lunes, 15 de febrero de 2021

NOVELAS DEL DESASTRE DE ANNUAL (27): EL LEÓN DORMIDO de MARIAN IZAGUIRRE.

 

IZAGUIRRE, Marian: El león dormido (Algaida. Sevilla 2005. 382 páginas; Algaida Eco. Sevilla 2010. 414 páginas; Lumen. Barcelona 2015.407 páginas; Debolsillo. Barcelona 2016. 406 páginas).

 

   En este año se cumple el siglo del llamado Desastre de Annual, punto álgido negativo en la posesión del territorio rifeño iniciada muchos años antes. Por tanto, es previsible que aparezcan artículos, libros, documentales, etc., sobre este acontecimiento que interesa todavía. Para muchos españoles es un hecho olvidado del que no saben nada. Incluso pudiera ser que no quisieran saber nada. Pero tuvo una importancia crucial en la España del siglo XX, marcó la crisis de la Restauración y allanó el camino a la II República, previo paso por la Dictadura de Primo de Rivera.



   Tal vez el más madrugador el conmemorar el aniversario en forma de libro haya sido Gerardo Muñoz Lorente con su reciente obra El desastre de Annual (Almuzara. Córdoba 2021), autor de una novela sobre Melilla ya comentada http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/search/label/Mu%C3%B1oz%20Lorente

 



    Una de las novelas recientes – a pesar de tener más de diez años- que mejor resume los hechos es El león dormido de Marian Izaguirre, que ganó el premio Ciudad de Salamanca.  Es una escritora bilbaína de solvencia cuyos títulos se cuentan por premios. Autora de La vída elíptica (1991), Para toda la vida (1991), El ópalo y la serpiente (1996), Nadie es la patria, ni siquiera el tiempo (1999), La parte de los ángeles (2011), La Bolivia (2003), La parte de los ángeles (2011), La vida cuando era nuestra (2013), Los pasos que nos separan (2014) o Cuando aparecen los hombres (2017). Ha ganado, por ahora, los premios Sésamo, Ana María Matute, Andalucía, Caja España, Salvador García Aguilar y Ateneo-Ciudad de Valladolid.




   El león dormido es una buena novela por muchas razones, pero es –por ceñirnos al tema del blog- una buena novela sobre la guerra de Marruecos. Supongo que a la autora, al interesarse por el argumento, se le planteó el dilema de cómo abordar el desastre de Annual con originalidad. Ya había muchas novelas escritas sobre los acontecimientos, pero el tema no estaba agotado. Por tanto debería darle un enfoque nuevo o, por lo menos, distinto. Y organiza su narración en tres planos diferentes,

   En primer lugar, plantea una indagación periodística sobre los hechos. Esto es un recurso muy utilizado, pero es una buena manera de enlazar pasado y presente de manera creíble; una forma de hacer entrar al lector actual en lo pretérito. Las peripecias del periodista que es llamado por la protagonista para contar su historia son, bien medida la eficacia por Izaguirre, la parte menos importante del libro.



   En segundo lugar, deja como un sustrato general en la novela la historia del derrumbamiento de la Comandancia de Melilla en 1921 y la posterior reconquista. Y lo hace con habilidad porque cuenta las cosas sin romper el ritmo del relato, con conocimiento exhaustivo de lo que ocurrió y del lugar, y sin caer en la novela-reportaje.  Demuestra un buen conocimiento de los hechos y los lugares, una comprensión de la historia. Reproduce los episodios, los sitúa correctamente en la geografía, conoce a los protagonistas. Hay un detalle que rompe esa fidelidad, que es llamar Policía Nativa a lo que fue la Policía Indígena; tal vez una concesión a la corrección política aunque no pone la misma objeción al hablar del Hospital Indígena de Melilla (página 202). Indígena es un término al que hoy damos carácter peyorativo y preferimos hablar de nativo, pero los nombres de las instituciones o de los cuerpos militares deberían consignarse tal cual fueron.

   Y, en tercer lugar, está la historia principal, la historia de la protagonista. La autora ha preferido ofrecer una visión del Desastre de Annual desde dos ángulos. Uno, más objetivo, en que la narradora introduce los hechos y el periodista, en menor medida, los corrobora. Pero lo importante de la novela es la visión de la protagonista, mestiza de madre bereber rifeña y padre español, que es víctima cuando desde Melilla acudió al teatro de los hechos y es tomada como prisionera. Es el elemento de originalidad de un suceso muchas veces contado. Añade el punto de vista femenino que, además, une las dos  sangres combatientes. Una mujer con una vida trágica, dura. Lucía habla en la novela de su existencia con credibilidad, sin artificios imaginativos, es una historia con mucha fuerza emotiva y calidad narrativa.

   Izaguirre tiene la virtud de enriquecer su narración con nuevos hechos y personajes, bien llevados a la acción, que impide que la atención del lector decaiga. Y culmina con un final en la época actual, que descubre los misterios del relato, y que mantiene la atención hasta la última página aunque dando un giro rocambolesco. Creo que El león dormido es una buena lectura para recordar el centenario de la tragedia española en el Rif.

 

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