viernes, 17 de mayo de 2013

EL RAISUNI EN LA NOVELA ESPAÑOLA


GARCÍA FIGUERAS, Tomás: Del Marruecos feudal. (Episodios de la vida del cherif Raisuni). (CIAP. Madrid 1930. 241 páginas y 3 hojas).
LÓPEZ GARCÍA, David: Raisuni. (Alfaguara. Madrid 1991. 152 páginas).
   A pesar del atractivo de la figura del Raisuni, personaje controvertido donde los haya y de una personalidad extraordinaria, no hay muchas novelas españolas que lo traten como protagonista. Hay referencias en algunas de las novelas sobre guerra en Marruecos, pero casi ninguna profundizó en su pensamiento y en el sentido de los episodios de su vida. Hasta que Cazorla publicó  El general Silvestre y la sombra del Raisuni (2013), apenas hay dos referencias anteriores.
   Don Tomás García Figueras fue una de las figuras señeras del Protectorado español. Había combatido en la guerra como oficial de caballería pero decidió dedicarse a las labores políticas y administrativas dentro de la estructura hispano jalifiana. Entre los varios cargos que ocupo destaca, por su importancia, el de delegado de Asuntos Indígenas, verdadero muñidor de la política española en la zona. Era un hombre que, como resulta lógico de su curriculum, asumía plenamente las doctrinas coloniales al uso y se encuadraba dentro de la ortodoxia franquista. Pero, a diferencia de otros funcionarios, mostró una inagotable curiosidad por los asuntos de Marruecos. Fue autor de diversas obras que figuran aún hoy entre la bibliografía imprescindible para el estudio de la época: La acción de España en Marruecos (1929) escrito en colaboración con Carlos Hernández de Herrera que es una magnífica síntesis de las acciones militares españolas en el país, el clásico Marruecos (la acción de España en el norte de África) (1939) que tuvo varias ediciones posteriores, Santa Cruz de Mar Pequeña-Ifni-Sahara: la acción de España en la costa occidental de África (1941), Presencia de España en Berbería central y oriental: Tremecén, Argel, Túnez, Trípoli (1943), Recuerdos centenarios de una guerra romántica: la guerra de África de nuestros abuelos (1859-60) (1961), La acción africana de España en torno al 98 (1860-1912) (1966) o La ocupación carlista de Melilla (1971) entre otros libros y numeroso artículos y textos breves. Fue además un excelente coleccionista de todo lo relacionado con la colonización africana y al final de su vida, en su retiro de Jerez de la Frontera donde llegó a ser alcalde, hizo donación de una excelente colección de libros, documentos originales, fotografías, mapas, etc., a la Biblioteca Nacional que la conserva para uso de investigadores.
 Artículo de García Figueras sobre El Raisuni aparecido en África, marzo-abril de 1945.

   Entre los papeles donados se encuentra una buena recopilación de documentos y fotografías relacionados con El Raisuni. De éstos sacó García Figueras la información necesaria para publicar una excelente serie de artículos en la revista África en los que desarrolló su visión de los acontecimientos que llevaron al auge y caída del líder de Yebala. Los artículos comenzaron a publicarse en el número de octubre de 1943 y concluyeron casi diez años después, en 1952. Constituyen una buena fuente de información para investigadores. Con todo el material acumulado, y la información verbal que tuvo de los testigos de los sucesos, García Figueras compuso una novela sobre el cherif: Del Marruecos feudal (1930). Creo que mejor hubiera hecho si a los artículos publicados, debidamente pulidos y añadidos, le hubiera dado forma de monografía histórica. Porque el autor, como novelista no es bueno. Volvería a intentar la novela con Ramadán de paz (1946), en la que reivindicaba la labor de los moros en la Guerra Civil y su supuesta intervención desinteresada o ideológica. Pero resultan textos poco novelescos, muy inflados en su redacción y con poco pulso para ser ficción. Del Marruecos feudal es la novela de un historiador fascinado por el personaje. Es, por tanto, una novela que está excesivamente atada a la fidelidad histórica y que prescinde de los pequeños detalles que usan los escritores para señalar las personalidades de los protagonistas o enmarcarlas en los hechos de la época. El autor se confiesa en el prólogo: La historia del cherif Muley Ahmed Raisuni, que llena por sí sola un período importante de la vida contemporánea de Marruecos, está aún por escribir. Y, comprendiendo la complejidad de la actuación del caudillo, sigue escribiendo: Emitir un juicio del Raisuni entra en la categoría de lo temerario: su complejísima política, su reserva, la falta de documentación que merezca el título de seria, la necesidad en que se encontraba de jugar a la vez partidas tan diversas, la altura de sus combinaciones políticas, todo ello dificulta la cuestión de modo extraordinario.


   Pero la novela es entretenida, contempla los episodios fundamentales de la actuación pública de Raisuni, los que luego novelarán Cazorla y Mounir, y la lectura es fácil y grata. Fue la primera aportación novelesca al personaje y no desmerece de las posteriores.

   David López García es un buen conocedor de la literatura sobre el protectorado. Fruto de sus estudios sobre la materia es el libro El blocao y el oriente (1994). Quizás inspirado en ese conocimiento, dedicó a El Raisuni una novela juvenil.  Como ocurre con la mayoría de las novelas dedicadas a este público, puede ser leída perfectamente por el adulto sin que se sienta mentalmente minusvalorado. Pero López García no recrea los hechos históricos sino que, sin huir  de las cadenas de los hechos reales, imagina la historia de un niño que se aventura a la búsqueda de su padre prisionero en Marruecos. La excusa está un poco forzada pero el intento de hacer llegar la historia de los españoles en aquel país y la representación del cabecilla resultan loables. Sorprendéntemente, Raisuni aparece sin los caracteres de crueldad y tiranía con los que los españoles gustaban de adornarlo. Sus excesos merecen una explicación para el novelista y la presencia del niño saca de él buenos sentimientos y actitud noble. En general, Raisuni ha sido mejor tratado en la ficción que en las monografías que se le dedicaron en su momento. Con la distancia, va primando más en su recuerdo la calidad de líder nacionalista que la de bandido. Con todos sus excesos y la desproporción de castigos y venganzas. No hay que olvidar cual era la mentalidad marroquí de la época, aunque este argumento es un arma de doble filo porque con igual indulgencia habría que juzgar la mentalidad colonizadora propia de ese mismo pasado. Aunque siempre quedó la duda de si el concierto con el jefe marroquí, en vez del enfrentamiento propiciado por Silvestre, no hubiera dado mejores resultados a España y hubiera evitado campañas interminables y muertos excesivos.

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