jueves, 26 de enero de 2017

LAS NOVELAS DE MALABO (3). LA LITERATURA DE LOS BUBIS (2): LA ÚLTIMA CACICA y EL VALLE DE LOS BUBIS de MARÍA PAZ DÍAZ.

DÍAZ, María Paz: La última cacica (Editorial Fundamentos. Madrid 1990. 253 páginas).
-         El valle de los bubis (Huerga y Fierro editores. Madrid 1998. 140 páginas + 2 hojas).
   Díaz es una escritora sevillana nacida en 1930 que pasó su niñez y adolescencia en Guinea. Publicó su primera novela en 1975 Ultimátum a Sevilla, a la que siguieron otras como Adiós a Sevilla en 1985 y Amor en Florencia en 2002. Su paso por Guinea le dejó el sustrato emocional suficiente como para escribir dos novelas de ambientación colonial: La última cacica y El valle de los bubis.

   La última cacica (1990) es una novela de emociones familiares una historia de parientes en el Condado, entre Sevilla y Huelva, un pueblo que la autora llama Remuñana y que puede ser Bollullos Par del Condado. Una familia de caciques, propietarios, ricos en la Andalucía de siempre. Y la herencia de una de las tías solteronas entre las que se halla un cuaderno que la protagonista comienza a leer y que constituye el grueso de la historia. La vieja tía no fue una solterona irredenta sino una mujer que guardó siempre el recuerdo de un amor juvenil que no pudo superar con otro. No sé hasta dónde la historia que cuenta Díaz tiene que ver con su propia familia, pero lo narra con la naturalidad de lo conocido de sobra, con amenidad y soltura. Se acerca a la vida colonial con ojos de niña, con recuerdos de colegio, con la inconsciencia de la edad sin saber muy bien qué era una colonia y porqué vivían allí los españoles. La niña que veía escenas que no se daban en España, personas distintas y relaciones ajenas a la costumbre de los españoles. Y su despertar al mundo adulto al comprender algunos sucesos de la Guerra Civil al tiempo que nacía el conocimiento del hombre. Todo compuesto con nostálgica ternura, el final de dos modos de vida de antes. La vida de algunas familias andaluzas en contrapunto con el final de una etapa colonial en una novela amena.


   María Paz Díaz publicó su segunda novela de ambiente guineano en 1998: El valle de los bubis. Es un libro arriesgado, valiente y difícil. Se atreve con una historia antropológica y escribe sobre la vida de los bubis en los últimos años de la colonización. A pesar de parecer una historia íntima, la vida de la mujer y madre, quiere recrear el ambiente de los bubis y sus creencias, los ritos religiosos o mortuorios; la maternidad y el poder. Parece inspirada en una mitad por sus recuerdos y en otra por lecturas como los libros que el claretiano Martín del Molino dedicó a esta etnia. Es muy difícil para un escritor español introducirse en la complejidad de las creencias y normas de los bubis. En general, los autores huyen de este tipo de relato por el miedo a no saber reflejar una sociedad tan ajena. La incursión en la espiritualidad bubi, en la religión, en la figura del abbá… La autora tuvo la honradez intelectual de mostrar un mundo distinto y adentrarse en los sentimientos más que la acción. Asumió dos riesgos: Uno, que el lector español (al que va dirigida la novela) no se interesara por esos temas tan minoritarios y otro, que el lector guineano (si alguno hubiere) criticara las faltas normales de comprensión de la autora acerca de la religión de los bubis. Frente a la proliferación de narraciones fáciles que buscan lectores complacientes y los tópicos coloniales, nos encontramos con dos muestras arriesgadas y originales.



Riabba

martes, 17 de enero de 2017

VISIONES FEMENINAS DEL AFRICA ESPAÑOLA (4): LA DESERTORA de HALMA ANGÉLICO y NOCHE NUPCIAL SIN NOVIA de BLANCA IBÁÑEZ BLANCO.

ANGÉLICO, Halma: La desertora (Librería Beltrán. Tomo 2º de la Biblioteca de Pasión y de Ideas. Madrid 1932. 236 páginas + 2 hojas. Dibujos en madera de R. Manchón; Editorial Renacimiento. Espuela de Plata. Sevilla 2019. 264 páginas).
IBÁÑEZ BLANCO, Blanca: Noche nupcial sin novia (BIB. Granada 1956. 289 páginas).


   Halma Angélico es uno de los dos pseudónimos usados por la escritora María Francisca Clar Margarit (1888-1952). Escritora de ideas avanzadas con respecto a la situación legal y real de la mujer española de la época, aunque de ideas políticas más bien conservadoras y católicas, no renunció a combatir la discriminación. Forma parte de una generación de autoras feministas, comprometidas, que usaban la prensa y el teatro para exponer sus inquietudes y que el tiempo ha superado tal vez porque no lograron la originalidad suficiente como para permanecer en los libros de texto. Angélico es menos progresista que otras como Magda Donato, por ejemplo, pero con un sentido estético de la escritura que merece ser recordado. Mayor información en la web Escritoras en la prensa, gracias al artículo de la investigadora italiana Ivana Rota: http://www.escritorasenlaprensa.es/halma-angelico/. Esta investigadora estambién la encargada de una nueva edición de este libro que su publicó en Espuela de Plata (Editorial Renacimiento).
Dibujo de R. Manchón
La desertora
   Uno de sus relatos hace referencia a la guerra de Marruecos: La desertora, recogido junto a otros tres en el libro del mismo título publicado en 1932. Narra la angustia de una mujer que queda viuda de un militar muerto en la guerra de Marruecos. La penuria económica, el acoso de pretendientes que no quiere, la tristeza de la soledad. Ella misma había sido prisionera de un jefe rifeño que la raptó y la forzó. Y, a pesar del esfuerzo de la autora por la dignidad femenina, la mujer tiene al raptor: - No fui manceba del Caid- respondió radiante de indignación María Peregrina, cuando al llegar a su patria hirió sus oídos la impostora venganza -¡Fui su señora, su reina y la imagen que adoraba! Lo que ninguno de los míos fue capaz de otorgarme… (página 48). Y en estas contradicciones del amor está la esencia del cuento.
Halma Angélico
   No sé quién fue Blanca Ibáñez Blanco, ni he logrado obtener información sobre la autora de la novela Noche nupcial sin novia que su publicó en Granada en 1956. Por lo que se desprende de la lectura del libro, debió tener un conocimiento directo de Marruecos. Tal vez fuera una residente en el Protectorado.

   La novela sigue la línea exotista de contar las costumbres marroquíes con los ojos del europeo. Algo del folklore mal interpretado y de tópicos al gusto del lector español, aunque existe un fondo de comprensión. El tema de la mujer árabe gusta al español de Marruecos, la compara con la española y se indigna con la situación de la magrebí. Aunque la mujer española de los años cuarenta tuviera mil limitaciones. Y si en algo se substancia esa indignación es en el matrimonio convenido y en la poligamia. Incluso en la paradoja de que queriendo casarse con el hijo se casa engañada con el padre compartido con la madre del hijo. Pero en el concepto estético que se tenía del mundo marroquí, se abusa de la parsimonia y del ritmo lento como una melopea. Es como si pensaran que los marroquíes lo hicieran todo despacio y alargando los detalles de las labores cotidianas. Cuando eso se plasma en la literatura, el relato pierde vigor, se hace interminable y aburrido. … posiblemente porque, siendo el reloj un lindo artículo de lujo que se usa como exorno, no guía nuestros momentos con sus dictadores latidos (página 91). En definitiva una muestra de literatura pasada de moda, de costumbres interpretadas por ojos ajenos y personajes que proyectan los deseos liberadores de la autora más que la realidad de su tiempo.


 Óleo de Amadeo Freixas