domingo, 2 de marzo de 2025

NOVELAS DEL FIN DEL SAHARA ESPAÑOL (8): MORIR POR EL SAHARA de JULIÁN DELGADO.

 

DELGADO, Julián: Morir por el Sahara (Sepha. Málaga 2009. 321 páginas).

 

   Julián Delgado escribió una novela en la que hay que distinguir dos aspectos y dos narraciones unidas en un intento de hacer ficción sobre los hechos reales y dar forma de novela en vez de ensayo a un relato que, seguramente, tiene mucho de experiencia personal. Esta voluntad narrativa afecta al la estructura de novela y hace, que en ocasiones, pierda el ritmo de la intriga. El autor es militar y estuvo en el Sahara desde 1957 a 1966, lo que le da un conocimiento de primera mano del territorio y sus gentes. Pasó luego a la Policía Urbana de Barcelona, estudió Psicología y Derecho y evolucionó personalmente hasta desembocar en la UMD. Estos datos hacen que el personaje principal de Morir por el Sahara, tenga algunos puntos en común con el autor.



   La novela nos cuenta los últimos tiempos del Sahara español en primera persona. El narrador es un militar -Gerardo Alburquerque- destinado en el territorio en labores del información. Los tiempos eran confusos. Lo que fue un lugar de total tranquilidad se estaba enrareciendo. La ONU exigió una descolonización rápida, ignorando los problemas que causaría la ausencia de una transición suficiente. Apareció un movimiento independentista que no renunció a la violencia, el POLISARIO, financiando por Argelia y Libia. Marruecos resucitó su política de Gran Magreb, apoyado por Francia y Estados Unidos que no querían un país de influencia comunista en el Atlántico y España, al menos en un primer momento, estaba dispuesta a obedecer a la ONU y conceder la independencia a lo que ya era provincia tras un referéndum.

   Cuando el protagonista llega al Sahara se va dando cuenta de que nada era lo que parecía. En este punto, el autor opta por darle mayor aire de ficción mezclando la política con las aventuras amorosas. Por cierto, pobres mujeres las que amaban a Gerardo ya que acababan todas en la tragedia. Es en ese punto donde el libro pierde unidad porque la extensión de lo privado es excesiva.



La parte en que la novela se convierte en documento es mucho más interesante. Es notorio que cae en algunos errores en cuando a detalles sobre la vida en la ciudad y la política colonial, pero la intención del autor es mostrar la transformación del militar del ejército franquista, obediente, cumplidor con el mando que nunca se cuestionaba la política de Franco, hacia un sujeto consciente de que la manera de gobernar España estaba caducando y era necesario un cambio. Gerardo se da cuenta de que no es el único que ve la situación así y que, incluso entre los compañeros de armas, se está produciendo un cambio en la mentalidad del ciudadano medio. Esto no es el tema principal, que es el Sahara, pero ayuda a entender que la situación de la colonia/provincia también debe cambiar. Ese camino de transformación es ayudado por el juego político internacional y nacional que ha convertido en farsa lo que iba a ser una empresa importante. Mientras de cara a la galería se expresaban fórmulas de compromiso con la independencia, de apoyo al pueblo saharaui  y de defensa de la posición de España en el territorio, en los entresijos del poder se negociaba una cosa muy distinta: la entrega del Sahara español a Marruecos. Algo que, con el tiempo, ha quedado como verdad incuestionable. La novela se adentra en esos nebulosos campos.

   A finales de 1975 Franco agonizaba. Era el único que podían haber dado la orden de mantener el Sahara aun a costa de usar las armas. El gobierno de Arias Navarro era débil y sin objetivos claros. Los políticos nacionales estaban tratando de buscar su camino en la nueva situación. Se había pactado con el rey Hassan, con USA, con Francia, la entrega del Sahara y la salida vergonzosa. Algunos lo vieron como inevitable, entre ellos algunos ministros a sueldo del rey de Marruecos, otros (como los militares del Alto Estado Mayor) trataban de impedir una guerra que no sabían como manejar aunque fueran militares profesionales (algunos veteranos de la Guerra Civil). La decepción de los profesionales que, desde El Aaiún y otras posiciones, estaban dispuestos a mantener el tipo y el honor, cumplir con los acuerdos de Naciones Unidas sobre descolonización y mantener el apoyo al pueblo que se administró, sufrieron la terrible decepción que es el contenido, y moraleja, de esta interesante novela. Un cambio de posicionamiento en el poder que luego harán los socialistas. Trampas que se resumen en un diálogo:

   - Alguien será víctima de los engaños, mentiras, trampas y traiciones que convengan a las personas que rigen este régimen que agoniza. Incluso el dinero servirá para que los que hoy piensan de una manera, mañana lo hagan de la forma contraria, porque aquí está a punto de sonar el grito de sálvese quien pueda (página 196).

   Es la novela de la decepción de los idealistas ante la conformidad y cobardía de los que tratan de aprovechar los momentos sin que los frenen los valores y el compromiso. Escribe Delgado: Los hombres nos forjamos de acuerdo con el mundo que creamos. En el mundo de hoy buscamos sacar el mayor provecho de las circunstancias que se nos presentan, nuestro valor está en función del precio que los demás ponen a nuestros servicios.... Nuestro triunfo está sujeto al parecer de los otros, por lo tanto hay que ponerse donde más caliente el sol (página 266).

 

 

 

 

 

 

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