domingo, 22 de mayo de 2022

NOVELAS DEL FIN DEL SAHARA ESPAÑOL (2): MIRA SI YO TE QUERRÉ de LUIS LEANTE

 

LEANTE, Luis: Mira si yo te querré (Alfaguara. Madrid 2007. 308 páginas; Punto de Lectura. Madrid 2008. 314 páginas).

 



   Leante ganó el premio Alfaguara en 2007 con esta novela de ambiente saharaui que en va ya por la 9ª edición en Alfaguara y un par de ellas en Punto de Lectura, además de traducciones a varias lenguas.  Volvería sobre el África española con Annobón, publicada en 2018 y ya comentada: http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/2017/04/novelas-de-los-territorios-espanoles.html

 Mira si yo te querré es una buena novela con muchas virtudes. Una de ellas es la habilidad del autor para mantener la intriga mediante una escena inicial suficientemente misteriosa para que el lector quiera continuar leyendo. Y no se trata de un thriller o de una novela de misterio, sino de una trágica historia de amor desarrollada, por causas que se irán descubriendo, en el Sahara español en los momentos anteriores a la independencia. El lector va transitando distintos momentos cronológicos, historias que parecen retales sin unir y que Leante, con habilidad de narrador, va componiendo a lo largo del libro con cierta dosis de misterio para que la lectura sea amena y las ganas de continuar no se pierdan. Pero la visión que se tenía en 2007 sobre el Sahara, sobre el final de la descolonización y el futuro del territorio, no es la que tenemos ahora.



Zoco viejo de El Aaiún, óleo de Julio Visconti

   En ese antes y después, hay algunas escenas en El Aaiún del final de la etapa española. El personaje principal, Santiago, que acaba enrolado en La Legión, va descubriendo un mundo distinto y paralelo al de los españoles en el desierto. Si no fuera por la edad, se diría que el autor hizo la mili en el Sahara. El ambiente creado es fruto de una buena documentación. Lo que se narra, en el contexto histórico es real y ajustado a los hechos. El autor hace su interpretación:

Muchos soldados que jamás habían leído un periódico hacían ahora largas colas para leer la prensa, o formaban corrillos mientras el más instruido leía en voz alta las noticias que llegaban de la Península. En El Aaiún se supo demasiado tarde que el Gobierno había vendido a Marruecos la mayor parte de fosfatos Fos Bu Craa. Cuando la noticia se extendió entre los funcionarios, el deterioro de la vida pública era ya patente. En los cuarteles los oficiales apenas hablaban con la tropa sobre los graves acontecimientos y las revueltas independentistas que se producían en las calles (página 188).

   El autor quiere por una parte transmitir el ambiente de derrotismo, de final de un ciclo, de desesperanza ante el futuro y la sensación de traición. Santiago, el protagonista, se hace amigo de saharauis y comprende la situación, hace suya la lucha de los africanos. Y comprende asimismo que no se puede estar en dos bandos a la vez.

   La novela no es solo una excusa para recrear la historia. Es más compleja. Es la historia de una pasión rota por la incomprensión, por el malentendido, por el sino o la fatalidad.   Leante es un maestro a la hora de recorrer el tiempo, del pasado al presente del relato, y de mezclar las historias paralelas y los personajes.

   La parte sahariana, en 1975, es la recreación de la tensión del final español en el desierto. La angustia que se vivía día a día, llena de incertidumbres y temor, entre españoles y saharauis. Conscientes de que se acababa la etapa colonial pero sin saber qué iba a suceder porque las noticias eran pocas y confusas. Se muestra el nacimiento del Polisario y su estrategia primera. Los marroquíes entraban por el norte y los mauritanos por el sur. Quedaban pocas vías de escape para la población autóctona que temía a los invasores nuevos mucho más que a los españoles. Los que huyen para reunirse en Tifariti antes de emprender un éxodo que aún perdura.



Esta situación, este ambiente de intranquilidad, está muy bien recogido en las páginas finales de la novela.


   Como suele ser habitual en los libros españoles sobre el Sahara, hay una memoria de amarga decepción, de traición al pueblo saharaui al que se mira con benevolencia y cariño. Quizás en la novela falte un poco de crítica a las primeras acciones armadas de los polisarios contra los españoles.

   Dentro de la literatura española hay muy pocas muestras de la salida española del Sahara, de la vida en la colonia, de la mezcla –dentro de un orden- de culturas y religiones en el momento de máxima tolerancia hasta entonces. Por eso la novela tiene, además de su importancia literaria, un valor testimonial aunque el autor no fuera testigo –como lo fue Ramón Mayrata- pero que sabe recoger algunos detalles de esa vida acabada.