miércoles, 27 de junio de 2018

ESCRITORES GUINEANOS Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA (4): LA REPÚBLICA FANTÁSTICA DE ANNOBÓN de FRANCISCO ZAMORA LOBOCH


ZAMORA LOBOCH, Francisco: La república fantástica de Annobón (Sial. Madrid 2017. 251 páginas).

   El 15 de noviembre de 1932 tuvo lugar un hecho sorprendente en la remota isla de Annobón. El sargento Castilla, gobernador del lugar, mataba al gobernador de la colonia española Gustavo de Sostoa. El suceso, ya de por sí extraordinario, adquiere mayor complejidad si analizamos la personalidad de ambos, el apartado lugar y las circunstancias en que se produjo. Para comprenderlo mejor es imprescindible leer el trabajo de Gustau Nerín ¿Socialismo utópico en Annobón? La aventura revolucionaria del sargento Restituto Castilla (1931-1932), presentado en una Conferencia Internacional en la Universidad de Hofstra en abril de 2009. Tuvo el acierto Nerín de investigar en el archivo de la Audiencia de Las Palmas para encontrar en sumario de la causa seguida contra el sargento con los manuscritos de los diarios que éste fue redactando durante su estancia en la isla.

   Castilla era un hombre de ideas utópicas que se vio como emperador de Annobón y trató de organizar a su manera la sociedad local. Se enfrentó a los misioneros, dueños y señores del lugar, y adoptó algunas medidas interesantes como el cambio de ubicación de la pequeña ciudad de Palé. Los misioneros ejercían de gobernadores porque eran los únicos españoles en la isla, se usaban de agentes coloniales por su presencia en los rincones más apartados de la colonia y por su coste moderado (cobraban las cantidades estipuladas en los presupuestos coloniales). Era una manera cómoda de mantener autoridad permanente en el territorio, como se exigía tras la Conferencia de Berlín para colonizar África, y el padre Juanola al tremolar la bandera nacional impidió que Annobón acabara en manos alemanas en 1875. Pero Castilla, hombre que al parecer tenía tendencias depresivas, acabó en un estado de trastorno acentuado por la soledad y la malaria, impuso un régimen tan coactivo y abusivo como el de los misioneros y estableció una pequeña tiranía. Cuando el gobernador Sostoa -un diplomático de ideas avanzadas que puso la República para mejorar el trato a la población local y controlar los abusos de los coloniales- fue a cesarlo, Castilla lo mató.

   La historia tiene tintes novelescos, aunque quizás menores de lo que pueda parecer a primera vista. Así lo vio Luis Leante que en 2017 publicó una buena novela: Annobón (http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/search/label/Leante). Relato en el que eligió la fantasía, seguramente porque la realidad era poco para una novela. Y ahora Francisco Zamora, nacido en la isla en la última etapa colonial, retoma los hechos para su novela La república fantástica de Annobón.

   Zamora construye una novela desigual que comienza por describir la llegada del sargento Castilla a Annobón, las primeras medidas que toma como principal autoridad, su encuentro con una sociedad que desconocía y que quería reformar. Incluye, aunque de manera suavizada, la relación que mantuvo con una mujer annobonesa. Y se detiene en largas evocaciones de cómo la enseña a leer que alterna con las conversaciones que mantiene el militar con el practicante acerca de la situación política española, el advenimiento de la República como esperanza de reformas, el anarquismo o la política colonial de España. El autor aprovecha para dejar constancias de noticias sobre el modo de vida de Annobón que conoce bien por ser su lugar de origen. Poco se había escrito sobre esto hasta ahora. Apenas los artículos de los misioneros en La Guinea Española, poco científicos y muy mediatizados por la moral que querían imponer. El libro Noticia de Annobón (1962) de Miguel Zamora (que creo que es el padre del novelista) y últimamente las investigaciones de Valerie de Wulf Histoire d l’île d’Annobón et de ses habitants (2914) o Pedro Bodipo Annobón. Su tradición, usos y costumbres (2015).

   La novela discurre después por historias de annoboneses, modos de vida precoloniales, costumbres y leyendas. Esa parte que descubre el lector lo que fue la isla en otros tiempos, constituye lo más original del libro pero rompe el ritmo narrativo y se desvía, durante la mitad de las páginas, del argumento principal sin conectar uno con lo otro. Repito que la historia de Castilla y Sostoa posiblemente no dé para una novela sino se la adereza de imaginación y ficción. En esto el autor es soberano y puede completar su obra con lo que quiera. Pero corre el riesgo de menoscabar el interés del lector.  El recorrido etnográfico, lleno de emociones, resulta largo y desconectado de la trama que parecía ser la principal. Cuando el autor regresa al sargento Castilla, la novela vuelve a la intriga que nunca debió abandonar. Zamora narra detalles que conoce seguramente porque se lo han transmitido. La documentación colonial no abarca todo lo que pasó en Guinea en la época española y que no se reflejó por falta de interés o, precisamente, porque no se quiso dejar constancia de determinados asuntos. Es cierto que la memoria oral adolece de muchas falsedades, de lagunas irreparables y de interpretaciones interesadas. Pero deja un poso que el autor aprovecha para concluir la historia del pobre sargento loco y el desgraciado gobernador. Y añade un poco más de bibliografía a la isla de Annobón


viernes, 8 de junio de 2018

NOSTALGIAS COLONIALES (11): COSMOPOLITA de FEDERICO GARCÍA SANCHIZ


GARCÍA SANCHIZ, Federico: Cosmopolita. Novelerías de Francia, Cuba, Marruecos. Los Estados Unidos y el Japón (Biblioteca Nueva. Madrid 19??. 236 páginas + 1 hoja).
   García Sanchiz es un escritor que tuvo gran éxito de lectores en su época y que hoy está olvidado, salvo como curiosidad extravagante o como arqueología literaria para investigadores. Había nacido en Valencia en 1887 donde estudió hasta el tercer curso de Medicina. Después se trasladó a Madrid, acabó la carrera de Filosofía y Letras y empezó a colaborar en publicaciones como El Imparcial o Blanco y Negro. Vivió en París un año y a su regreso entró en la redacción de ABC. Viajó mucho y reflejó sus impresiones en libros y artículos. Se sumó al bando franquista en la Guerra Civil, colaborando en prensa y propaganda. Su único hijo falleció en la contienda, en el hundimiento del Baleares. Murió en Madrid en 1964.

   Aunque es autor de varias novelas y libros de viajes o crónicas, su fama se debe a su actividad de charlista, como él mismo se definía. Es decir, como autor de charlas en las que le público pagaba la entrada y que le dieron notable fama y buenos ingresos. Presumía de esta actividad. Al parecer tenía un verbo fácil, rotundo de imágenes, sonoro y una voz adecuada para llegar al público. Cuando ingresó en la Real Academia, su discurso versó sobre la charla y se puede leer en: http://www.rae.es/sites/default/files/Discurso_de_ingreso_Federico_Garcia_Sanchiz.pdf
Federico García Sanchiz
   Como escritor, García Sanchiz tenía el mismo estilo ampuloso de sus charlas. Un hombre barroco que llenaba las páginas de descripciones y de imágenes retóricas, quizás era lo apropiado para un público que desconocía cómo eran los países lejanos y las culturas extrañas. Un mundo aun no globalizado y en el que las revistas ilustradas suplían apenas la falta de referencias visuales. Un estilo un poco huero que pretendía la belleza de la palabra más que la de la historia. Argumentos débiles pero muy revirados. Adjetivos y metáforas. Agustín G. de Amezúa, que contestó su discurso de ingreso en la Academia, definía el estilo de García Sanchiz con estas frases: “La retina hecha palabra”, “flor de una hora”, “resplandor que ciega”, etc.

   El autor fue un gran viajero por el mundo. Como periodista recorrió países y continentes y sus impresiones las plasmaba en crónicas y libros, entre ellos Color (Madrid 1919) que estaba dedicado a Marruecos con capítulos para Tánger y Tetuán y de donde salió la idea de Noches de Tánger, una novela breve que incluyó en su libro Cosmopolita. Es un relato fantasioso, exotista y un poco aburrido. Lleno de largos  párrafos descriptivos y de personajes fantásticos o extraordinarios que, con su rareza, tratan de enriquecer una historia simple. Es verdad que en las colonias había un buen número de expatriados singulares,  pero no tanto como para que solo sus caracteres llenen una novela. Noches de Tánger es un cuento lleno de tópicos de viajero, de los que una persona absorbe en una semana de visita sin profundizar en más, de exotismo al uso. Y de una singular nostalgia que es la nostalgia por lo que no se ha vivido pero que hubiera gustado vivir. Sentimiento al que accedían los que llegaban a escenarios coloniales e intuían una forma distinta de vida que los atraía. Como resumen, un escrito de los que no quedarán en la historia de la literatura colonial.

Biografía de García Sanchiz escrita por el periodista Gómez Santos

viernes, 1 de junio de 2018

LAS NOVELAS DE TÁNGER (11): UN JARDÍN AL NORTE de BORIS IZAGUIRRE


IZAGUIRRE, Boris: Un jardín al norte (Planeta. Barcelona 2014. 444 páginas + 1 hoja; Booket. Barcelona 2015. 443 páginas; Círculo de Lectores. Barcelona 2015. 443 páginas).
   Boris Izaguirre es un personaje popular en la televisión española, famoso, apreciado por su público y que también escribe novelas. Una de ellas –Un jardín al norte- tiene algunos pasajes en Tánger y el Marruecos español.

   El autor quiso novelar la biografía de Rosalinda Fox porque la consideraba atractiva para un relato y de interés para un buen número de lectores, como así sucedió. Escribir sobre Fox después del enorme éxito de El tiempo entre costuras de María Dueñas era algo arriesgado. Izaguirre lo sabía y no lo disimuló y lo reconoce en la Nota final del libro. Pero la vida del personaje le fascinó hasta el punto de reinterpretarla.
   Si María Dueñas la usó como personaje secundario y solo en un aspecto de su vida, el paso por Marruecos y su relación con el coronel Beigbeder, Izaguirre la aborda desde la infancia y la sigue en Inglaterra, la India, Suiza, Portugal, España y Marruecos. Es un periodo de tiempo muy amplio, muchos escenarios diferentes con hechos distintos y acabados en cada parte. Es una novela en la que se cuentan muchas cosas pero sin espacio para profundizar. Y, como le achacó la crítica, sin dibujar con la atención que requería la psicología de los personajes, especialmente de Rosalinda Fox. Tampoco acierta a la hora de mantener la intriga en la acción de espionaje. Fox es una espía demasiado ingenua y los hechos se narran sin emoción.

   Lo importante de la novela, en la parte africana, es la pasión de Fox y Beigbeder que se desarrolla en Tánger y Tetuán. Izaguirre no es un experto en la historia del protectorado ni es un profundo conocedor del norte de Marruecos y por eso optó por situar la acción en ciudades de las que apenas se dice nada. Marruecos es el fondo de una historia pero no afecta a la historia. Si buscamos detalles coloniales, apenas los hay. Es una novela sobre Tánger pero con muy poco Tánger.