BERENGUER:
Juan: Melilla la codiciada: los buscadores del pan. (Imprenta de Zoila Ascasíbar. Madrid
1930. 294 páginas. Portada de José María Burgos; Ciudad Autónoma. Melilla 1989
(2ª edición 1997. 255 páginas y cuadernillo fotográfico. Apunte biográfico de
Aida y José Berenguer Díaz. Notas introductorias de Francisco Saro Gandarillas.
Estudio preliminar y edición de Vicente Moga Romero).
CARCAÑO
MÁS, Francisco: La hija de
Marte (Renacimiento. Málaga 1930.311 páginas. Prólogo de José María Acosta;
Biblioteca Pública. Melilla 1988. LXXXVIII + 298 páginas. Edición de Vicente
Moga Romero y notas introductorias de Francisco Saro Gandarillas; La Biblioteca
de Melilla. Ciudad Autónoma. Melilla 1997. 349 páginas. Edición de Vicente Moga
Romero. Notas introductorias de Francisco Saro Gandarillas)
Hay una épica colonial civil muy al gusto de
determinados novelistas franceses en Argelia. Se trata de ensalzar el esfuerzo
de los primeros colonos que llegaron a explotar las tierras o abrir pequeños
comercios o industrias artesanales. Los novelistas consideran a éstos
expatriados como el germen del desarrollo colonial, el sentido verdadero de la
aventura colonial y el resumen de la puesta en valor del territorio. Claro
ejemplo de estos son Les colons (1907) y Les algérianistes (1911)
de Robert Randau, Le miracle de la race (1914) de Marius-Ary Leblond o Le roman de la conquête (1930) de Louis
Bertarnd. Pues bien, en las novelas que comentamos a continuación hay un
espíritu parecido aunque no profundizan mucho en este sentimiento.
Juan Berenguer Rodríguez fue un maestro y periodista
nacido en Córdoba en 1899 y muerto en Badajoz en 1936. Había estudiado
Magisterio en la ciudad extremeña y allí publicó Flores Perversas
(1919). Pero se dedicó al periodismo en Melilla –a donde llegó como tantos
otros para hacer el servicio militar-, Madrid o Badajoz. Más tarde una crónica
de la guerra: El camino de Alhucemas (Melilla 1923). Su
sensibilidad social le llevó a publicar El ejército es el pueblo, nuestras
glorias por los campos de África (Melilla 1925?). Al iniciarse la guerra
civil, fue apresado en Sevilla, donde ejercía de maestro, y fusilado. Una
muerte absurda de las tantas que hubo. No había militado en ningún partido, y a
pesar de sus simpatías izquierdistas, tampoco tuvo una especial significación
en el conflicto. En 1930 publicó Melilla la codiciada, un fresco de la
ciudad en 1921, en plena campaña guerrera que culminaría con la rota de Annual,
la época en la que la ciudad hispanoafricana seguí su expansión iniciada en
1909. Allí llegaban los buscadores del pan, gente de toda ralea que trataban de
ganarse la vida según su criterio, unos honrados y otros no. Y llegaban algunos
padres que buscaban a los hijos desaparecidos en el frente. Este panorama da
una imagen de primera mano y bastante cercana a la realidad de lo que fue la
vida en la localidad.
En la novela se refiere a los dos caminos. La
vida de los esforzados y honrados trabajadores que ven culminada con éxito la
empresa y el mundo sucio de los vividores, de la corrupción y el ventajismo que
parece imponerse sobre los otros. La moraleja del autor está clara y la crítica
a la España que permití injusticias sin fin también. La novela es desigual, las
diferentes intrigas se mezclan con desigual fortuna. Algunos personajes
aparecen muy bien dibujados, otros sólo son bocetos. Nos falta también conocer
las claves de algunos de esos personajes y de alguna de las situaciones que,
sin duda, están basadas más o menos aproximadas en hechos que sucedieron.
Francisco Carcaño Mas fue un militar nacido
en Torrevieja en 1886 y muerto al empezar la Guerra Civil en Mahón a manos de
los republicanos. Durante algún tiempo, como correspondía a los militares de la
época, tuvo destino en Marruecos y conoció la ciudad de Melilla tanto por su
profesión y destino como por ser la ciudad de residencia familiar. Le gustaba
escribir y colaboraba en El Telegrama del Rif, además de publicar algún
ensayo colonialista como Labor civilizadora de España en Marruecos: medios
de fomentar el turismo en las poblaciones del norte de África (Melilla
1929). Las crónicas Melilla: Rifeñerías (1920) y Las plazas menores
de África (1921). Y obras de ficción de modesta calidad literaria tales
como las novelas cortas Hieles heroicas e Intacta (ambas de Melilla
1926) o la comedia Proyectos de bodas (Melilla 1928) y, sobre todo, la
novela La hija de Marte (Málaga 1930). Ésta última no es una gran
novela, se trata más bien de apuntes costumbristas sobre la ciudad que se
expandía y albergaba a gentes de aluvión, singulares, diversas. Un relato
ensimismado en el que el protagonista discurre con monotonía y cotidianeidad
hasta un exagerado secuestro que pone esta novela en relación con los exotistas
del siglo XIX. Las notas sobre la vida en la ciudad, que no son muchas, es lo
más interesante ya que los personajes son estereotipos dibujados con poca
profundidad.
Francisco Carcaño Más
Ambas novelas tuvieron ediciones en los años
ochenta y noventa del siglo XX en Melilla con nuevas aportaciones de Moga
Romero y Saro Gandarillas que son autores solventes y garantizados tratándose
de historia de la ciudad.
Interesante, gracias por las reseñas.
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