tamizados por la distancia del tiempo. Una lectura muy recomendable.
  

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