jueves, 5 de abril de 2018

ESCRITORES GUINEANOS Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA (3): LA CARGA de JUAN TOMÁS ÁVILA LAUREL


ÁVILA LAUREL, Juan Tomás: La carga (Palmart/Cooperación Española/Centro Cultural Hispano-Guineano. Valencia 1999. 79 páginas).

   Ávila Laurel es ya uno de los escritores guineanoecuatoriales más importantes. Tiene una producción amplia y ha sido traducido a varios idiomas. Nació en Malabo en 1966, dos años antes de la independencia, y vive en España. Empezó publicando en ediciones modestas del Centro Cultural Hispano-Guineano de su ciudad natal, que fue el germen de algunos de los escritores del país. Primero poesía: Poemas. Ramblas (1994), Historia íntima de la humanidad (1999) y teatro: Pretérito imperfecto (1991) y otras. Se inicia con el relato con Rusia se va a Asamse (1998) y con otras obras posteriores de mayor madurez: Avión de ricos, ladrón de ceros (2009), Arde el monte de noche (2009), etc. Y cultivó el ensayo en El derecho de pernada (2000) o Guinea Ecuatorial: Vísceras (2006). Se le puede seguir en su blog http://www.fronterad.com/?q=blog/18  Y, para conocer mejor su vida y obra:  http://www.guineanos.org/index.htm

   La novela colonial está llena de mitos coloniales y mitos anticoloniales. Es lógico porque son los símbolos en los que se sustentan los argumentos según el proyecto intelectual y estético del autor. Estos arquetipos no responden a creencias exactas sino que se trata de recursos sobre los que desarrollar un argumento. Ávila Laurel los usa aunque su novela no abunda en esto. La simpleza del relato del buen colonizador queda sintetizado así: Siempre se creyó que la vida de un blanco en tierras africanas se sujetaba al patrón descrito y pregonado por los curas y maestros de la primera época de las incursiones coloniales: trabajo, casa, misa de los domingos y festivos, y algún paseo por campos y playas, pero mientras abrimos los ojos nos vamos dando cuenta de que las diferentes maneras en que las circunstancias del mundo influían en aquella, forjaban su carácter y hasta muchas veces los despojaban de este aire de seres distintos con que siempre los han visto los nativos (página 14). Queda claro que el colono se engrandece en la colonia, que un peninsular podía llegar a ocupar un estatus alto en Guinea. Pero no rehúye la imagen del guineano sumiso: …bastaba en aquella época ser visitado o saludado en público por tan alta autoridad para sentirse protegido, amado y valorado. Una mano que se va, otra que se extiende para gestar una amistad privilegiada, aunque siempre hay voces que afirman que la pobreza nunca se casará con la abundancia (página 34). Los escritores africanos, al trabajar los relatos con caracteres generales pueden caer en un vicio muy comercial que es  construir novelas exóticas para el divertimento de lectores occidentales con ganas de descubrir paisajes originales.


   La carga es un relato fresco de la vida en Mbini (río Benito para los españoles) a principio de la década de los 40 del siglo XX. De la convivencia pacífica, aunque estratificada verticalmente, entre los europeos y los originarios del lugar. Los españoles siempre consideraron mejor a los pueblos playeros (usando la terminología colonial) que a los fang del interior. Las etnias de la franja litoral de Río Muni no sostuvieron guerras contra los colonizadores como hicieron los fang, posiblemente las sufrieran al igual que los españoles. En cambio, no fueron sometidos a la recluta forzosa, una de los episodios más denigrantes de la Guinea española. El fang fue el guineano menos querido por los españoles, al que consideraban mejor para el trabajo de bracero pero menos fiable.

   La novela es un relato cotidiano de la vida en el pequeño poblado. Los españoles que trataban de adaptarse como podían a la vida africana, sufriendo molestias hasta entonces desconocidas como las niguas. Y los guineanos que procuraban aprovechar las ventajas de la presencia española. Tiene humor, ironía sobre la reducida sociedad benita: Pero, ¿existía filosofía en Río Benito? Si comer, beber y trabajar para que los niños tengan un buen futuro es la esencia o la razón de ser de la filosofía, nadie puede dudar de que los habitantes de este lugar ejercían tan alto saber  (página 50). Una sociedad de las pequeñas cosas cotidianas, de la lucha por la existencia. Una novela sin un argumento principal claro, pequeñas historias que se cruzan para dar una imagen  global: … si los escritores no dispusieran del libre albedrío para circular libremente por la senda de la creación literaria (página 55). Y que termina con un sustancioso diálogo entre españoles sobre la idea común de colonización y la razón de la presencia española, resumida en una frase: Venimos principalmente porque ya no queda nada sin dueño en Europa y lo que hay aquí, aunque es de estos negros, todavía podemos cogerlo sin que ellos se den cuenta y se enfaden. Así las cosas, lo menos que podemos hacer es agradecer que todavía son ciegos; por eso, no entenderé nunca como os asquea su ignorancia cuando es gracias a ella que os llaman señor y jefe (página 75).





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