POLO BARBERO, José: El
pequeño Tarzán (el niño mono). Extraordinarias aventuras de un boy-scout en la
Guinea Española. (12 cuadernillos de 8 páginas cada uno. Editorial Sanxo. Imprenta
Layetana. Barcelona hacia 1930. Ilustraciones de Alberto Mestre Moragas).
La novela popular por entregas tuvo mucho éxito en España al igual que
en otros países. Dentro de este género había diferentes calidades. Algunas
novelas tenían una buena técnica narrativa y un gran conocimiento de los
lugares y hechos que describía, otras no. Eran, en gran medida, herederas del
folletín y de la novela histórica post romántica. El interés del lector se
mantenía, de una semana a otra, dejando cada capítulo en una situación
arriesgada, peligrosa o difícil que luego se resolvía con sencillez. Dentro de
este pulp hispano hubo, como ya vimos en otra entrada, un buen número de
publicaciones dedicadas a Marruecos y las guerras contra los moros. Pero
también hay un ejemplo de contenido guineano.
Las aventuras del pequeño Tarzán fue una serie de novelas por entregas
que tenía todas las características del género: Portadas llamativas que
llamaban la atención del lector y aventuras inverosímiles pero llenas de
emoción para un lector ingenuo y de escasa formación. Las editaba Sanxo en Barcelona,
editorial dedicada a esta materia y que se ha convertido ya en un clásico de la
literatura popular en España. La serie comprendió varias aventuras (La India,
Far West, Marruecos, África…) de pocas páginas y muchos hechos.
El autor no se paraba nunca a explicar que hacía un menor viajando solo por el mundo, ni cómo
llegaba a situaciones irreales, ni siquiera cómo podía salir de ellas sin
resultar increíbles. Era la manera de contar que gustaba y eso era suficiente.
En fin, una curiosidad.
Parece mentira que un país tan pequeño y lejano, haya dado tanto texto y su imagen venga reflejada en cientos de libros. Curioso también que muchos de los escritores que relatan la vida, y las costumbres de aquellas tierras, nunca hayan estado en las mismas y crítico resulta que estos, tienen mejor aceptación en el mercado que los libros escritos por personas que han vivido en Guinea. De lo que se deduce que la mentira tiene mejor aceptación que la verdad.
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