viernes, 30 de septiembre de 2016

NOVELAS DEL DESASTRE DE ANNUAL (11): ALLÁ EN EL RIF de T, ROYO BARANDIARÁN, EL SEÑOR FELICIANO EN LA REPÚBLICA DEL RIF, LOS MUERTOS DE ANNUAL YA SON VENGADOS de UN JOVEN DEL RIF y CHUMBERAS Y BABUCHAS de FRANCISCO FUSIMAÑA.

ROYO BARANDIARÁN, Tomás: Allá en el Rif. Del amor y de la guerra (Imprenta de Heraldo de Aragón. Zaragoza 1922. 115 páginas).
ANÓNIMO: El señor Feliciano en la República del Rif (Gráficas Postal Expres. Melilla 1922. 151 páginas + 2 hijas. Ilustarciones de Niquito).
VIDAL-GALLEGO,  Eliseo A. “UN JOVEN DEL RIF”: Los muertos de Annual ya son vengados (Gráfica Administrativa. Madrid 1932. 303 páginas. Prólogo de Ricardo Marqués Martín).
FUSIMAÑA, Francisco: Chumberas y babuchas (Imprenta Rodenca. Roda de Ter 1934. 110 páginas).

   El relato sobre la rota de Annual tuvo mucho éxito en la época en la que sucedió y con posterioridad. Pero no todas las novelas pueden considerarse de gran calidad y merecedoras de pasar a la historia de la literatura. Peor no dejan de ser muestras de lo que ocurrió y de la interpretación que se dio a los sucesos. Esto último iba en conformidad con la manera de pensar de los autores, en general divididos en dos grandes grupos: los patriotas cantores de las gestas hispanas y los críticos que preferían entender el desastre como la culminación de una cadena de indignidades. Muchos fueron testigos presenciales de los hechos, o los conocieron de fuentes directas; otros escogieron el argumento buscando originalidad o base real para difundir sus ideas sociales.
   Las novelas del desastre comenzaron a publicarse inmediatamente después de los hechos. Por ejemplo, Allá en el Rif (1922) del periodista aragonés Tomás Royo Barandiarán. Relato epistolar en el que una mujer cuentas, desde Melilla, los acontecimientos a una amiga. Más que una novela del frente, es de retaguardia; de la angustiosa situación de los civiles melillenses preocupados por la suerte que pudieran correr.

   De ese mismo año, y publicada en Melilla, es la novela anónima El señor Feliciano en la República del Rif. Una sátira cruel acerca de una hipotética República del Rif gobernada por Abd el Krim. Con muy mala idea, el autor periodista va dibujando un lugar idílico donde todo es progreso, bienestar y felicidad. A lo que acompaña los dibujos de Niquito.



  

















                             Ilustraciones de Niquito para El señor Feliciano....

  Entre los testigos encontramos relatos de época trascendencia como Los muertos de Annual ya son vengados (1932) de Un Joven del Rif, seudónimo de Eliseo A. Vidal-Gallego que fue sargento (en 1938 aparece como teniente) de tendencia republicana y estaba destinado en la época de la publicación en la Caja de Recluta de Teruel pero, de la lectura de este raro libro, deducimos que estuvo en Marruecos en julio de 1921.
(Ilustración de Juan Francés en Blanco y Negro)
   En este breve panorama de algunas de las novelas secundarias sobre la campaña de 1921-27, hay que hacer referencia a Chumberas y babuchas (1934) de Francisco Fusimaña Sabatés. De este autor sabemos poco. Por Alejandro Rey Millán hemos sabido que fue soldado en la última fase de la guerra del Rif, republicano exiliado y, más tarde, deportado a los campos de concentración-exterminio de Mauthausen y Gusen (https://historiazgz2017.com/scriptoria/). Fusimaña fue soldado entre 1925 y 1927, en la zona de Tetuán. Habían pasado los peores momentos de la guerra per todavía quedaban batallas cruentas, miserias y sufrimientos. El autor es muy crítico con la actuación española en Marruecos y de esta visión surge el relato de un soldado desgraciado que opta por la deserción, tema original en la narrativa de la época por lo que suponía de tabú incluso para los contrarios a la aventura colonial. El renegado se vuelve musulmán, se casa con una mujer mora a la manera habitual de los novelistas exotistas y tiene un final extraño envuelto en las luchas tribales rifeñas. Es una novela original y muy pesimista. El fatalismo del destino podría vencerse con una acción civil y no militar, según el autor que escribe: Los moros del protectorado español no son buenos ni malos; son, a mi entender, gentes por pulir. El clima y la religión han obrado sobre ellos como dos narcóticos que solo inyectándolos de higiene y cultura irán despabilándoles y haciéndoles mejores (página 108). Esta novela es una muestra de que el progresismo español de la época no era estrictamente anticolonialista sino que reprochaban los métodos violentos que se emplearon: Devolver la libertad al rifeño sería, aunque algunos idealistas crean lo contrario, peor el remedio que la enfermedad. La misma libertad que darles quisieran quienes a impulsos de un ideal pretenden hacerles libres, les pondrían otra vez bajo la tiranía del señor feudal; ya en forma de caudillo militar, ya en la de un religioso fanático con privilegios, o bien bajo el dominio de otra nación cualquiera (página 109). Un buen ejemplo de novela progresista, contraria a la guerra, idealista en la misión civilizadora tal y como se concebía entonces y de un valor literario secundario.



viernes, 23 de septiembre de 2016

VISIONES FEMENINAS DEL AFRICA ESPAÑOLA (3): OJOS LARGOS de ROSA DE ARÁMBURU, …Y LLEGÓ EL PLENILUNIO de JULIA Mª DE ABELLANOSA y HALIMA de Mª TERESA DE JADRAQUE.

ARÁMBURU, Rosa de: Ojos largos (Burgos 1937. Editorial Española. Colección La novela Nueva nº 2. 154 páginas).
ABELLANOSA, Julia María de: …Y llegó el plenilunio (Madrid 1944. Gráficas Reunidas. 244 páginas).
JADRAQUE, María Teresa de: Halima (Madrid-Cádiz 1954. Escélicer. 128 páginas).



   La posguerra favoreció un tipo de literatura que se adaptaba al papel social reservado para la mujer en la sociedad de la época. Hubo una proliferación de novela rosa, con más o menos calidad, cuyas destinatarias eran mujeres en su inmensa mayoría por no decir al cien por cien. Ya hemos traído muchos ejemplos de las novelas populares de kiosco. Hay otras que circulaban con otro modelo de distribución pero cuyo contenido y manera de narrar no diferían mucho. Ni que decir tiene que los autores y autoras asumían el rol femenino y no criticaban la situación familiar y social. La mujer que tenía que buscar y encontrar un buen marido se ilusionaba con amores románticos y príncipes azules. Y por ahí iba la narrativa.

   Tres ejemplos de escritoras desconocidas y de literatura suave.
   Rosa de Arámburu fue una escritora muy identificada con el bando franquista en la Guerra Civil. Publicó Madrina de guerra (1937?)  y  Ojos largos (1937), ambientada en Marruecos. Ojos largos se sale un poco del encasillamiento de este comentario.  Poco sabemos de esta escritora. En Ojos largos demuestra tener conocimiento directo del Protectorado Español en Marruecos y lo desarrolla en un largo cuento de mujeres musulmanas a la manera española. Nefisa, la esclava arosi, bella y enigmática es entregada a quien va a ser su marido. Los tópicos de la vida femenina marroquí se desarrollan sin la conmiseración de otras novelas de similar temática, pero con el mismo estilo lento y descriptivo, lleno de imágenes forzadas, para reflejar la vida marroquí que creían parsimoniosa y ritual. Arámburu se centra en la vida de casada en comunidad poligámica. La difícil convivencia de la esposa joven con las más mayores. Los celos, la envidia y la venganza. El dibujo de un tipo de mujer, de fomra de vida, repudiada por las españolas.
Rosa de Arámburu
   …Y llegó el plenilunio es una novela rosa adornada con episodios mezcla de política y de intriga. Comienza en Roma, en un ambiente de ricos, con reuniones en embajadas casas de nobles, etc., lo que suele adornar la novela rosa que nunca relata amores de menesterosos debajo de un puente. El destino coloca a Cayetana, la ilusa protagonista de la novela, en Marruecos. Ha conocido a dos hombres dispares, algo misteriosos y uno francés. Estamos en los años de la II Guerra Mundial. La trama se complica con una intriga de espionaje (como no puede ser de otra manera cuando se habla de Tánger), drogas y de suplantación de personalidad. Muy lentamente la autora aporta detalles dentro de un aburrido discurrir hasta el desenlace fácil con intervención de militares españoles.


   Jadraque publicó Halima en 1954, una inverosímil narración egipcia en la que hay algunas referencias –pocas- al Marruecos Español.

viernes, 16 de septiembre de 2016

NOVELAS DE LA GUERRA DE IFNI-SAHARA (4): SIROCO de MARIANO FERNÁNDEZ-ACEYTUNO.

FERNÁNDEZ-ACEYTUNO GAVARRÓN, Mariano: Siroco. Recuerdos de un oficial de Tropas Nómadas (EME. Colección Adalid. Madrid 1992. 263 páginas + 1 hoja; Simancas Ediciones. Valladolid 1996. 292 páginas).

   El general Fernández-Aceytuno estuvo predestinado al africanismo. Como suele suceder con los militares de estirpe, vivió parte de su infancia y juventud en el Sahara (1934-1936) e Ifni (1940-1947), siguiendo el destino de su padre. Tras su paso por la Academia Militar, sirvió en Regulares en Arcila en 1953/54 y de allí pasó a Tropas Nómadas  y la Policía Territorial en el Sahara desde 1955 a 1965. Por lo tanto, le tocó vivir la guerra de 1957-58. Y fruto de la experiencia es la novela que tratamos y una notable publicación: Ifni y Sáhara. Una encrucijada en la historia de España (Palencia 2001). También presidió una ponencia del Servicio Histórico Militar dedicada al estudio del África Occidental Española.

  La novela Siroco tiene cierto paralelismo con Smara de Fernando Mata. Compañeros de armas y coetáneos en el servicio saharaui. Es una novela que tiene mucho de testimonio personal, de memorias. Tal vez se escriban algunos recuerdos en forma de novela para cambiar los nombres de los personajes y jugar con la cronología. Es posible que un buen conocedor de los hechos pueda extraer las personalidades encriptadas en personajes y leer entre líneas las anécdotas y los entresijos de las acciones políticas y militares. Como suele ocurrir en este tipo de novelistas ocasiones, y no es un defecto sino una solución buscada por el autor, el relato se adorna con muchas referencias históricas, geográficas y etnográficas, apuntes de vida militar y acontecimientos políticos.

   La novela discurre en tres ámbitos distintos: Uno, la vida de los saharauis cuyo territorio administraba España; dos, la de los militares franceses de la región; y tres, la de los propios españoles que eran casi todos militares. En la combinación de los tres elementos está la intriga del libro. El autor, que conoce muy bien lo que pasó, va describiendo los hechos sucedidos entre 1957 y 1958. La transición entre el colonialismo y la independencia de Marruecos. La novela nos va descubriendo las maniobras de las bandas promarroquíes internándose en territorio del Sahara Española, la rivalidad franco-española, la división de los saharauis…. En fin, las intrigas que estaban detrás de la guerra nunca declarada.

   Estas novelas de militares dan la impresión de ser novelas de “amigos y enemigos”. Entre los españoles se respiran un ambiente de sana camaradería y una tendencia de la acción casi exclusivamente a la situación en el territorio, con pocos elementos íntimos de los personajes y muy pocos conflictos entre ellos. Lo importante es el hecho en el que se desenvuelven, en este caso las incursiones de las bandas armadas, la actitud de los pobladores del desierto y la guerra inevitable.

  El autor es muy detallista en la vida del militar en el desierto. La novela pierde así el ritmo propio de una novela de aventuras militares, pero gana en cuanto a conocimiento de cómo se vivía en los cuarteles y puestos, cómo era la relación con los indígenas de tropa y cómo se desarrollaba el servicio. Quizás sea la parte menos novelesca, pero es la más original y está bien contado. Y la mención a la colaboración francesa en la guerra. Termina el libro con un episodio en Edchera y una reflexión final en 1984.