viernes, 7 de abril de 2017

MARRUECOS EN LA NOVELA LEGIONARIA (4): LA LEGIÓN DESNUDA de ANTONIO MACIÁ SERRANO.

MACIÁ SERRANO, Antonio: La Legión desnuda (Luis de Caralt editor. Barcelona 1955. 320 páginas + 1 hoja; Vassallo de Mumbert editor. Madrid 1981. 339 páginas; Librería Hispania. Málaga 2011. 314 páginas).

   Antonio Maciá Serrano nació en Elche en 1910. Murió en 1985. Fue un militar de Infantería, combatió en la Guerra Civil y desde capitán estuvo ligado a La Legión aunque también pasó por otros destinos. En 1970 ascendió a general subinspector de La Legión. Fue un hombre aficionado a la escritura, autor de muchos artículos y de novelas como Las novelas de la Calahorra (1946) o Sombra en las manos (1968). Su pasión legionaria se reflejó, entre otros escritos, en un libro de poesía Romancero legionario (1940) y, sobre todo, en la novela La Legión desnuda (1955).

   La legión desnuda es una novela peculiar que ha sobrevivido (no hay más que ver las ediciones que lleva) más que por sus cualidades literarias por expresar como ninguna otra el espíritu legionario. Y lo hace de manera que le gusta al que lo ha sentido o es un apasionado de este cuerpo. La novela se publicó en 1955 pero narra los acontecimientos primeros de este cuerpo en 1921, hasta la pacificación en 1927. En la primera parte, encontramos los hechos desarrollados en Dar Riffien y en los aledaños de Xauen y Tazarut. Cuando iban a entrar en este lugar, sede de la pequeña corte de El Raisuni, acontece el desastre de Annual y dos de las tres banderas legionarias emprenden una marcha de cien kilómetros en dos días para llegar a Ceuta y embarcar a Melilla.

   Maciá alude al combate y la manera de emprenderlo el Tercio: Desde que se crea la Legión y combate, cada sierra, arroyo o poblado se une íntimamente a la fibra legionaria; todo es a sangre y a fuego… España renace en África sencillamente porque antes del Tercio lo de Marruecos era “empresa”, compromiso; la Legión le dio color de gesta, lo cambió en una auténtica aventura de poesía que sangraba (página 135 de la 1ª edición). Pero es también una novela de legionarios y de ambiente de cuartel. El autor pretende mostrar el material humano de los Tercios. Los hombres que llegaban sin que nadie les pidiera documentación, que trataban de olvidar o de redimirse, que combatían fieramente hasta la muerte, que hacían del compañerismo una misión y volvían como hombres nuevos. Es un canto a las virtudes castrenses y al espíritu de lucha, al valor humano de lo militar. Con este propósito, es lógico que no se encuentren los aspectos más sanguinarios o escabrosos de La Legión; ni la crueldad con el enemigo ni el abuso con el amigo.

   En la segunda parte, la novela es más bélica aún.  El autor, que no vivió los hechos pero conoció testigos de los mismos, narra las primeras acciones heroicas de los legionarios: Casabona, el blocao de la muerte, la reconquista de Nador… En esta parte la novela es muy realista y posiblemente su éxito se deba a la fidelidad de la narración a lo acontecido, a la manera de luchar de esos primeros días. Dice: Así fue lo de Casabona. Más sal que táctica, menos sustancia que arrojo. Un combate rudo y empeñado de diez horas, en que la Legión se supo sacrificar, para que en tanto se realizaran las órdenes del mando (página 150). O: La Legión ya era un estilo (página 171).

   Asegurado el perímetro de Melilla, las banderas vuelven a la zona de Ceuta. El combate es lo primordial. El credo legionario se practica en cada acción y el libro se convierte en un canto al heroísmo militar, al espíritu legionario y al desprendimiento, incluso de la vida. La muerte, novia, amiga y compañera, hacía suyos a los legionarios. No se arredraron por ello y su signo los hizo más bravos (página 208). Estas páginas hay que situarlas en 1921 y en unos episodios de lucha a muerte, de combate continuo y de supervivencia. Y hay que situarlas, si se quieren comprender bien, en el ideario de unos regimientos de choque que estaban siempre en primera línea y que sufrían más bajas que otros. Fuerzas de voluntarios. El autor es un convencido de los valores legionarios que convierten a hombres sin destino en auténticos héroes, en sacrificados peones de la sociedad. Por esto, la novela sigue siendo una novela de culto para los que comparten estos ideales y en un ejemplo de un tipo de literatura militar, de campaña y cuartel, que no abunda en España.

   Es una novela cruda en los episodios sangrientos. Curiosamente, con muy pocas referencias al enemigo. Y sin ahorro en heridos y muertos.
   En la tercera parte, una vez alcanzados los últimos reductos de la resistencia rifeña, la novela se vuelve más melodramática y cae en la tentación del amor casi imposible.




No hay comentarios:

Publicar un comentario