HERNÁNDEZ SALGUERO, Félix
Antolín: Boualam de Ifni. (Edición del autor. Impresores Lumer.
Barcelona 2011. 262 páginas).
MORAGA, Ángel Luis: La
mirada del chacal. (Editorial Círculo Rojo. Sevilla 2011. 629 páginas y 1
hoja).
HUERTAS, Rosa: Los
héroes son mentira (Edelvives. Zaragoza 2013. 229 páginas y 1 hoja).
Con la guerra de Ifni y Sahara ha pasado algo parecido a la
independencia de Guinea; primero se censuró la información sobre el episodio
(al menos parte de la información) y después cayó en el olvido de los españoles
porque los temas de África dejaron de interesar y aquello era una anécdota
recordada porque Carmen Sevilla y Gila fueron a animar las Navidades de los
soldados españoles y por algunas escenas reales que se introdujeron en la
película ¡Ahí va otro recluta!, dirigida por Ramón Fernández en 1960 y
protagonizada por José Luis Ozores. Pero la cuestión no era simplemente
pintoresca. La guerra de 1957-58 (oficialmente no fue nunca declarada) fue la
última en que España participó y dejó más de trescientos muertos y quinientos heridos
(, muchos de ellos soldados de reemplazo que no sabían dónde estaba Ifni, ni
tenían preparación militar, ni siquiera medios suficientes para combatir en el
territorio semidesértico.
Un año después de la independencia de Marruecos se preparó un ataque masivo contra las posiciones españolas
en Ifni y Sahara. Oficialmente era un Ejército de Liberación (Yeicht Taharir)
incontrolado el que organizó las acciones. Hoy no cabe duda de que el príncipe
Hassan, luego rey, era el cerebro del golpe demostrando su inteligencia para
las maniobras maquiavélicas y su sentido de la oportunidad. Para Marruecos la
jugada era muy importante porque trataba de conseguir que el territorio de
Ifni, la franja sur de Protectorado y, en menor medida, el Sahara española
pasaran a soberanía marroquí. En segundo lugar, intentaba controlar a las
tribus del sur que tradicionalmente estaban rebeldes al Majzen y lo hacía
usando elementos proclives organizados
por el partido nacionalista Istiqlal. Y, en tercer lugar, es muy posible que
Hassan tratara de anular la efectividad armada de tribus que habían luchado
contra los franceses pero que no eran muy proclives a la nueva organización
estatal, con ello se evitaba incluirlos en las Fuerzas Armadas Reales y los
utilizaba para sus fines pudiendo dejarlos caer llegado el caso. En noviembre de 1957 las bandas atacaron los
puestos españoles –aislados y muy mal defendidos- de Ifni y los más alejados de
la capital del Sahara. En la capital, Sidi Ifni, pudo haber una matanza sino
llega a ser por una confidencia que puso a los españoles en alerta. Todos los
puestos del interior de Ifni fueron tomados
por el enemigo o abandonados, limitándose la defensa a la ciudad. Las
bandas rebeldes, como se denominaron en la época, tomaron prisioneros españoles
civiles y militares que aparecerían después en territorio marroquí (no es
casualidad). La guerra terminó cuando Francia y españa decidieron acciones
conjuntas aéreas y terrestres y cuando Franco mandó la escuadra frente a
Agadir. En el Sahara hubo alguna batalla sangrienta como la de Edchera y el
abandono estratégico de posiciones que luego se recuperarían.
Los ataques tuvieron sus consecuencias. La franja sur de Protectorado,
zona de Tarfaya, fue retrocedida a Marruecos en 1958. Este territorio se
adquirió en virtud del tratado del Protectorado de 1912 y jurídicamente no se
podía mantener como parte del Sahara español. En el territorio de Ifni, tras la
guerra se abandonaron todas las posiciones (llegando a volar las construcciones
levantadas por España) y se mantuvo sólo la ciudad de Sidi Ifni un perímetro
defensivo que no iba más allá de diez kilómetros de radio. Así hasta la cesión
definitiva a Marruecos en 1969. Ifni era el territorio que correspondía a la
antigua posición española de Santa Cruz de Mar Pequeña, aunque la ubicación
exacta de ésta no ha podido determinarse nunca con certeza. El sultán marroquí
la cedió a España en el tratado de Wad ras de 1860, pero no se ocupó hasta
1934, unas veces para evitar las protestas francesas o inglesas, otras por
falta de acuerdo con el sultán sobre el lugar y otras más para evitar una
posesión sin el acuerdo de los naturales. Era un territorio sin ningún interés económico y, en último caso,
sólo servía estratégicamente para la defensa de Canarias.
La guerra ha sido
estudiada últimamente con profusión y hay una abundante bibliografía: Ifni-Sahara. La guerra ignorada (1984) de Ramiro Santamaría,
La última guerra de África (Campaña de Ifni-Sahara) (1985) de Rafael
Casas de la Vega, La última guerra colonial de España. Ifni-Sahara
(1957-1958) (1993) de José Ramón Diego Aguirre, Ifni y Sahara. Una
encrucijada en la historia de España (2001) de Mariano Fernández-Aceytuno,
Ifni 1957-1958. La prensa y la guerra que nunca existió (2006) de
Lorenzo M. Vidal Guardiola, Ifni. La guerra que silenció Franco (2006)
de Gastón Segura Valero o Sahara.-Ifni. ¿Encrucijada o abandono? 1956-1963 (2010)
de José Enrique Alonso del Barrio. Además hay más libros de recuerdos
personales, de acciones determinadas o dedicados a cuerpos o unidades
expedicionarias.
El asunto ha interesado también a la novela. No sé si porque estamos
asistiendo a un renacimiento del África española o porque los escritores tratan
constantemente de buscar originalidad en los argumentos, tal vez porque se
sacan a la luz las viejas historias familiares, o por otros motivos pero la
guerra de 1957-58 está dando últimamente muchos relatos.
Hernández Salguero aborda la guerra de Ifni desde tres perspectivas.
Primera la de un guardia civil español y un policía indígena que se internan en
territorio enemigo para conocer la suerte de los españoles que estaban en el
puesto fronterizo de Tabelcut, entre los que había mujeres y niños. La segunda
la de los soldados de reemplazo que hacían la mili en el territorio y se vieron
protagonizando la guerra. Tercera, el punto de vista de dos miembros del Yeicht
que atacaba a los españoles. Las tres historias enlazadas permiten al autor
mantener la intriga sobre los hechos que, aunque el grueso de la historia sea
reflejo de lo sucedido, interesa por los detalles añadidos y por la aventura
imaginaria del guardia civil y su acompañante Boualam. El autor pretende relatar
de la manera más objetiva posible. Esta ausencia de buenos y malos es una
manera honesta de contar la historia pero impide la identificación del lector
con el personaje. De hecho, cuando las novelas quieren ser un reflejo de lo
sucedido pueden acabar siendo novelas para especialistas en el tema y eso resta
lectores. Lo que explicfa que el autor haya tenido que editar su libro cuando
hay editoriales que publican otros de menos calidad. Los diálogos entre el
guardia civil y Boualam sobre los acontecimientos y las causas son muy
interesantes para iniciados en la historia de Ifni y quizás demasiado
específicos para el lector común. Las novelas suelen tener interrupciones en el
ritmo, no es nada raro. El autor recobre el pulso del relato centrándose en la
peripecia de los españoles y olvidándose de los nativos. Se va deslizando hacia
la novela de aventuras bélicas cuando el asunto está perfectamente enmarcado en
consideraciones históricas y políticas. Y muestra lla faceta absurda de una
guerra con un ejército mal preparado y dotado cuando en españa mandaba un
militar que llegó al poder tras una guerra. Además, ofrece un blog para los que
quieran ampliar sus conocimientos sobre lo que ocurrió: http://boualamdeifni.blogspot.com.es/.
La novela mejora con el paso de las páginas hasta un final esperado pero
lógico. Hay desigualdad entre unas escenas y otras, como si desaprovechara las
posibilidades de algunas peripecias por las que pasa volando. A cambio,
Hernández Salguero deja el libro en un número de páginas que no es excesivo.
Ángel Luis Moraga es un maestro de Ciudad Real que acudió a los campos
de refugiados saharauis en Argelia y se interesó por la historia y la cultura
del este pueblo. Como en el pasado reciente su historia está unida a la de
España, decidió novelar los hechos en una trilogía. La primera de las novelas, Salamo,
en un intento de aproximación a los hechos y una explicación de la situación
actual. La segunda, La mirada del chacal, es la que nos ocupa. El autor
tiene una página en la que detalla sus vivencias y motivaciones: http://angeluismoraga.tugranodearena.es/.
La mirada del chacal es otra visión de la guerra de Ifni. Una
historia que se cuenta en varios tiempos, con continuas idas y venidas del
presente al pasado en las que presenta a los distintos protagonistas. El
escritor es muy minucioso en las descripciones y en los detalles. Se empeña en plasmar
todo lo que puede, llenando páginas de hechos intrascendentes para la historia.
Le da el mismo espacio a lo importante y a lo circunstancial y eso le lleva a
extender la novela has más allá de las 600 páginas. Al lector le cuesta
encontrar el hilo. En la portada se lee: Una novela sobre la guerra de Ifni
que te transportará al corazón del Sahara, pero la historia de la guerra no
empieza hasta pasadas quinientas páginas salvo pequeñas referencias. Hay mucha
intrahistoria doméstica y mucho viaje turístico que, tal vez, si los hubiera
comprimido la novela habría ganado en ritmo.
Utiliza la fórmula de familiar que se decide a indagar sobre la vida de
un antepasado, en este caso nieta y abuelo, para reconstruir la memoria
familiar silenciada y olvidada. Así descubrirá no sólo al pariente y los
motivos de su forma de vida sino también a otras tierras y otros pueblos. Parece
que no es una novela sobre la guerra de Ifni y que es sólo la excusa para que
la joven y contemporánea protagonista se aproxime al pueblo saharaui y al conflicto
actual, hasta que al final se decide a escribir la verdadera historia del
abuelo desparecido. Es entonces cuando el libro se llena de intensidad. A la
novela le sobran páginas y adjetivos. O, tal vez, el autor ha reunido en un
solo libro materiales para dos o tres. Es, pues, un extensísimo relato
intimista lleno de referencias históricas y de idas y venidas en el tiempo
alrededor del Sahara e Ifni.
Rosa Huertas es una profesora y escritora de novelas juveniles. Como
otros autores, nos ofrece su página web para ampliar información y satisfacer
la curiosidad: http://www.rosahuertas.com/.
En su novela Los héroes son mentira se acerca a la guerra de Ifni con
una técnica ya conocida: La investigación de la memoria familiar. La
protagonista indaga sobre los hechos a través de los recuerdos de su padre,
testigo de lo que ocurrió. Le ayuda su hijo, quizás como servidumbre al
carácter juvenil del libro que, por otro lado, puede ser leído por un adulto
sin que le pese. La historia es sencilla. Da la impresión que es la autora la
que siente necesidad o interés por lo que ocurrió y su proceso de información
lo convierte en relato. Incluso ofrece abiertamente sus fuentes de información como la página El rincón de Ifni,
que se ha convertido en esencial para los interesados en el antiguo territorio
español: www.sidi-ifni.com. Este sentido
del libro nos indica que el lector debe ser preferentemente un ignorante en el
asunto porque a los conocedores les va a saber a poco. Con esta limitación, el
libro cumple perfectamente su objetivo y llega bien al público destinatario. La
novela está impregnada de antibelicismo, de antimilitarismo. Le da mucha
importancia a lo absurdo de una guerra no declarada que no sirvió para nada. De
ahí el título, como dice uno de los personajes: ¡Héroes! ¡Menuda mentira!
Solo fuimos unos pobres desgraciados que luchamos para nada. ¿Servirán de algo
todas estas muertes? (p. 161).
Muchas gracias por la reseña de mi novela, y muchas gracias por indicar los puntos débiles. Me servirá para intentar mejorarla.
ResponderEliminarEs la primera novela que escribo y lo que más ilusión me hizo fueron los correos de los veteranos de Ifni dándome las gracias por intentar explicar un poco las condiciones en las que lucharon.