GARCÍA DOMÍNGUEZ, Ramón: Cuentos negros soberanos.
(Plaza y Janés. Barcelona 1983. 157 páginas + 1 hoja).
La independencia de Guinea Ecuatorial resultó traumática. El gobierno
colonial permitió, entre otras cosas por las diferencias entre ministros sobre
cómo llevar el asunto, que un paranoico llegara al poder. Era el peor candidato
y el más opuesto a España, con un discurso
anticolonialista que le valió el ganar las elecciones. El gobierno
franquista propició en Guinea que se celebraran elecciones libres y respetó el
resultado, cosa que era imposible en la metrópoli. Imposición de la ONU, claro.
La política que llevó a cabo Francisco Macías fue la de un dictador
enloquecido, despótico y cruel que llevó a la muerte, el exilio o el ostracismo
a miles de sus compatriotas. Terminó con la saneada economía del nuevo país y
provocó la huida de los europeos. Es cierto que España no ayudó como prometió,
pero la política antiespañola de Macías indujo a este incumplimiento. La
crueldad, la violencia con la que el dictador trataba a su pueblo sumió al país
en un régimen de terror y arbitrariedad y, si se me apura, genocidio.
La independencia de Guinea y la salida de los españoles no ha sido
tratado en la novela española ni en la guineoecuatoriana salvo pequeños apuntes
y con la excepción de Donato NDongo (que merece comentario singular). En parte
es debido a la confusión y desconocimiento de lo que pasó, al terror a contarlo
de los que lo vivieron, el miedo a los que participaron y, por otra parte, a
que el gobierno español lo clasificó como materia reservada hasta que murió
Franco. Luego y poco a poco estos temas perdieron interés entre los españoles.
Ahora Luz Gabás en su novela Palmeras en la nieve ha reflejado algunos
de estos episodios. Y el resto queda reservado para el argumento de algún libro
que en el futuro quiera volver a abordar el período sangriento que acabó con el
golpe de estado dado por Teodoro Obiang, que por cierto fue novelado por Manuel
Leguineche en La tribu (1980). Hay que exceptuar de este silencio un
libro de cuentos publicado en 1983 por Ramón García Domínguez titulado Cuentos
negros soberanos.
Al morir Franco, y suprimirse la calificación de materia reservada, se
publicaron en España algunos libros que abordaron este aspecto olvidado. Son
obra de autores que vivieron la época en Guinea por motivos profesionales.
Podemos citar: Guinea. Materia
reservada (1976) de Rafael Fernánez, Guinea-Macías la ley del silencio
(1977. Edición de bolsillo de 1978) de Ramón García Domínguez, Malabo.
Ruptura con Guinea (1977) de Luis
Carrascosa, Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial (1977)de Donato Ndongo Bidyogo y, más tarde, el libro
de Max Liniger-Goumaz: Guinée Équatoriale. De la dictature des colons à la
dictature des colonels (1982).
García Domínguez acudió a Guinea como profesor en 1970 y estuvo allí
hasta 1972. Era uno más de los funcionarios y empleados españoles destinados a
ayudar en la independencia del país y darle transición a la administración. A
pesar de la buena fe, el trabajo se hizo imposible y tuvieron que regresar casi
todos antes de lo esperado. El clima social iba dirigido contra los nuevos colonos
que llegaban, la propaganda trataba de hacer ver que los naturales de Guinea se
bastaban y sobraban para llevar a cabo el cambio de situación política. Pero,
aún así, no fueron los españoles los que más sufrieron sino los propios guineanos
contrarios al dictador. Y contrario podía ser cualquiera lo quisiere o no, por
casualidad o por capricho, y se podía pasar de ser favorable a opositor sin
motivo aparente.
Cuentos negros soberanos es una colección de trece narraciones
cortas en las que el autor describe las vivencias de su etapa en Guinea. Se
inventa la República de Langa y la capital Santa Clara, pero es fácil adivinar
que se está refiriendo a Guinea Ecuatorial. La escritura es cruda como lo fue
la realidad y no se detiene en suavizar las situaciones. Desde el trato que los
blancos daban a las mujeres indígenas, la arbitrariedad de los funcionarios,
los caprichos excéntricos del nuevo presidente… Y, sobre todo, lo más cruel que
fue el desprecio absoluto del dictador a los derechos humanos incluida la vida
de las personas, el régimen de terror impuesto sobre los habitantes del país y
el caos económico que llevó a pasar necesidades a la mayor parte de los
ciudadanos destrozando todas las estructuras económicas y dejando a la nación si
reservas y sin divisas. Hasta tal grado de locura llegó Francisco Macías que la
única ley era su capricho y un grupo de fieles descerebrados eran los
encargados de hacerla cumplir, con derecho a golpear, torturar, encarcelar o
matar sin ninguna causa racional. Leer ahora este libro sigue produciendo una
sensación de profunda desazón y, quizás, la pregunta de si todo aquello un fue
evitable y quién fue el responsable de haberlo evitado.
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