viernes, 18 de enero de 2019

LAS NOVELAS DE TÁNGER (14): ÚLTIMO VERANO EN TÁNGER y CUENTOS de JUAN VEGA MONTOYA


VEGA MONTOYA, Juan: Último verano en Tánger (Editorial Club Universitario. Alicante 1999. 257 páginas + 2 hojas).
-            Cuentos de Tánger (Les Editions du Paquebot. Paris-Murcia 2011. 127 páginas. Ilustraciones de Antonio Guerrero “Pinín”. Introducción de José Manuel Goñi Pérez. Prólogo de Sonia García Soubriet).

   El último verano en Tánger es un episodio del apéndice casi colonial de la ciudad, tras la independencia y mientras estuvo vigente el Estatuto Real hasta el verano de 1959. Fue un breve paréntesis en el que la ciudad conservó algunos privilegios fiscales y administrativos. Gran parte de la población europea permaneció en la ciudad y siguió viviendo con algunos de los privilegios de siempre. En este momento final de la situación, Vega sitúa a unos personajes que resumen todas las nostalgias alegres de un viejo tangerino. Escribe de un Tánger real, alejado de ese otro fantaseado que aparece en la decoración de muchas novelas actuales. Podrían ser las aventuras de un grupo de jóvenes en cualquier ciudad española si no fuera porque el ambiente distinto de la ciudad lo impregna todo, hasta lo más sencillo y cotidiano. No es una novela de argumento elaborado, no tiene mayor intriga que el recuerdo del escritor, pero en esos hechos habituales está la esencia de un modo de vivir.

   El argumento es sencillo como la personalidad de sus protagonistas. Un grupo de jóvenes tangerinos-españoles viven un verano de actividades corrientes, diversión, iniciación, apertura a la vida. Viven en un lugar idóneo para la libertad de la que carecerían en España, con una sociedad plural y rica en matices. Pero en el ambiente está el final de una época, de un modo de organización política y social que ya no se repetirá. El final de un modesto paraíso. Esto sirve para desgranar los recuerdos vividos y dar una visión del Tánger real de esta comunidad hispana expatriada. Las historias de los protagonistas se salpican con imágenes de lo que fue la ciudad internacional, escenas costumbristas, episodios singulares. Antonio Pau escribe en su libro Tánger entonces (Granada 2017) sobre quienes conocieron el Tánger internacional: hayamos tenido a lo largo de nuestras vidas la sensación de haber vivido en una ciudad irreal. Zoubeir Ben Bouchta ha escrito: “Tánger no es una ciudad sino un espíritu y ese espíritu de Tánger habita en mí; y por eso Tánger es mío, lo vivo segundo a segundo, momento a momento, día a día, mes a mes, año a año; y ese Tánger lo busco por todas partes entre lo irreal”… Pero aquella es una ciudad irrepetible, y los que la vivimos somos conscientes de pertenecer a una especie a extinguir, y quizás por eso todos tratamos de contar cómo fue y cuánta felicidad sentimos en ella (página 104).

   Después de habernos dejado un buen sabor de boca con la novela, Vega publicó una colección de cuentos en un libro muy cuidado con excelentes dibujos de otro tangerino, Pinín. Se publicó también una edición en francés.Volvemos al Tánger normal que es el Tánger vivido. El autor asistió a una cita con la memoria amable que es el poso que los hechos pasados dejan en el recuerdo de las personas y, en este caso, el recuerdo en la ciudad de la infancia y la adolescencia.  Vega nació en Utrera en 1932 pero llegó a Tánger con cuatro años, donde residió hasta 1973. Volvió veintidós años después y escribió: Volver a Tánger es para mí como un renacer, una peregrinación, una fuente de juventud. Allí me encuentro con los amigos que se han ido y a los que desgraciadamente ya no volveré a ver. Pero en mi vuelta al pasado, al torcer una esquina, a lo largo de un paseo o en la terraza de un café, los veo de nuevo, les abrazo y charlo con ellos. Nos contamos cosas. Por supuesto, cosas de Tánger… (Cuentos, páginas 119-120). Esa facilidad evocadora y transmisora del ambiente de una ciudad, hace que incluso los que no las vivimos sintamos nostalgia. Señala José Manuel Goñi, en el prólogo, que los cuentos son un juego con el tiempo y el sinsabor de la pérdida del “locus mater”.
   Efectivamente es un repaso al territorio de la infancia, a la época feliz de la vida, al paraíso perdido que se tocaba con las manos. Once cuentos dedicados a once personajes que, seguramente, los tangerinos de cierta edad podrán reconocer en alguno o algunos de los que vivieron la ciudad internacional y su epílogo marcado por el Estatuto Real. Once historias de todas las clases que, en su unión, representan a la ciudad porque están representadas las clases sociales, las religiones y los modos de vida.
   





  Los Cuentos de Tánger están literariamente más elaborados que su primera novela y discurren, bien escritos, sobre la cotidianeidad de un tiempo pasado en la ciudad querida. Evidentemente, la literatura sobre Tánger colonial no puede prescindir de Juan Vega Montoya.
                                                              Boulevard Pasteur de Tánger

 Vega Montoya es también autor de una novela publicada originalmente en francés: Il était une fois Tánger (2012).