viernes, 27 de marzo de 2015

LAS NOVELAS DEL FIN DE SAHARA ESPAÑOL (1): EL IMPERIO DESIERTO de RAMÓN MAYRATA.

MAYRATA, Ramón: El imperio desierto (Madrid 1992. Mondadori. 356 páginas; Madrid 2008. Editorial Calamar. Sgarit-Biblioteca del Desierto.390 páginas).

   El Rapto de Europa (http://revistaelraptodeeuropa.blogspot.com.es/) es una revista literaria que subsiste a pesar de la crisis de lectores de literatura. Sorprende, y gratifica, que aun existan proyectos románticos como éste, que edita Miguel Ángel San José. El número 27 lo dedica a Desiertos y literatura. En él encontramos un artículo de Ramón Mayrata, en el que escribe: La metáfora más rotunda, porque impone a la imagen su presencia, es el espacio mismo. El desierto como la laguna Estigia, la caverna platónica, el jardín del Edén, el monte Arafat o la habitación cerrada de la que hablaba Nietzsche, es  uno de los confines metafóricos, esenciales de nuestra cultura, desde donde podemos contemplar la vida y el universo. Para cualquier escritor es importante disponer de una atalaya imaginaria desde donde contemplar el mundo y madurar el asombro ante lo que le rodea. Un lugar desde donde transformar sus visiones interiorizadas en un universo de ficción, sin perder la equidistancia con lo real. No es fácil encontrar esa atalaya desde la cual aprender la continuidad del mundo real y el mundo ficticio, creado por el escritor.

Ramón Mayrata
   Es una buena ocasión para releer la novela El imperio desierto del propio Ramón Mayrata. Para mí es la mejor novela que se ha escrito sobre el Sahara Español entre otros motivos porque es más que una simple novela colonial. Ese pequeño universo español en África, la metáfora de que habla el autor, es la muestra de una vida más amplia, de un escenario más completo. Pero tampoco deja de ser una novela colonial por la temática. Original, eso sí, en el modo de contemplarlo. Mayrata nos sitúa en un momento histórico de especial importancia en la historia contemporánea de España 1974-74, época en que coincide la enfermedad y muerte de Franco con la salida de los españoles del Sahara. Ambos episodios se vivieron con y tensión en un ambiente de inquietud pero también de enorme esperanza nacional. Mayrata era entonces un joven que acaba sus estudios y vivía la situación política con intensidad, de una manera muy distinta a la actual. Se vislumbraba el final de una dictadura y la ilusión de un cambio radical. Si a eso sumamos la descolonización –frustrada- de los territorios saharauis, los elementos para una novela parecen atractivos. Pero también tiene algo de crónica de una generación que empezaba a abrirse al mundo laboral, la juventud que no se conformaba con la apretada vida del régimen franquista, que tenía otras miras y había viajado ya por Europa y que deseaba cambiar personal y políticamente.

   Fue al Sahara con el antropólogo Javier Ruiz para trabajar en una denominada Comisión hispano-saharaui de estudios históricos y culturales. Su misión consistía en recuperar la tradición y los documentos que apoyaran la postura española del momento favorable a la autodeterminación del territorio. Un resumen de esos trabajos se publicó en 1975 con el título de El Sahara como unidad cultural autóctona. Lo que pasó después es sabido, pero generó una enorme frustración no solo en la población autóctona sino en grandes grupos de españoles, civiles y militares.

   En el libro hay mucho de autobiográfico. Se nota en el recuerdo de las vivencias, en el espíritu con el que se afrontaban las cosas y en la mención velada a personajes que fácilmente se descubren quienes eran. El desconocimiento del territorio entre los españoles era casi absoluto. Apenas había estudios serios, salvando a Caro Baroja y poco más, sobre la población saharaui. Y el desierto, como aventura laboral, como perspectiva exterior al cerrado mundo español, se presentaba atractiva para el autor.  El desierto sorprende al autor  cuando lo contempla por primera vez: Es un paisaje que no parece tener relación con los hombres.  Un paisaje obsesivo, sobrecogedor, terrible para contemplarlo frente a frente (página 60); y tiene que sorprender al lector, de eso se encarga el autor mismo. Mayrata recopila vivencias y las enmarca muy bien dentro del momento político. En  sus recuerdos esté probablemente el secreto de personajes tan bien definidos y de situaciones tan bien trazadas. Hay una red de situaciones paralelas, de personajes que se superponen y de distintos planos de acción. De tal manera que, aunque no se conociera en profundidad la realidad de aquel momento, la novela engancha al lector por su originalidad, su ritmo y su desarrollo.
El Aaiún
   La contraportada nos dice: …El imperio desierto no da pábulo a ningún costumbrismo, a ninguna digresión que interrumpa el desarrollo vital y mágico de la historia. Sí que hay un costumbrismo, el del modo de viva perdido de saharauis y españoles en El Aaiún. Una de las virtudes de las mejores novelas de ambiente colonial es precisamente ésta. Porque nos muestra la cotidianeidad de las relaciones sociales, los detalles de vida doméstica  y familiar y unos comportamientos que no se pueden deducir de los informes oficiales ni de la documentación de los archivos. En este aspecto, la novela cumple de sobra y es otra de sus virtudes. Pero esos detalles se introducen para dar riqueza al relato de los últimos días del Sahara Español. La novela pasa del inicial desconocimiento del protagonista a una paulatina toma de postura a favor de los independentistas saharauis. Y, por tanto, nos va iniciando con muy buena técnica narrativa en los hechos: La actitud marroquí, la política española y –sobre todo- el nacimiento de la conciencia política saharaui; los éxitos iniciales en los tribunales internacionales y el desconcierto y frustración final.
Acuarela de Genaro Huerta
    Creo que es una novela imprescindible para los aficionados a la ficción hispanoafricana.
    El autor tiene su propia página web: http://www.ramonmayrata.com/ en la que, además, hay amplia información sobre sus libros y artículos dedicados a la magia.


jueves, 12 de marzo de 2015

GUINEA ESPAÑOLA EN LA II GUERRA MUNDIAL: LECLERC, BRISEUR DE FERS de CHRISTIAN LAIGRET.

LAIGRET, Christian: Leclerc, briseur de fers. Le coup de Fernando Po (Paris 1963. Les Éditions Francex. 261 páginas + 1 hoja).
   Los europeos colonizadores de África había llegado a un acuerdo de caballeros que consistía en no enfrentarse entre ellos con las armas en el territorio del continente. Querían mostrar una ejemplaridad que reflejara la superioridad de su civilización frente a los indígenas y, en consecuencia, justificar su presencia por el bien del africano al que ayudarían a progresar. Esto se cumplió más o menos bien, incluso en momentos difíciles como el incidente de Fachoda, hasta que llegaron las Guerras Mundiales. Hubo enfrentamientos entre franceses de uno y otro bando en Dakar y Argel. Las luchas europeas se trasladaron al continente y  los alemanes combatieron a los ingleses, franceses o belgas en los territorios colonizados. La I Guerra Mundial tuvo un episodio en Fernando Poo (Bioko) por el internamiento del ejército alemán de Camerún. Y la II Guerra mundial también salpicó a la colonia española.
   Las colonias francesas en África estuvieron al principio bajo el control del Régimen de Vichy. Los gaullista insistieron en cambiar esa situación, en un primer momento en Camerún. Los defensores de la Francia Libre contactaron con sus aliados para poner los territorios africanos, y sus tropas, al servicio de De Gaulle. Esto presentaba situaciones de tensión después de que la flota británica destruyera a la francesa en Mers el Kebir (el Mazalquivir de los españoles), ocasionando más de mil muertos. Pero el interés superior se impuso.

   Christina Laigret fue un militar y gobernador colonial francés, nacido en 1903,  que se puso desde el primer momento en el bando de De Gaulle. Estuvo en Camerún cuando se actuó para poner la colonia en el bando aliado. Buen conocedor de los sucesos, decidió novelarlos en Leclerc, briseur de fers (1963), libro dedicado al artífice del cambio en el territorio. Laigret ya había escriyto otros libros de temática africana colonial como Sur les chemins de l’Union Française (1949),  Casque blanc (1957) o Adieu foulards! (1958).



  La novela Leclerc, briseur de fers, es una novela político militar que cuenta en detalle las maniobras de los militares gaullistas para poner el Camerún francés del lado de la Francia Libre. Es una historia de intrigas cuarteleras y no una novela bélica. Un relato apasionado de unos de los participantes, detallista, eficaz. El mundo de los colonos en conflicto con otros colonos en un escenario tropical que presentaba características diferenciadoras como la dificultad de comunicaciones, etc.

   ¿Cómo afectaban estas operaciones a la ex colonia española de Guinea? Ramírez Copeiro del Villar lo explica muy bien en su libro Objetivo África. Crónica de la Guinea Española en la II Guerra Mundial (Huelva 2004). Nos relata cómo funcionaban los servicios secretos de ambos bandos en la isla de Fernando Poo y detalla las operaciones llevadas a cabo contra barcos alemanes e italianos, con la complicidad de algunos españoles. Y, en concreto, el espectacular apresamiento del Duchessa d’Aosta y las lanchas alemanas Likomba y Bibundi, en 1942, mientras la oficialidad de estos buques asistía a un banquete en su honor en el casino de Santa Isabel.

   Este episodio es el que cuenta Laigret en la tercera parte de su novela, una de las pocas muestras de interés por el África ecuatorial española en la literatura francesa. Entendían los franceses que los alemanes de Fernando Poo, que el autor cuantifica exageradamente en unos 400 (página 19), algunos de los cuales eran los internados de la I Guerra Mundial, eran una amenaza para los franceses de la zona. Los franceses del Camerún no se fiaban de la libertad de que gozaban los alemanes en Fernando Poo y sospechaban de la presencia de barcos suyos en la bahía de Santa Isabel. Pensaban que tenían previsto atacar y tomar posiciones en las colonias francesas, recuperar para Alemania la colonia de Camerún. Por eso idearon un plan que golpeara a los alemanes de la zona. Y esto pasaba por una acción de comandos en Santa Isabel, aprovechando que los españoles eran neutrales, tenían pocas fuerzas terrestres y navales y carecían de aviación militar en la colonia.

   Una novela detallista en los entresijos políticos de los militares coloniales francesas, idealizada en el incidente de Fernando Poo y que constituye una muestra de los hechos secundarios de la Guerra Mundial.