viernes, 7 de noviembre de 2014

CUENTOS DEL MARRUECOS ESPAÑOL (1): EL JUGLAR DE LOS ZOCOS de JACOBO BENTATA, CUENTOS MARROQUÍES de RODA GARRIDO y HASSAN ESCURI, FATMA de MARTÍN DE LA ESCALERA, EL INDIANO, EL CADÍ Y LA LUNA de ISAAC BENERROCH y ZOHORA LA NEGRA de BACAICOA

BENTATA SABAH, Jacobo: El juglar de los zocos (Madrid 1930. Compañía Iberoamericana de Publicaciones. 225 páginas y 3 hojas. Ilustraciones; La Cala del Moral, Málaga 2010. Editorial Aljaima. 113 páginas)
RODA GARRIDO, Enrique de y HASSAN ESCURI, Ahmed el: Cuentos marroquíes. (Larache 1941. Gráficas Boscá. 64 páginas y texto árabe. Ilustraciones de Bertuchi).
MARTÍN DE LA ESCALERA, Carmen: Fatma. Cuentos de las mujeres marroquíes (Madrid 1945. Instituto de Estudios Políticos. Publicaciones África. 250 páginas + 2 hojas. Prólogo de Tomás García Figueras. Ilustraciones de Bertuchi).
BENARROCH PINTO, Isaac: El indiano, el kadí y la luna (Tetuán 1955. Editora Marroquí. Instituto General Franco de Investigaciones Hispano-Árabes. 200 páginas)
BACAICOA, Dora: Zohora la negra y otros cuentos. (Tetuán 1955. Colección Manantial nº 1. 101 páginas + 3 hojas. Ilustraciones de Enrique Hierro).

    Jacobo Bentata era un judío de Tánger, animador de la vida cultural de la ciudad, fundador (con Alberto España) y redactor de El Mogrebí y escritor ocasional. Había nacido en 1895 y publicó, además de sus artículos periodísticos, algún texto breve como la conferencia Tánger y la política internacional (1932). Fue delegado español en la Asamblea Legislativa de Tánger. Y presidió el Rotary tango en Tánger como en Venezuela. Tras la independencia de Marruecos, como otros muchos de la comunidad hebrea, emigró a Venezuela. En 1930 publicó en la gran editorial CIAP su libro de cuentos El juglar de los zocos, un conjunto de narraciones anecdóticas contadas con gracia en un estilo sencillo y correcto. El libro llevaba unas buenas ilustraciones, es una pena que en esa época se olvidaran los editores de los nombres de los dibujantes.
Jacobo Bentata


Ilustración del libro de Bentata
  
 La Administración del protectorado organizó un concurso de cuentos para conmemorar el Día del libro hispano-árabe de 1941. La publicación de los relatos ganadores se hizo en una edición cuidada, con los imprescindibles dibujos de Mariano Bertuchi. El texto premiado en español correspondía a Enrique de Roda y se titulaba Ahmed. El cuento árabe lo firmaba  Ahmed el Hassan Escuri y llevaba por nombre Taha. Se publicaron los dos en español y árabe. La traducción al español de Taha la hizo Carlos Quirós, director del Centro de Estudios Marroquíes.

   Ahmed es una sencilla narración acerca de un pastor marroquí. De Roda interpreta una escena de la vida rural de marruecos, tal vez escuchara esta narración a algún habitante de la zona. Hassan Escuri, sin embargo, prefiere escribir sobre la relación entre españoles y marroquíes, también en un ambiente rural del Marruecos de la época. Comienza como una fábula del valor de los libros y acaba en un canto a la rebelión militar de 1936.
Ilustración de Bertuchi para Ahmed
   Carmen Martín de la Escalera era una africanista de estirpe cuya firma era habitual en las revistas africanistas españolas de los años 40, 50 y 60 del siglo XX, también en las que editaba el Instituto de Estudios Políticos con personas como Cordero Torres, Gil Benumeya o Julio Cola Alberich. Publicó en 1956 Argelia y su destino, libro en el que analizaba la historia del país y la perspectiva que se le abría. En 1945 hizo una aptortación a la ficción con una colección de once cuentos reunidos en el libro Fatma. Era hija del ingeniero militar Federico Martín de la Escalera y de una aristócrata francesa. Estudió en colegios franceses. Habitante del Protectorado, conocedora de sus ciudades, pretendió huir de la imagen folklórica, exotista o caricaturesca de la mujer musulmana para adentrarse en la intimidad de las casas moras y tratar de comprender una manera de vida. Esta intención de objetividad nunca se consigue porque el escritor está imbuido en su formación y cultura occidental. Hay un cariño por el país, pero no deja de ser una extranjera. En este caso, a la escritora le llaman la atención algunos aspectos de la vida marroquí que son extraños –o, al menos, muy diferentes- a la española. El cuento que inicia el libro (Fatma) es un relato sobre la superstición, la magia de las adivinadoras. En El juramento, nos muestra la forma de proceder de la justicia coránica. O la minuciosa descripción de la vida doméstica en Un asunto de familia. Cuidado libro de lectura sugerente que ha pasado, como tantos otros de esta época y temática, al baúl de los recuerdos.
Dibujo de Bertuchi para Fatma

Carmen M. de la Escalera. 

   Isaac Benarroch Pinto fue un judío de Tetuán que, como tantos otros sefarditas, acabó emigrando a Venezuela. En 1951 publicó su libro El indiano, el kadí y la luna, un conjunto de tres narraciones de distinta factura. Es un libro interesante, ameno y cuya lectura nos lleva a un modo de vida perdido: el de los judíos en Marruecos.  Se compone de tres narraciones. La primera Indianos tetuaníes, es una novela breve que comienza con la llegada de los españoles a Tetuán en 1860 y termina con la emigración del protagonista a Buenos Aires. Está llena de referencias a la vida de la comunidad hebrea, a costumbres perdidas, a la añoranza sefardí por lo español y apunta al camino que sería el que tomaron muchos de los judíos marroquíes: la emigración a  América. La segunda narración, ¡Sea yo el decimoséptimo!, cambia la comunidad judía por la musulmana para narrar un cuento fantástico sobre la justicia coránica y su modo de impartirla.  Como en el cuento anterior, el autor aprovecha para dar noticias folklóricas de las costumbres religiosas de la ciudad, de las cofradías, de las peregrinaciones… Adorna el relato principal con ilustraciones costumbristas. Abusa del adjetivo, tal vez, pero mantiene un pulso de interés en la narración. El libro culmina con ¿Qué hace Dios con la luna vieja cuando sale la nueva?, una breve leyenda. Benarroch ofrece un homenaje al Marruecos antiguo, al que iba cambiando y el autor lo sabía y quería dejar testimonio incluso de lo anterior a él. Hoy el libro ofrece una lectura que va más allá de lo puramente literario. Y, en todo caso, es una sentida evocación de lo pretérito.

   Dora Bacaicoa fue una de las animadoras del ambiente literario español en Tetuán, donde ejerció de bibliotecaria en los años 40 y 50 del pasado siglo. Había nacido en Buenos Aires, niñas pasó a Madrid y enseguida a Tetuán. Estudio Magisterio y Filosofía y Letras en Granada, Universidad a la que acudían los estudiantes del Protectorado mayoritariamente. Era habitual en el suplemento Ketama de poesía y literatura que dirigía Jacinto López Gorgé, que era también el director de la colección que inaugura este libro y que se caracterizaba por el mimo de edición.
Dora Bacaicoa
   En Zohora la negra y otros cuentos la autora reúne ocho relatos bien escritos, con un lenguaje poético, y despliega su visión de las gentes de Marruecos, la vida que llevaban, las luchas femeninas en una sociedad que marginaba  a las mujeres, la ternura y la crueldad, el amor y el odio, la vida y la muerte. La autora, al contrario que muchos de los autores de la época, no impone su visión europea en la narración, pretende ser sólo una observadora de la vida del país sin introducir moral ni justicia. Está claro que cada escritor, por el solo hecho de elegir el tema, ya está imponiendo un criterio pero, en este caso, la intención no parece ser pedagógica sino simplemente realista. La autora se eleva sobre sus personajes, no los dirige.

Ilustración de Zohora la negra






3 comentarios:

  1. ¿De cuantas páginas consta la novela de Taha traducida por Carlos Quirós?
    Gracias y saludos desde Tetuán.
    Le ruego contestarme mediante esta dirección: achmobi@yahoo.es

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  2. Hola, de dónde sale la foto y la bio de Carmen M de la Escalera? Muchas gracias

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