MARTÍNEZ-HIDALGO, José María:
Niebla en el estrecho (Barcelona 1951. Editorial Juventud. 222 páginas).
VELA JIMÉNEZ, Manuel: Los
dineros del diablo (Barcelona 1958. Editorial AHR. 231 páginas).
ONIEVA, Antonio J.: Un aventurero en Tánger
(Madrid 1962. Ediciones EGO. Colección Volad de aventuras. 78 páginas).
MARCOS, Eduardo: Sujeto
peligroso en Tánger (Barcelona 1958. Ediciones Domingo Savio. Colección
Ardilla nº 80. 80 páginas).
Tánger fue un experimento político, una situación extraña motivada por
intereses geopolíticos. Al no querer las potencias que España, Francia o el Reino
Unido tuvieran la llave completa de las dos orillas del Mediterráneo
occidental, se acudió al expediente de crear una zona internacional en la que
varios países compartían, de manera desigual, la administración siendo España y
Francia las que se llevaron la mayor parte. Esta forma de soberanía compartida
generó una legislación extraña, entre puerto franco y paraíso fiscal, que llamó
a toda suerte de contrabandistas, aventureros, financieros de fortuna, espías,
vividores o bohemios. De aquí surgió una vida económica fácil y rica, basada
más en la especulación que en otra cosa. Y un ambiente de lujo producido por el
flujo de divisas. Pero también atrajo al hampa de todo el mundo que pronto
vieron las posibilidades de lucro que presentaba la ciudad. Esta situación
social caracterizada por una gran tolerancia también atrajo a escritores de
todo el mundo y por allí desfilaron Truman Capote, Tennesee Willians, Jean
Genet, William Burroughs, Paul Bowles, Paul Morand, etc. Y el asunto novelesco
también fue aprovechado, con mejor o peor fortuna, por algunos españoles. Entre
ellos los que entendieron que se podía construir una historia de aventuras.
El ambiente, personajes y situaciones que podían ser novelescas fueron
aprovechados con desigual resultado. Algunas novelas se refieren a Tánger de
pasada, como una manera de enriquecer el relato que transcurre por otros
derroteros. Otras se centran de lleno en el universo de la ciudad. En general,
como es norma en la novela colonial española, los resultados no son
extraordinarios y sólo en algunos casos contados se puede entrever el reflejo
de lo que fue la sociedad tangerina. No obstante, vamos a dar una repaso somero
a lo que se escribió.
Antonio J. Onieva (1886-1977) era un navarro dedicado a la enseñanza.
Estudió magisterio y Derecho y ejerció de inspector de enseñanza primaria en
Asturias. Su vocación literaria se traduce en un considerable número de libros
sobre historia, biografías, ensayos y, al menos, cinco novelas. Fue el primer
director de La Voz de Asturias.
Militó en el republicanismo reformista de Melquiades Álvarez pero en la Guerra
Civil optó por el bando franquista. Un buen día, quizás por la atracción de los
buenos sueldos, se fue al Protectorado de Marruecos y continuó allí su carrera
administrativa, llevando asuntos relacionados con el turismo. Fue Director
General de Prensa, Radio y Propaganda del protectorado. Es autor de una notable
guía turística sobre la zona y de otros libros de viajes.
De su paso por Marruecos, como a tantos otros con sensibilidad
literaria, le quedó el gusto por escribir sus impresiones y le dio salida en
forma de novela. Un aventurero en Tánger se publicó después de la independencia
del país y trata de dibujar, con ironía, el ambiente de la ciudad donde todo
era posible y donde todo se conseguía con buenas o malas artes. Aquí no
prospera más que lo falso (página 52). La novela carece de una intriga
atrayente, es más una sucesión de páginas en las que desfilan seres pintorescos
y situaciones curiosas desde la lente del autor. Es una parábola de la mentira
triunfante con moraleja.
De curiosidad podemos calificar a la novelita Sujeto peligroso en
Tánger de Eduardo Marcos (posiblemente un seudónimo nutricio de Luis
Carandell). Se publicó en la colección Ardilla y eran lecturas de veinte
minutos pero de popularidad entre los jóvenes, auspiciadas por los salesianos.
Sólo una parte se desarrolla en la ciudad internacional, en una trama de lucha
entre bandas mafiosas y con el contrabando de fondo.
Hay dos novelas, en esta primera selección de aventuras tangerinas, de
mayor entidad. Y mejor trazadas. José María Martínez Hidalgo (1913-2005) fue un
marino –primero mercante y después militar- asturiano afincado en Barcelona
donde dirigió el Museo Marítimo. Escribió algunos libros de asunto náutico
alguno dedicado a Lepanto o las carabelas de Colón, diccionarios o
enciclopedias marítimas. También se atrevió con la novela, aunque siempre
ambientada en el mar, como la que nos ocupa o Farruquita (1953). Niebla
en el estrecho conjuga la pasión náutica con el atrayente mundo del
contrabando en el estrecho de Gibraltar. Es, ante todo, una esta novela
marinera, un canto al hombre de mar y al barco de vela. Las referencias a
Tánger son pocas, esporádicas y circunstanciales, por lo que no entra de lleno
en la materia de este blog aunque merece la mención.
Vela Jiménez fue escritor y periodista. A veces firmaba en El
Noticiero Universal de Barcelona. De tendencia falangista, estaba próximo a
Luys Santa Marina y se acercó a la novela en varias ocasiones. Los dineros
del diablo es una novela casi negra sobre los bajos fondos tangerinos, el
ambiente del contrabando y la lucha por la supervivencia de personajes de varia
calaña llegados de cualquier parte del mundo que se juntan con los marroquíes
atraídos por el dinero fácil que les proporcionaría comodidad y seguridad. Vela
escribe con rapidez las distintas escenas. Le preocupa más describir un ambiente
de corrupción que detenerse en aventuras y conflictos. Son más interesantes los
personajes que la historia. La novela se lee bien, con facilidad, pero lo único
verdaderamente original –al menos en la novela española de la época- era el
escenario colonial. El tiempo transcurre entre las dos orillas, los arrabales
de La Línea y las gentes de Gibraltar. La mala vida como camino hacia la buena
vida. Los que no tienen nada que perder y se arriesgan. Tánger tiene muchos
caminos. Todavía con valor, con ese valor tan simple de jugarte la vida a cara
o cruz, puede hacerte rico (página 89). Es una novela de perdedores, de
desarraigados que comprenden que también en el delito hay escalas y rangos pero
a los que, al menos lo piensan con fatalismo, no les quedaba otro camino. Mejor
novela que las otras citadas, sirve de muestra de un aspecto de la compleja
sociedad tangerina de la etapa colonial.
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