Mucho más populares, de menor
calidad pero con gran número de lectores, eran las colecciones por entregas que
mantenían enganchado al público con artificios extraordinarios, en parte
aprendidos de los folletinistas clásicos, para que el final del capítulo dejara
la intriga hasta la semana siguiente. Las historias sencillas llegaban a un
público que no exigía complicaciones pero que quería distinguir claramente
desde el principio entre buenos y malos. La identificación del lector con el
héroe abnegado, sacrificado y lleno de virtudes heroicas era condición
imprescindible. Entre estas colecciones hay algunas dedicadas a las guerras
marruecas, con la inevitable estéreotipicidad de personajes inigualables:
Héroes españoles y malvados musulmanes. Entre estas series, podemos citar:
ANÓNIMO: Los héroes del
Rif ¡Viva España! ( s.l. s.f. 13 fascículos. 208 páginas)
-
Raúl de Velasco.
Aventuras de un legionario (Publicaciones Mundial. Barcelona 192? 24
fascículos. 192 páginas).
-
Aventuras de un
legionario (Ediciones Alfa. Madrid 1921? 16 fascículos de 12 páginas cada
uno).
- El pequeño legionario. Aventuras patrióticas de un muchacho español (Barcelona 1922?. Núñez y Cía. 20 fascículos de 8 páginas. Ilustraciones de A. Mestre.
CRUZ, Ferrán: Marruecos.
Cautiverio de un soldado español (Imprenta La Ibérica. Barcelona 1922? 16
fascículos de 16 páginas cada uno).
GALÁN, Rafael: Los
cautivos de África (s. l. s. a. 3.768 páginas).
OSSATTI, Antonio: El soldado desconocido (Miguel Albero editor. Madrid 1927-28. Fascículos encuadernados en tres tomos de 1151, 1972 y 1358 páginas).
ANÓNIMO: Un boy-scout en Marruecos (J. Sanxo editor. Barcelona 1932. 32 cuadernillos. Ilustrado).
HIDALGO DEL CASTILLO, J.: Tararí.
El valiente cornetín (El Gato Negro. Barcelona 1931. 20 entregas. 120
páginas).
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