GARCÍA FIGUERAS, Tomás: Del
Marruecos feudal. (Episodios de la vida del cherif Raisuni). (CIAP. Madrid
1930. 241 páginas y 3 hojas).
LÓPEZ GARCÍA, David: Raisuni.
(Alfaguara. Madrid 1991. 152 páginas).
A pesar del atractivo de la figura del Raisuni, personaje controvertido
donde los haya y de una personalidad extraordinaria, no hay muchas novelas
españolas que lo traten como protagonista. Hay referencias en algunas de las
novelas sobre guerra en Marruecos, pero casi ninguna profundizó en su
pensamiento y en el sentido de los episodios de su vida. Hasta que Cazorla
publicó El general Silvestre y la sombra del Raisuni (2013), apenas hay dos referencias
anteriores.
Don Tomás García Figueras fue una de las figuras señeras del
Protectorado español. Había combatido en la guerra como oficial de caballería
pero decidió dedicarse a las labores políticas y administrativas dentro de la
estructura hispano jalifiana. Entre los varios cargos que ocupo destaca, por su
importancia, el de delegado de Asuntos Indígenas, verdadero muñidor de la
política española en la zona. Era un hombre que, como resulta lógico de su
curriculum, asumía plenamente las doctrinas coloniales al uso y se encuadraba
dentro de la ortodoxia franquista. Pero, a diferencia de otros funcionarios,
mostró una inagotable curiosidad por los asuntos de Marruecos. Fue autor de
diversas obras que figuran aún hoy entre la bibliografía imprescindible para el
estudio de la época: La acción de España en Marruecos (1929) escrito en
colaboración con Carlos Hernández de Herrera que es una magnífica síntesis de
las acciones militares españolas en el país, el clásico Marruecos (la acción
de España en el norte de África) (1939) que tuvo varias ediciones
posteriores, Santa Cruz de Mar
Pequeña-Ifni-Sahara: la acción de España en la costa occidental de África (1941), Presencia
de España en Berbería central y oriental: Tremecén, Argel, Túnez, Trípoli (1943),
Recuerdos centenarios de una guerra romántica:
la guerra de África de nuestros abuelos (1859-60) (1961), La acción africana de España en torno al 98
(1860-1912) (1966) o La ocupación carlista de
Melilla (1971) entre otros libros y numeroso artículos y textos breves. Fue
además un excelente coleccionista de todo lo relacionado con la colonización
africana y al final de su vida, en su retiro de Jerez de la Frontera donde
llegó a ser alcalde, hizo donación de una excelente colección de libros,
documentos originales, fotografías, mapas, etc., a la Biblioteca Nacional que
la conserva para uso de investigadores.
Artículo de García Figueras sobre El Raisuni aparecido en África, marzo-abril de 1945.
Entre los papeles donados se encuentra una buena recopilación de
documentos y fotografías relacionados con El Raisuni. De éstos sacó García
Figueras la información necesaria para publicar una excelente serie de
artículos en la revista África en los que desarrolló su visión de los
acontecimientos que llevaron al auge y caída del líder de Yebala. Los artículos
comenzaron a publicarse en el número de octubre de 1943 y concluyeron casi diez
años después, en 1952. Constituyen una buena fuente de información para
investigadores. Con todo el material acumulado, y la información verbal que
tuvo de los testigos de los sucesos, García Figueras compuso una novela sobre
el cherif: Del Marruecos feudal (1930). Creo que mejor hubiera hecho si
a los artículos publicados, debidamente pulidos y añadidos, le hubiera dado
forma de monografía histórica. Porque el autor, como novelista no es bueno.
Volvería a intentar la novela con Ramadán de paz (1946), en la que
reivindicaba la labor de los moros en la Guerra Civil y su supuesta
intervención desinteresada o ideológica. Pero resultan textos poco novelescos,
muy inflados en su redacción y con poco pulso para ser ficción. Del
Marruecos feudal es la novela de un historiador fascinado por el personaje.
Es, por tanto, una novela que está excesivamente atada a la fidelidad histórica
y que prescinde de los pequeños detalles que usan los escritores para señalar
las personalidades de los protagonistas o enmarcarlas en los hechos de la
época. El autor se confiesa en el prólogo: La historia del cherif Muley
Ahmed Raisuni, que llena por sí sola un período importante de la vida
contemporánea de Marruecos, está aún por escribir. Y, comprendiendo la
complejidad de la actuación del caudillo, sigue escribiendo: Emitir un
juicio del Raisuni entra en la categoría de lo temerario: su complejísima
política, su reserva, la falta de documentación que merezca el título de seria,
la necesidad en que se encontraba de jugar a la vez partidas tan diversas, la
altura de sus combinaciones políticas, todo ello dificulta la cuestión de modo
extraordinario.
Pero la novela es entretenida, contempla los episodios fundamentales de
la actuación pública de Raisuni, los que luego novelarán Cazorla y Mounir, y la
lectura es fácil y grata. Fue la primera aportación novelesca al personaje y no
desmerece de las posteriores.
David López García es un buen conocedor de la literatura sobre el
protectorado. Fruto de sus estudios sobre la materia es el libro El blocao y
el oriente (1994). Quizás inspirado en ese conocimiento, dedicó a El
Raisuni una novela juvenil. Como ocurre
con la mayoría de las novelas dedicadas a este público, puede ser leída
perfectamente por el adulto sin que se sienta mentalmente minusvalorado. Pero
López García no recrea los hechos históricos sino que, sin huir de las cadenas de los hechos reales, imagina
la historia de un niño que se aventura a la búsqueda de su padre prisionero en
Marruecos. La excusa está un poco forzada pero el intento de hacer llegar la
historia de los españoles en aquel país y la representación del cabecilla
resultan loables. Sorprendéntemente, Raisuni aparece sin los caracteres de
crueldad y tiranía con los que los españoles gustaban de adornarlo. Sus excesos
merecen una explicación para el novelista y la presencia del niño saca de él
buenos sentimientos y actitud noble. En general, Raisuni ha sido mejor tratado
en la ficción que en las monografías que se le dedicaron en su momento. Con la
distancia, va primando más en su recuerdo la calidad de líder nacionalista que
la de bandido. Con todos sus excesos y la desproporción de castigos y
venganzas. No hay que olvidar cual era la mentalidad marroquí de la época,
aunque este argumento es un arma de doble filo porque con igual indulgencia
habría que juzgar la mentalidad colonizadora propia de ese mismo pasado. Aunque
siempre quedó la duda de si el concierto con el jefe marroquí, en vez del
enfrentamiento propiciado por Silvestre, no hubiera dado mejores resultados a
España y hubiera evitado campañas interminables y muertos excesivos.
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