viernes, 11 de agosto de 2017

NOVELAS DE CEUTA (4). NOVELAS DEL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS (4): LAS AVENTURAS DE PEPE EL DE CEUTA y EL CAPITÁN INTERVENTOR de ENRIQUE HIDALGO GÓMEZ.

HIDALGO GÓMEZ, Enrique: Las aventuras de Pepe el de Ceuta (Ciudad Autónoma. Archivo Central. Ceuta 2002. 261 páginas).
-          El capitán interventor. Marruecos español 1945 (Aljaima. Málaga 2003. 256 páginas).
   Enrique Gómez Hidalgo, de familia ceutí, nació en Larache donde pasó muchos años de su vida en Larache, como funcionario encargado de los bienes que el Estado español mantenía en Marruecos. Por tanto, conoce bien las dos ciudades y la vida en ellas. De Ceuta habla poco, algunas pinceladas de la vida en la ciudad y presidio a finales del siglo XIX. En realidad, hay muy poca literatura sobre Ceuta.  

    En Pepe el de Ceuta, el protagonista se traslada a Larache de manera casi involuntaria, por puro azar. Lo que hace que la novela se convierte en el relato de Larache, de su historia, su crecimiento y la vida de los primeros españoles que llegaron a la ciudad, sobre todo a partir de que las tropas españolas la tomaran en 1911. Esas historias familiares de luchadores anónimos, algunas de las cuales las cuenta Manuel Gago Alario en su libro Pioneros de Larache (2014), son el sustrato del libro. En este aspecto, Las aventuras de Pepe el de Ceuta es un antecedente de La ciudad del Lucus de Cazorla Prieto (http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/2013/04/novelas-de-luis-maria-cazorla-prieto.html).
 Ceuta: cuartel de El Serrallo
   Las aventuras de Pepe el de Ceuta es una novela crónica de una etapa del protectorado. El autor es cronista de unos hechos en los que se vale del personaje. Relata con un lenguaje sin pasiones, a veces administrativo, los primeros tiempos de la ocupación española de Larache, la inevitable confrontación entre El Raisuni y el coronel Fernández Silvestre, y el modo de vida de los primeros españoles que se establecieron en la ciudad. Las incomodidades, los sacrificios, las tragedias de la población anónima. Y las relaciones con los habitantes del país, en las que el autor se detiene con varios episodios en los que trata de encerrar la situación de poder, desorden y dominio del momento cuando se iba a producir el enfrentamiento entre dos poderes.

    El autor no es un novelista distanciado de la historia, sino que toma partido. Frente a algunos autores que piensan que el acuerdo con El Raisuni hubiera supuesto la paz en la parte occidental del Protectorado español, otros opinan que la personalidad del caudillo marroquí haría que el pacto quedara en papel mojado enseguida. Por eso Hidalgo nos muestra  a un líder carismático pero arbitrario, cruel y déspota. Y una región sometida al abuso, la inseguridad y la crueldad de castigos. Frente a esto, la llegada de europeos hizo que se abrigara la esperanza del orden y la seguridad. Y en esto consiste la moraleja de la novela que termina con un capítulo que nos narra las peripecias de Pepe como prisionero esclavizado. Y ese mismo ambiente es el que da paso a la segunda novela.

    El final de la primera novela nos parece un poco forzado, como terminado con prisas y sin extenderse en las circunstancias, a pesar de ser un libro con exceso de minucias. Pero este final suspendido quizás tenga que ver con el proyecto del autor en escribir la segunda novela –El capitán interventor- en la que reconoce (en la contraportada) que es la continuación de la primera. Y que se trata de un relato ameno en el que se descubre mucho de lo que el autor vivió y presenció en su vida en Marruecos, formas de vida y de relación. Tal vez peca de exceso de descripciones de viviendas y de comidas y tés que resultan reiterativas y prescindibles, abundante en detalles que no añaden nada a la acción. El relato deriva por caminos etnográficos. Por lo demás, es un ejercicio de recuerdos (como la primera), escrito con sencillez y con honradez.

   Hidalgo mantiene una tesis personal, la manera en la que él vivió en Marruecos antes y después de la independencia, en la que resalta los valores de la cooperación y la convivencia normal entre españoles y marroquíes. El capitán interventor, en esta línea, es la indagación sobre un español desaparecido en la guerra y otro convertido voluntariamente al Islam. Visto con normalidad dentro de una pequeña comunidad marroquí. Un canto a los habitantes de las cabilas y a los interventores españoles que compartieron con ellos los días de aquella época.


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