BENTATA SABAH, Jacobo: El
juglar de los zocos (Madrid 1930. Compañía Iberoamericana de Publicaciones.
225 páginas y 3 hojas. Ilustraciones; La Cala del Moral, Málaga 2010. Editorial
Aljaima. 113 páginas)
RODA GARRIDO, Enrique de y
HASSAN ESCURI, Ahmed el: Cuentos marroquíes. (Larache 1941.
Gráficas Boscá. 64 páginas y texto árabe. Ilustraciones de Bertuchi).
MARTÍN DE LA ESCALERA, Carmen:
Fatma. Cuentos de las mujeres marroquíes (Madrid 1945. Instituto de Estudios
Políticos. Publicaciones África. 250 páginas + 2 hojas. Prólogo de Tomás García
Figueras. Ilustraciones de Bertuchi).
BENARROCH PINTO, Isaac: El
indiano, el kadí y la luna (Tetuán 1955. Editora Marroquí. Instituto
General Franco de Investigaciones Hispano-Árabes. 200 páginas)
BACAICOA, Dora: Zohora
la negra y otros cuentos. (Tetuán 1955. Colección Manantial nº 1. 101
páginas + 3 hojas. Ilustraciones de Enrique Hierro).
Jacobo Bentata era un judío de
Tánger, animador de la vida cultural de la ciudad, fundador (con Alberto
España) y redactor de El Mogrebí y escritor ocasional. Había nacido en
1895 y publicó, además de sus artículos periodísticos, algún texto breve como
la conferencia Tánger y la política internacional (1932). Fue delegado
español en la Asamblea Legislativa de Tánger. Y presidió el Rotary tango en
Tánger como en Venezuela. Tras la independencia de Marruecos, como otros muchos
de la comunidad hebrea, emigró a Venezuela. En 1930 publicó en la gran
editorial CIAP su libro de cuentos El juglar de los zocos, un conjunto
de narraciones anecdóticas contadas con gracia en un estilo sencillo y
correcto. El libro llevaba unas buenas ilustraciones, es una pena que en esa
época se olvidaran los editores de los nombres de los dibujantes.
Jacobo Bentata
Ilustración del libro de Bentata
La Administración del protectorado organizó un concurso de cuentos para
conmemorar el Día del libro hispano-árabe de 1941. La publicación de los
relatos ganadores se hizo en una edición cuidada, con los imprescindibles
dibujos de Mariano Bertuchi. El texto premiado en español correspondía a
Enrique de Roda y se titulaba Ahmed. El cuento árabe lo firmaba Ahmed el Hassan Escuri y llevaba por nombre Taha.
Se publicaron los dos en español y árabe. La traducción al español de Taha
la hizo Carlos Quirós, director del Centro de Estudios Marroquíes.
Ahmed es una sencilla narración acerca de un pastor marroquí. De Roda
interpreta una escena de la vida rural de marruecos, tal vez escuchara esta
narración a algún habitante de la zona. Hassan Escuri, sin embargo, prefiere
escribir sobre la relación entre españoles y marroquíes, también en un ambiente
rural del Marruecos de la época. Comienza como una fábula del valor de los
libros y acaba en un canto a la rebelión militar de 1936.
Ilustración de Bertuchi para Ahmed
Carmen Martín de la Escalera era una africanista de estirpe cuya firma
era habitual en las revistas africanistas españolas de los años 40, 50 y 60 del
siglo XX, también en las que editaba el Instituto de Estudios Políticos con
personas como Cordero Torres, Gil Benumeya o Julio Cola Alberich. Publicó en
1956 Argelia y su destino, libro en el que analizaba la historia del
país y la perspectiva que se le abría. En 1945 hizo una aptortación a la
ficción con una colección de once cuentos reunidos en el libro Fatma. Era hija del ingeniero militar Federico Martín de la Escalera y de una aristócrata francesa. Estudió en colegios franceses. Habitante del Protectorado, conocedora de sus ciudades, pretendió huir de la
imagen folklórica, exotista o caricaturesca de la mujer musulmana para
adentrarse en la intimidad de las casas moras y tratar de comprender una manera
de vida. Esta intención de objetividad nunca se consigue porque el escritor
está imbuido en su formación y cultura occidental. Hay un cariño por el país,
pero no deja de ser una extranjera. En este caso, a la escritora le llaman la
atención algunos aspectos de la vida marroquí que son extraños –o, al menos,
muy diferentes- a la española. El cuento que inicia el libro (Fatma) es
un relato sobre la superstición, la magia de las adivinadoras. En El
juramento, nos muestra la forma de proceder de la justicia coránica. O la
minuciosa descripción de la vida doméstica en Un asunto de familia.
Cuidado libro de lectura sugerente que ha pasado, como tantos otros de esta
época y temática, al baúl de los recuerdos.
Isaac Benarroch Pinto fue un judío de Tetuán que, como tantos otros
sefarditas, acabó emigrando a Venezuela. En 1951 publicó su libro El
indiano, el kadí y la luna, un conjunto de tres narraciones de distinta
factura. Es un libro interesante, ameno y cuya lectura nos lleva a un modo de
vida perdido: el de los judíos en Marruecos.
Se compone de tres narraciones. La primera Indianos tetuaníes, es
una novela breve que comienza con la llegada de los españoles a Tetuán en 1860
y termina con la emigración del protagonista a Buenos Aires. Está llena de
referencias a la vida de la comunidad hebrea, a costumbres perdidas, a la
añoranza sefardí por lo español y apunta al camino que sería el que tomaron
muchos de los judíos marroquíes: la emigración a América. La segunda narración, ¡Sea yo el
decimoséptimo!, cambia la comunidad judía por la musulmana para narrar un
cuento fantástico sobre la justicia coránica y su modo de impartirla. Como en el cuento anterior, el autor
aprovecha para dar noticias folklóricas de las costumbres religiosas de la
ciudad, de las cofradías, de las peregrinaciones… Adorna el relato principal
con ilustraciones costumbristas. Abusa del adjetivo, tal vez, pero mantiene un
pulso de interés en la narración. El libro culmina con ¿Qué hace Dios con la
luna vieja cuando sale la nueva?, una breve leyenda. Benarroch ofrece un
homenaje al Marruecos antiguo, al que iba cambiando y el autor lo sabía y
quería dejar testimonio incluso de lo anterior a él. Hoy el libro ofrece una
lectura que va más allá de lo puramente literario. Y, en todo caso, es una
sentida evocación de lo pretérito.
Dora Bacaicoa fue una de las animadoras del ambiente literario español
en Tetuán, donde ejerció de bibliotecaria en los años 40 y 50 del pasado siglo.
Había nacido en Buenos Aires, niñas pasó a Madrid y enseguida a Tetuán. Estudio
Magisterio y Filosofía y Letras en Granada, Universidad a la que acudían los
estudiantes del Protectorado mayoritariamente. Era habitual en el suplemento
Ketama de poesía y literatura que dirigía Jacinto López Gorgé, que era también
el director de la colección que inaugura este libro y que se caracterizaba por
el mimo de edición.
Dora Bacaicoa
En Zohora la negra y otros cuentos la autora reúne ocho relatos
bien escritos, con un lenguaje poético, y despliega su visión de las gentes de
Marruecos, la vida que llevaban, las luchas femeninas en una sociedad que
marginaba a las mujeres, la ternura y la
crueldad, el amor y el odio, la vida y la muerte. La autora, al contrario que
muchos de los autores de la época, no impone su visión europea en la narración,
pretende ser sólo una observadora de la vida del país sin introducir moral ni
justicia. Está claro que cada escritor, por el solo hecho de elegir el tema, ya
está imponiendo un criterio pero, en este caso, la intención no parece ser
pedagógica sino simplemente realista. La autora se eleva sobre sus personajes,
no los dirige.
Ilustración de Zohora la negra
¿De cuantas páginas consta la novela de Taha traducida por Carlos Quirós?
ResponderEliminarGracias y saludos desde Tetuán.
Le ruego contestarme mediante esta dirección: achmobi@yahoo.es
Hola, de dónde sale la foto y la bio de Carmen M de la Escalera? Muchas gracias
ResponderEliminarAhora no recuerdo. Puede ser que de alguna revista de la época
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