domingo, 28 de marzo de 2021

LAS NOVELAS DE TÁNGER (20): ÚLTIMAS NOCHES DEL EDIFICIO SAN FRANCISCO de BLANCA RIESTRA

 

RIESTRA, Blanca: Últimas noches del edificio San Francisco (Algaida. Sevilla 2020. 338 páginas).

   Con esta novela Blanca Riestra ganó el premio Ateneo de Sevilla en 2020. La autora es gallega pero se confiesa tangerina en la dedicatoria. Es doctora en filología, profesora; por su profesión y su dedicación, y por la temática de sus novelas, es una apasionada de la literatura. Probablemente eso la llevo a Tánger para contar la historia de una pandilla de escritores.



   De todos los Tánger posibles que cabían en la ciudad internacional, la autora se fija en el de los artistas, bohemios, escritores más o menos malditos, genios pretendidos, etcétera. Es un aspecto fascinante de los últimos tiempos del Estatuto y primeros de la independencia. Un conglomerado de personajes reales que merecen ser de ficción por su riqueza, complejidad, interés en su persona y en su obra. Tal vez lo menos interesante sea su obra. Se ha hecho mención a esta sociedad en algunos relatos, incluso en los escritos por los protagonistas. Pero ahora Riestra lo pone como centro de una novela. Y nos advierte desde el principio de la condición de sus criaturas: Más que una ciudad, Tánger es una especie de hospital de degradación del espíritu. Casi nadie de los que aquí ve desearía regresar. Porque ninguno encajaría ya en sus sociedades de origen (página 28). Puede darse la vuelta a la afirmación y decir que nunca encajaron en sus sociedades de origen y por eso se fueron a Tánger. Porque eran personas distintas, peculiares, ajenos al rebaño y a las convenciones.  Posiblemente gente atormentada en mayor o menor medida que pensaban que huyendo de su ciudad iban a poder huir de sí mismos.  Y en Tánger formaron una de las distintas burbujas que existían en la ciudad. Una pequeña comunidad de extraños dentro de una ciudad en la que convivían muchas comunidades distintas con pocos lazos de comunicación. Persona interesante convertidos en grandes personajes de una gran novela.

   No estaban todavía en la era de la globalización, el oriente quedaba al alcance de la mano. Podían divertirse bien sin los límites sociales de sus países. Vivir era barato: la casa, la comida, la droga, el sexo… Una manera de vivir que la autora centra en Bowles, un escritor exotista, turista permanente, que nunca llegó a integrarse en el mundo magrebí ni a comprenderlo, pero que contaba historias coloniales que gustaban al lector occidental de la época. Un colonial excéntrico, pero colonial a la postre. Nunca tuvo la profundidad de otros escritores, Montherlant por ejemplo, que llevaban las mismas pretensiones cuando acudieron al norte de África.

   Pero no es solo la novela de unos seres raros en una ciudad rara. Hay un intento de explicar la vida de la ciudad decadente. La protagonista de la novela es la ciudad misma en la que se sitúan algunos personajes extranjeros y unos pocos locales, reales y de ficción, para comprender lo que era Tánger. Y un plano íntimo que acaba siendo principal, el de la vida de la protagonista Carmen que recuerda mucho a Laforet aunque no sea ella misma. «A Carmen Laforet no la quise poner con su nombre, porque me parece problemático y tiene familia. Su recreación se ha basado en textos y testimonios reales, pero la recreo y la hago actuar a través de un personaje de ficción inspirado en ella», decía Riestra en ABC el 1 de diciembre de 2020, en una entrevista tras ganar el premio: https://sevilla.abc.es/cultura/libros/sevi-blanca-riestra-recrea-tanger-festivo-bowles-novela-ganadora-ateneo-sevilla-202012011403_noticia.html  A esto hay que añadir una nota final explicatoria llena de humor inteligente.

   La autora usa los nombres y esconde los apellidos, pero no hace nada para impedir la identificación. Paul y Jane Bowles son imprescindibles en el relato de Tánger literario. A Emilio Sanz de Soto lo convierta en narrador de la segunda parte. En menor medida, Burroughs o Chukri. Ese mosaico social, la aparición de muchos personajes en la acción que implica una dificultad narrativa, y el protagonismo de la ciudad especial, nos lleva a lo mejor de la literatura tangerina, a Ángel Vázquez (también personaje). Pero recuerda algunas novelas de Naguib Mahfuz, salvando las distancias no solo geográficas entre Tánger y El Cairo.

   La autora no es tan joven ni tan bisoña para que su fascinación personal por la literatura le estropee una buena novela. Ha sabido huir del relato apasionado de lectora ansiosa de literatura y ha creado un panorama que demuestra dos cosas. Primero que ha hecho literatura en estado puro, huyendo de los tópicos de siempre y de los relatos donde la intriga -bien amañada por artesanos de la narración- atrapa al lector sin ningún fondo. Y segundo, que Tánger no es un tema agotado en la novela. La ciudad concebida como zona extraterritorial, extratemporal va decayendo a la vez que asistimos a la decadencia física de los personajes cuyo modo de vida no tiene más extensión. Entonces supe que todos éramos demonios y estábamos en el infierno (página 251). Es una novela de personajes, de situaciones que cambian en un buen ritmo, un mosaico en el que coloca a cada ser dentro del cuadro del que formaban parte. Deslizando su historia personal en el mismo tobogán descendente de la ciudad. Al final, ellos eran los que sobraban en la ciudad. Uno de los personajes marroquíes lo dice: …creéis que nosotros somos las comparsas de vuestras existencias y no se os ocurre que quizás seáis vosotros las comparsas de las nuestras (página 332).

 

 

 

jueves, 11 de marzo de 2021

MARRUECOS EN LA NOVELA LEGIONARIA (9): MEMORIAS DEL LEGIONARIO JUAN FERRAGUT de JULIÁN FERNÁNDEZ PIÑERO

 

FERNÁNDEZ PIÑERO, Julián: Memorias del legionario Juan Ferragut (Mundo Latino. Madrid s.a. 217 páginas).

 

   Julián Fernández Piñero fue un periodista catalán muerto en 1974. En 1921 el director de Nuevo Mundo, que era José María Carretero “El Cabalero Audaz”, le propuso que escribiera unas crónicas de la guerra de Marruecos simulando ser un legionario en el frente y así surgió el personaje Juan Ferragut. El general Salom, en su Biblioteca legionaria, indica que las crónicas de publicaron desde agosto de 1921 a febrero de 1922. Al principio, nadie sabía quién era ese legionario y se hicieron conjeturas sobre su personalidad. Incluso hubo quién fingió serlo. El misterio quedó al descubierto al publicarse esta novela, posiblemente en 1922. Tanto éxito tuvo que el autor usó ese seudónimo para sus siguientes novelas.

   Las memorias de Ferragut tienen antecedentes. En 1921 publicó esta misma novela en la colección La Novela de Noche, más reducida y con el seudónimo. Ya comentada: http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/2016/07/mas-sobre-marruecos-en-la-novela-breve_13.html Y ese mismo año, en diciembre, publicó La misma sangre en La Novela Semanal, también con seudónimo y que añade en la que nos ocupa a partir de la página 141. Hablamos de ella en http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/2013/09/el-desastre-de-annual-en-la-novela_18.html Fernández Piñero no era un corresponsal en el frente o en Melilla. Las crónicas que forman la novela las escribía, como señala José Francés en el prólogo, en la redacción de Nuevo Mundo. Pero la exactitud de los detalles nos indica que no eran fruto solo de su imaginación sino que estaban basadas en lecturas de los periódicos de la época.



   Memorias del legionario Juan Ferragut es la misma que Memorias de un legionario. Un relato construido por préstamos de los periodistas corresponsales y con una historia conocida: la participación de La Legión en los hechos que sucedieron al Desastre de Annual, desde que llegó para garantizar la defensa de Melilla y la  reconquista del territorio perdido. No es la mejor novela legionaria, pero sí una de las primeras. Fernández Piñero tuvo dos méritos principales: Uno, comprender el carácter épico de los acontecimientos protagonizados por el Tercio; dos, comprender el valor literario de la nueva unidad de Infantería. Vio que en el espíritu legionario, en el elemento humano variopinto, en las cotas de heroísmo y desprecio a la vida en la guerra y en el historial de acciones, había material literario. Hay que tener en cuenta que en 1922 ya se habían publicado las primeras novelas de P. C. Wren y que desde 1909 estaban traducidas al español. Ese modelo de novela inspira, en mayor o menor medida, las novelas legionarias españolas.

   La novela está escrita en forma de diario que comienza el 12 de agosto de 1921 y termina el 28 de enero del año siguiente. No es solo la plasmación de las crónicas de guerra, sino que incluye personajes y anécdotas, reales o no, de lo que el autor entendía que era el ambiente legionario de los primeros días. No lo hizo mal porque, incluso entre los militares, se pensó que era un legionario de verdad en el campo de batalla quien escribía el diario. Es la narración emocionada de una campaña, del impulso guerrero que busca la venganza, de un sentimiento patriótico sin atisbo de crítica, de elogios al mando y a la manera de llevar a cabo la reconquista del territorio. En enero de 1922, cuando todavía quedaba mucho por batallar, Fernández Piñero se debió de cansar del legionario y de sus crónicas y dio por terminado el relato.

   Escribía: Cuando estas líneas se publiquen yo ya seré un hombre fuera de la ley. Juan Ferragut habrá desaparecido. ¿Muerto? No. Juan Ferragut era el nombre supuesto de un hombre que ha amado y ha sufrido mucho; que se acercó a la Muerte en una última y desesperada esperanza y que ya en los linderos de toda negación ha vuelto a la vida por el milagro fecundo del amor (página 134). Al héroe lo vuelve desertor y termina la novela que hubiera podido continuar hasta 1925 o más. Ferragut no murió porque, como se dijo antes, fue el seudónimo habitual del escritor.

jueves, 4 de marzo de 2021

NOVEDADES EN NOVELA HISPANOAFRICANA (3): Y TU AMOR FUE MI BANDERA de PABLO CLIMENT RODRÍGUEZ, EL HOMBRE QUE CAMBIÓ UN IMPERIO de LALO SÁNCHEZ y TIEMPOS DE AMOR Y MUERTE de EUGENIO FERNANDEZ BARALLOBRE.

 

CLIMENT RODRÍGUEZ, Pablo: Y tu amor fue mi bandera (Didot. Madrid 2015. 249 páginas).

  Climent Rodríguez nació en Huelva. Licenciado en Marina Civil (Sección Máquinas). Esta novela es un relato de la participación de La Legión en la defensa de Melilla tras la rota de Annual y la reconquista del territorio perdido. Hechos conocidos vistos desde el ángulo de un teniente recién salido de la Academia que estaba combatiendo en la zona occidental cuando tiene que acudir a socorrer lo que quedaba de Protectorado en Melilla.

   Es una novela militar, una novela legionaria. Después de narrar acciones y batallas, el teniente se ofrece voluntario para una misión de información en Axdir cuando todavía estaba bajo el dominio de Abd el Krim. Como era previsible, cae prisionero. Y lo nuevo, en la parte final de la novela, es la comprensión que adquiere sobre las gentes del Rif.

 


SÁNCHEZ, Lalo: El hombre que cambió un imperio (Avant. Barcelona 2016. 280 páginas).

   Lo más sorprendente de este libro es que está basado en hechos reales. Según el autor –militar y empresario ceutí- cuenta lo que oyó a su padre que también fue militar en  el Protectorado. Así lo decía en noviembre de 2016 en una entrevista en La Verdad de Ceuta:  https://www.laverdaddeceuta.com/redaccion/noticias/redaccion/entrevistas/lalo-sanchez-presenta-su-libro-el-hombre-que-cambio-un-imperio

   La novela recoge algunos de los hechos peculiares del Protectorado a principios del siglo XX: presidiarios de Ceuta, renegados, kabileños, líderes locales, guerra… Trata de mostrar una manera de vivir en las montañas. No sé porqué unas veces escribe Yevala y otras Yebala, no sé si son erratas o está buscado. Y por las páginas discurren El Raisuni, Abd el Krim, Franco y otros protagonistas históricos. Una visión distinta de la presencia española en Marruecos, llena de amistad y esperanza.

 


FERNANDEZ BARALLOBRE, Eugenio: Tiempos de amor y muerte. El infierno de Igueriben (LC ediciones. Salamanca 2018.228 páginas).

   Es la novela de un militar, la vida familiar y profesional de un oficial que, recién salido de la Academia es destinado a Marruecos. Trata con mucho respeto, con emoción, las características de la vida castrense y la dura contienda rifeña. Aunque el autor no es militar, sino policía, su manera de narrar es parecida a de las novelas escritas por aquéllos. Creo que es muy larga en los principios, pues si lo que quería era narrar los hechos sucedidos en Igueriben, hay que esperar hasta la página 127 para que el protagonista llegue a Melilla donde éste se pone al día de los que acontecía (y el lector también) por las conversaciones de los que estaban enterados de los pormenores de la campaña. Las últimas páginas culminan con el detallado relato de la caída de la posición, contado en forma de diario del protagonista que estaba entre los sacos terreros.