CABANELLAS, Guillermo: La
selva siempre triunfa (Editorial Ayacucho. Buenos Aires 1944. 295 páginas;
Ediciones del Cobre. Barcelona 2009. 309 páginas).
La II República provocó algunos cambios en el régimen colonial español.
Menos de los que pudiera esperarse, por falta de tiempo o de voluntad política.
Porque cualquier intento de suavizar el dominio colonial era un paso para la
independencia y la República no pretendió nunca la independencia de las
colonias africanas. Esto sería consecuencia de la política internacional que
España mantuvo. No obstante se hicieron algunos tímidos cambios, empezando por
el de autoridades y funcionarios más señalados en Guinea y Marruecos. No todos
los cambios fueron oportunos. Por ejemplo, en Marruecos se sustituyeron a los
interventores militares del territorio –lo mejor formados de los militares
africanistas y los que conocían los idiomas locales- por otros funcionarios que
no tenían la preparación suficiente y se aumentó el impuesto llamado tertib que
provocó un descontento general. En Guinea se intentó, y subrayo que
tímidamente, cambiar algo el régimen de los indígenas. A la colonia tropical
llegaron nuevos gobernadores (que yo no eran marinos militares) y algunos
funcionarios con ideas nuevas y aires renovadores. Pero igualmente ajenos a la
situación de la colonia. En España nunca hubo una escuela colonial en la que se
formaran los funcionarios destinados a África. Llegaban allí atraídos por los
buenos salarios y la calidad de vida, pero lo desconocían casi todo. No es de
extrañar que los gobernadores de Guinea en el siglo XIX, en sus informes,
pidieran abandonar la colonia cuando habían sido nombrados para lo contrario.
Tampoco es de extrañar que en la bibliografía colonial española no se
encuentren obras sobre antropología, etnografía o lingüística. Las pocas que
hay son muy tardías.
El gobernador republicano Gustavo de Sostoa
Durante la II República llegaron a Guinea, como decía, una generación de
funcionarios renovadores que plasmaron sus ideas en libros y opúsculos
incendiarios. Si en Marruecos no encontramos verdadero anticolonialismo aunque
haya antibelicismo, en la Guinea española si vemos un primer anticolonialismo
español. Yo diría que el único en cuanto a África española se refiere.
Fundamentalmente la crítica a la política colonial se concentra en cuatro
publicaciones que enumero:
1. Misioneros, negreros y esclavos de Emilio Carles (1932).
2. ¡Esclavos! (Notas sobre el África negra) de Guillermo Cabanellas
(1932).
3. La Guinea incógnita. Vergüenza y escándalo colonial de
Francisco Madrid (1933).
4. Guinea mártir de Miguel Ángel Pozanco (1937).
Emilio Carles no es un anticolonialista declarado, al menos en lo que
escribe, pero ataca con dureza la trato al indígena al que se obligada a
trabajar y se reclutaba a la fuerza ya que consideraba que era una forma de
esclavitud. También ponía su punto de mira en la falta de planes estatales (por
ejemplo la educación se dejaba casi exclusivamente a los misioneros) lo que retrasaba
el desarrollo de la colonia. El periodista Francisco Madrid se preguntaba si
interesaba a la República mantener las colonias o si era una rémora al
progreso. Y concluía que tenía dos opciones: o traspasarlas a otra potencia o cambiar la política colonial.
Era un convencido de que la colonia tenía un gran futuro si se cambiaban las
estructuras sociales y productivas y confiaba en la labor del nuevo gobernador
republicano, Gustavo de Sostoa. Ese gobernador que acabaría muerto en Annobón a
manos de un sargento que perdió la cabeza. Pozanco, secretario del Gobierno
general al empezar la guerra civil, dirge su censura a los nuevos
administradores surgidos tras la guerra. Escribe un apasionado alegato desde su
retirada en Camerún, huido para salvar la vida. Son autores que llegaron a la
colonia con ideas distintas de las de los viejos coloniales que procuraban que
las cosas no cambiaran.
Pero el más radical de todos fue Guillermo Cabanellas de Torres. Llegó
como secretario particular del Gobernador Sostoa. Era hijo del famoso general
sublevado en la Guerra Civil y por eso nació en Melilla, sonde su padre estuvo
destinado en 1911. Fue abogado y sintió pronto la atracción de la política.
Hombre de izquierdas, militó en el bando contrario al de su padre y, terminada
la guerra, acabó en el exilio en Paraguay y Argentina. Fue profesor de
Universidad, periodista y abogado. Y autor de numeroso obras tanto jurídicas
como libros de historia entre los que destacan La guerra de los mil días
(1973) o Cuatro generales (1977). Es autor de un opúsculo -¡Esclavos!- que sorprende por las
ideas extremas que defiendo. En España en esa época no había nadie que abogara
por la descolonización de Guinea, ni de África. Algunos autores, lo hemos
visto, tenían ideas más avanzadas sobre la administración o el trato al
indígena y eran muy críticos con la política africana de los gobiernos
españoles. No quería la colonización
sino sólo una cooperación cultural y económica. La colonización era un modo de
esclavitud. Cabanellas se atrevía a escribir: Va el mundo caminando
rápidamente, y los siglos terminan en breves momentos, en los que desaparecen
opresores y oprimidos, en una sola masa de hombres, de razas de ciudadanos y
camaradas. Pero a ese fin no puede llegarse sin la violencia. La concepción
de la violencia como un arma política más que llevó, entre otras cosas, a la
guerra civil.
Busto en Tegucigalpa de Guillermo Cabanellas de Torres
Cabanellas se sintió atraído por la novela y decidió narrar algunas de
sus vivencias coloniales en la obra: La selva siempre triunfa que se
publicó inicialmente en Buenos Aires en 1944 y que se reeditó en España en
2009. Pasados los años, Cabanellas no era tan radical y no se ve en la novela
los elementos anticoloniales que reflejó anteriormente. Incluso elogia la labor
de algunas de las personas que trabajaban allí. En cierta manera, el narrador
es el mismo Cabanellas joven que llegó a Fernando Poo y observó muchas cosas
que no le gustaron, en especial el trato al indígena. Los resumía en la
tragedia de la mujer negra que se educó en Europa, que tenía una cultura
superior a la de cualquier blanco, y que era sometía a una segregación mitigada
pero que la hacía sentirse diferente. Historia que tenía un origen real y que
acabó cuando la cobardía de un blanco que se había prometido con ella impidió
la boda. La novela trata de dar una visión totalmente distinta a las novelas de
plantación que se publicarán después. Mucho más realista y desprovista del
falso pudor y la censura de escritores que le sucederían. Es un libro meditado
con un argumento creíble y una fuerte carga de crítica social y política. Libro
que pasó muchos años en el olvido, sólo recordado por los aficionados a la
historia colonial, y que ha sido reeditado para facilitar su lectura.
Estimado Antonio: enhorabuena por tu incansable dedicación!
ResponderEliminarTu blog es un referente para el nuestro especializado en la Guerra Civil y sus consecuencias en la Guinea Española.
De hecho, al inicio del mismo nos hicimos eco de esta entrada tuya.
https://calle19septiembre.blogspot.com/2015/11/la-selva-siempre-triunfa.html
Te escribimos, con retraso, para agradecerte la iniciativa.