viernes, 11 de febrero de 2022

NOVELAS DE LA GUERRA DE ÁFRICA DE 1859-60 (5): EPISODIOS MILITARES y LEYENDAS DE ÁFRICA de ANTONIO ROS DE OLANO.

 

ROS DE OLANO, Antonio:

-          Leyendas de África (Gaspar y Roig. Madrid 1860. 28 páginas)

-          Episodios Militares (Imprenta de Manuel Ginesta. Madrid 1884. 258 páginas. Prólogo de José Navarrete; Impronta. Gijón 2020. 200 páginas. Edición de José Luis García Martín).

 


   Ros de Olano fue un militar de origen catalán nacido en Caracas en 1808. Hombre de tendencia moderada, participó en las luchas políticas del siglo XIX como era habitual entre los militares. Como ministro de Instrucción Pública propulsó la enseñanza primaria y fue el creador de las Escuelas Normales. Muy amigo de Leopoldo O’Donnell, participó a sus órdenes en la Guerra de África mandando el Tercer Cuerpo de Ejército. La reina lo nombraría después de la campaña marqués de Guad el Jelú con grandeza de España. Participó en la Revolución Gloriosa de 1868, aunque luego sería partidario de la Restauración siguiendo a Sagasta. Fue creador de la gorra militar llamada ros.



   Además de militar, tuvo una actividad literaria llena de romanticismo. Participó en El Parnasillo y fue muy amigo de Espronceda, con quien colaboraría en el drama Ni el tío ni el sobrino (1834). Publicó dos novelas raras y difíciles para el lector actual (posiblemente también para sus contemporáneos): El diablo las carga (1840) y El doctor Lañuela (1863).



   Como reflejo de sus dos pasiones, Ros de Olano escribió sobre la Guerra de África el libro titulado Episodios militares (1884). El libro comienza con los recuerdos de la Primera Guerra Carlista y, en la página 129, después pasa a la de Marruecos con dos relatos largos y quince cortos llamados por el autor saltos de la memoria. Aunque basados en los recuerdos, se trata más bien de recreaciones literarias de algunos episodios, escritos suavizando el estilo alambicado y ampuloso, buscando la sonoridad o la belleza de la palabra, que caracterizaba al autor por lo que la lectura es más fácil. El autor siente una afición natural a la tierra marroquí que ya había visitado antes de la guerra.

   En el primer cuento, Guad el Jelú-Tetuán, se olvida de la guerra para hablar de amistad con un tetuaní. Nos pinta a un marroquí frugal en el comer puesto que la comida es solo lo necesario para que el cuerpo resista y pueda comerciar. Señala: … así son todos los moros, entre los que bien puede asegurarse que no hay un solo hombre disipado… (página 135). Su amigo Abd el Kader y el hijo de éste simbolizan el marroquí tranquilo, amable, cortés. Tan ajeno a la guerra de la política como los reclutas españoles. Le cuenta cómo se fundó Tetuán, le señala la belleza de su tierra. El militar oye las leyendas y las canciones que traduce en el libro. No hay odio al enemigo ni soberbia en la victoria. Ros de Olano era una persona culta que admiraba otras culturas.


El general Ros de Olano, Óleo de Gutiérrez de Vega (Museo del Prado)

   Esta narración la publicó previamente, en 1860, en un libro con el título de Leyendas de África, en el que solo aparecía Guad el Jelú-Tetuán.

   En segundo se refiere a un perro que entró en Tetuán, Carambola de perros.

   Los saltos de memoria son más cortos y combina hechos castrenses con divagaciones en las que suele estar presente África. Ros de Olano no es un cuentista de narraciones de historias completas y desarrollo perfeccionado como era Alarcón, sino que es un escritor que deja volar la pluma llenando recuerdos e imágenes. El territorio que sirvió de sede a la batalla es la zona de caza de un hombre en tiempo de paz; recuerda con amabilidad a sus ayudantes y agregados, sobre los compañeros y jefes; reflexiona sobre el moro enemigo pero sin el desprecio que se observa en muchos de los escritores imbuidos de eurocentrismo y superioridad cultural y recuerda doce años después de la guerra una vez que se le ha pasado el brío del momento.