viernes, 26 de febrero de 2016

NOVELAS DEL BOSQUE DE RÍO MUNI (2): AYÚDAME TÚ de CORÍN TELLADO

TELLADO, Corín: Ayúdame tú. (Rollán. Madrid 1966. 128 páginas; Selecciones Rollán. Madrid 1972. 128 páginas; Barcelona 1977. Editorial Bruguera. Colección Corinto nº 571. 96 páginas).
   Esta novela podía haber tenido encaje en las entradas dedicadas a novela popular o novela femenina, pero la personalidad de la escritora y su significado en la España de los años sesenta y setenta del siglo XX, merecen una atención especial. La autora nació en Asturias en 1927 y allí murió en 2009. Empezó a escribir en 1949 y es autora de más de cinco mil novelas. Se le puede aplicar el verso de Lope de Vega: más de cien en horas veinticuatro. Traducida a  treinta idiomas, es el escritor español más leído después de Cervantes. Empezó a escribir por necesidad económica, pero ya era una lectora voraz de novela y una persona con capacidad para crear literatura. Su éxito fue tal, que además de novelas, se hicieron fotonovelas, seriales radiofónicos y guiones cinematográficos basados en sus relatos. La técnica narrativa es sencilla: libros de unas cien páginas, fáciles de  leer, con mucho diálogo y párrafos cortos para rellenar más hojas (cobraban por obra entregada) y llenas de acción. Novelas para leer en una siesta, en los ratos muertos, sin complicaciones. Las novelas románticas, de las que Tellado era la reina, estaban dirigidas al público femenino y las del oeste, donde destacó marcial Lafuente Estefanía, al lector masculino. Eran baratas y, además, se cambiaban en los kioskos (los libros leídos por nuevos más una pequeña cantidad de dinero). Esto, y la falta de otras distracciones, hicieron que el género fuera enormemente popular en España y la América hispana.

   Tellado sabe crear los personajes y las situaciones con pocas líneas pero, por la abundancia de producción, aunque el esquema era parecido, necesitaba darles originalidad mediante paisajes, situaciones o personajes distintos. Por eso en 1966 decide situar la acción de una de sus novelas en la Guinea Española, en algún lugar de la selva de Río Muni, en una serrería. Un joven médico español acepta el trabajo en la colonia con el objetivo de ahorrar dinero para luego establecerse en Madrid. Tellado nunca estuvo en Guinea y sus referencias a la zona son vagas, pero cae en algunos errores propios del desconocimiento del lugar.
Foto de Corín Tellado tomada de su página web
   Corín Tellado era una mujer de moral conservadora. Tenía la costumbre de colocar personajes extranjeros para los que tenían dudosa moralidad, eran malos o tenía cierta permisividad sexual. En esta novela el dueño de la serrería es extranjero, como lo es la joven huérfana del médico anterior sobre la que se construye la historia desde el punto de vista femenino. Con un médico joven y una huérfana que aún no llega a los veinte años, ya pueden suponer como se va a desarrollar la historia a pesar de los contratiempos y las dificultades impuestas por el empresario amargado y duro.
Portada de Pitarch para la revista África de septiembre de 1929
  Aunque la relación entre ambos discurre por caminos castos y absurdos, el final –como era de esperar- es feliz. El trasunto colonial es tratado con ligereza y las apariciones de indígenas son descritas con la mentalidad colonial habitual. 

   La novela es como cualquier otra novela de la autora, sin especial relevancia. Una curiosidad en la literatura colonial.


lunes, 22 de febrero de 2016

NOVELA EXOTISTA Y MARRUECOS (2): ISAAC MUÑOZ (y segunda Parte)

MUÑOZ, Isaac:
-          Un héroe del Mogreb (Casa Editorial Garnier hermanos. París  1913. 187 páginas).
-          Esmeralda de Oriente (Librería de la Viuda de Gregorio Pueyo. Madrid 1914. 715 páginas).


   Un héroe del Mogreb no aporta nada nuevo a la novelística de Isaac Muñoz. Se trata de la reedición de La fiesta de la sangre pero en una edición más cuidada. Un libro muy bien editado, muy bonito y muy difícil de encontrar.

   Esmeralda de Oriente es la ampliación de la novela corta Bajo el sol del desierto publicada el mismo año en la colección El Libro Popular. Se trata del relato en primera persona de un viajero enamorado o fascinado, como es habitual en el autor, por una belleza israelita que habitaba en el territorio del Sus. Es la novela de la pasión irrefrenable, irracional y azarosa. La pasión como algo irremediable y sutil: Solos, en el extraño salón de tonos indecisos, sentimos que los deseos surgían en nuestra sangre insinuantes y fatales (página 18). El amor distinto, cruel tal vez, en las sobras de Tánger: Y parecía que una agorera voz nocturna, nos suscitara un deseo turbulento y ciego de amarnos cruelmente, con un amor hecho de desesperaciones y de ansia de destrucción (Página 19).

   Los personajes masculinos de Muñoz son trágicos, pasionales, irredentos. No se encuentran seres comunes. Es más dulce con los caracteres femeninos pero, en ocasiones, sin negarles la culpa de las desgracias de los hombres. Muñoz presenta a las mujeres con simpatía, como seres inquietantes que transforman al hombre de fiera en manso. La existencia de sus personajes es trágica como su sentimiento, parafraseando a Unamuno. Están fatalmente marcados por el destino. Lo explica en un largo párrafo: Cuando se ha llegado a las más sutiles vibraciones de tortura, cuando la perspectiva de la felicidad y hasta la vida misma, la vida que es ímpetu, alegría, renovación, esperanza, han desaparecido para siempre; cuando el alma ulcerada, sangrante, ha sentido todas las ferocidades del sufrimiento; cuando una agonía de alucinado es nuestra obsesión constante, el frío y el terror de todas nuestras horas; cuando tenemos la desgarradora, la implacable convicción de que la tierra no nos dará jamás un rincón florido y fresco, ni un manantial de salud que apague nuestra fiebre, acaba por experimentarse en la exaltación sobrehumana de nuestro tormento un placer monstruoso, maldito, y desearíamos abrir más y más nuestras heridas, clavar nuestras uñas en la carne lacerada, retorcer despiadadamente nuestra alma, prolongar espantosamente nuestro martirio, sabiendo que nos sacrificábamos horrible, estérilmente, ante ese arcángel, trágicamente bello como la muerte y como el odio, que es la fatalidad (pp.55-56).

   Para Muñoz el amor es fuente de tragedia. Hasta en los momentos más álgidos, parece como señal de un futuro malo. Como si la muerte estuviera siempre al final, irremediablemente próxima. O como si la felicidad es solo fugaz, inconstante.
   Isaac Muñoz es un autor muy original, distinto a los demás. Influenciado por la estética modernista pero con un alejamiento de lo común. Su fascinación por ambientes exóticos, por situaciones irreales entre lo onírico y lo fantaseado, le lleva a crear escenarios y personajes personales e historias donde el escenario es casi todo. Esta originalidad lo hace trascendente al paso del tiempo. Y es donde el lector encuentra la novedad después de un siglo.
Artículo publicado en La Esfera nº 115 de 11 de marzo de 1916


viernes, 12 de febrero de 2016

NOVELA EXOTISTA Y MARRUECOS (2): ISAAC MUÑOZ (Primera Parte)

MUÑOZ, Isaac:
-          La fiesta de la sangre. (Pueyo. Madrid 1909. 209 páginas + 1 hoja).
-          Lejana y perdida (Imprenta Helénica. Madrid 1913. 171 páginas + 2 hojas).

   Isaac Muñoz es un escritor especial, entre los raros o los calificados de culto. Un hombre ajeno a las modas literarias y al gusto popular. De una sensibilidad distinta, optó por una estética al margen de las corrientes imperantes. Con algo de modernista y algo de extravagante. El poeta Luis Antonio de Villena, que le dedicó algunos artículos, lo tilda de  exquisito orfebre de la prosa  en su artículo Isaac Muñoz, voluptuosidad:

   Poco se sabía de la vida del escritor hasta que la profesora granadina Amelina Correa le dedicó un libro imprescindible: Isaac Muñoz (1881-1925). Recuperación de un escritor finisecular (Granada 1996), algunos artículos y la edición de las novelas La serpiente de Egipto, Vida o Voluptuosidad. Gracias a sus investigaciones sabemos que nació en Granada en 1881, aunque de familia castellana de Tendilla. Murió en Madrid en 1925. Era hijo de un militar que estuvo destinado en Ceuta y eso le acercó al mundo –en aquella época todavía muy desconocido- de Marruecos. Cursó estudios de Derecho y de Filosofía y Letras, carrera que terminó y que le sirvió para opositar al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios. En sus primeras novelas, en las que todavía no desarrolla su tendencia orientalista aunque ya va marcando su estilo estético, aparecen ambientes castellanos o andaluces: Miniaturas (1898), Colores grises (1898), Vida (1904), Voluptuosidad (1906), Morena y trágica (1908), Libro de las victorias (1908) o Alma infanzona (1910).

   En sus obras muestra un alejamiento estético de la realidad, del lugar donde le tocó vivir. No parece gustarle la sociedad estrecha de sus días. Posiblemente tampoco la época y se evade en ensoñaciones distantes en el tiempo y el espacio. Su amigo Villaespesa le dedica unos versos que comienzan así: Tarde llegaste al mundo. Tu sueño odia el reposo;/ amas el fasto antiguo, la guerra y el amor/ y cruzas por la vida callado y desdeñoso/ igual que un desterrado y noble emperador. Esta abstracción de la realidad le lleva a fabular con el Oriente más imaginado que nunca. Le atrae el mundo de Egipto o Mesopotamia, y escribe La serpiente de Egipto o Los ojos de Astarté (1911) que cambió de título en la segunda edición de 1912: Ambigua y cruel. Y ese mismo interés exotista le lleva a interesarse por Marruecos, que ya conocía desde la infancia, y por la nueva mirada colonialista de los europeos hacia el país. Su pensamiento colonial (o colonista, como él lo denomina), su pasión vital y la experiencia viajera lo refleja e los artículos que publicará en Heraldo de Madrid entre los años 1911 y 1919 y, en menor número, en La Esfera o La Ilustración Mundial.



   Los artículos publicados en las publicaciones periódicas fueron luego recopilados en varios libros: La agonía del Mogreb (1912), Política colonista (1912), La corte de Tetuán (1913) y El país de los cherifes (1913). En ellos expone su doctrina colonial con una ingenuidad propia de los que creían en la empresa benefactora sin pararse a examinar los abusos de la posición de poder. También abordaba cuestiones de política internacional, las campañas contra el Raisuni o el momento d elos judíos sefarditas que habitaban el Magreb y que era un asunto de especial interés para el autor. A los que hay que añadir un relato breve de viajes: Por tierras de Yebala (1913). Y una novela corta a la que ya nos referimos en otra entrada: Bajo el sol del desierto (1914).


   Su primera novela relacionada con Marruecos es La fiesta de la sangre, que se publicó en Madrid en 1909. En ella Muñoz nos abre a su universo particular concentrado en el imaginado Beni-Nuar. Y en él coloca a hombres distintos, a gente de otro tiempo y lugar aunque sea un lugar inexistente y un tiempo que nunca sucedió. Aunque la novela nos hable de Anyera y el campo exterior de Ceuta y de las confrontaciones que pusieron fin al reinado de Abdelaziz. Su mezcla de austeridad y religión, erotismo sublime, vida apasionada y la muerte siempre presente. Con el estilo que le hará famoso: los párrafos cortos, el punto y aparte, un exceso de imágenes y calificativos, una recargada prosa y un sentimiento poético de la novela. La fiesta de la sangre, como el título indica, es la crónica de la crueldad, de la lucha entre hermanos, la violencia sin canon y la brutal venganza del hombre: un bello gesto implacable de dios bárbaro y vengativo (página 14). El protagonista Hamido es un combatiente idealizado, del moro valiente del que luego hablará en los artículos de Heraldo de Madrid cuando las luchas de El Raisuni contra todos. La sangre festiva de la cofradía de loa aissauas, y la sangre trágica de las venganzas de las fracciones que luchan en el campo marroquí. La muerte y el amor, como señales inequívocas del autor. A diferencia de otras novelas suyas, en esta es más fácilmente identificable la época de los sucesos y el lugar, sin que Muñoz se ajuste a ninguna norma de fidelidad histórica.
   Su segunda novela es Lejana y perdida (1913). Se puede encontrar en versión digital gracias a la Biblioteca Virtual de Andalucía: http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/catalogo_imagenes/imagen.cmd?path=1002396&posicion=1
El relato está plagado de descripciones de un oasis sahariano, se supone que al sur de Marruecos. El autor, como hará siempre en sus novelas, trata de crear una atmósfera en la que el lector llegue a un lugar exótico, imaginario, donde las cosas son de otra manera y las convenciones sociales españolas de la época se tornan en una libertad ideal. En Muñoz, el Oriente está más imaginado que nunca. Sus lugares son tan irreales que no han existido ni en el pasado ni en el presente. Recrea los lugares según su imaginario deseo, con personas que se mueven según los criterios reprimidos por el autor en la España de principios del XX. Muñoz busca en la imaginación el sitio de la libertad y la tolerancia sexual, de la religión apartada y de una especie de anarquía política. Y para ello recrea Egipto, Siria o Marruecos. Ya sabe de sobra que en esos países las cosas no son como las cuenta, pero necesita un escenario y, por el desconocimiento generalizado de las tierras orientales, le sirve para sus fantasías y sus poéticas evocaciones.
Isaac Muñoz
   En el aire había como un secreto impenetrable y angustioso de amor, de pasión salvaje y escondida (página 19). Todo el país era un inmenso lugar donde los españoles iban  a poder realizar sus sueños eróticos. Una idea muy extendida en la mentalidad colonial masculina que, además en el caso de Isaac Muñoz, derivaba hacia deseos menos convencionales o excluidos. Al sueño del harén y la excusa: Los bárbaros de Europa no comprenderán jamás toda la gracia, toda la gentileza, toda la dulce sabiduría, toda la purísima elegancia, todo el ágil ímpetu, todo el ardiente sueño que esconden las almas árabes bajo las negras pupilas vedadas de lejanía y tristeza. Y el Islam morirá sin que las carniceras razas de Occidente, hayan adivinado su fabuloso tesoro de poesía (página 29).

   El paraíso árabe de la novela está amenazado de desaparición. La evocación del pasado feliz se contrapone el cruel presente del momento. El refugio del hombre solo,  del que huye del pasado, del que reniega de la vida agitada anterior para abrazar la quietud, de la pasión a la tranquilidad, incomprendido, diferente que encuentra la paz en la soledad: … yo he conocido la alegría salvaje y única de sentirme solo en la tierra, he saboreado como un bálsamo la paz de la sombra después del vértigo enloquecedor de la luz… (página 49). En la novela no faltan, como es el estilo del autor, las evocaciones de sexo, el amor incontrolado y desinhibido en lo que el autor define como  el tigre que vive oculto en mi sangre, rugió una vez más, feroz y salvaje (pagina 79). El tigre que informa los relatos de Muñoz. Lento, cadencioso, reiterativo, el relato erótico repite el estado de ánimo del atribulado protagonista. A pesar de su estado presente, al parecer bueno, siente melancolía por el pasado, por la vida en otra parte como si el sino fuera nomadear y por la mujer de antaño lejana y perdida. En Muñoz el final será siempre la muerte o el de deseo de morir.



lunes, 1 de febrero de 2016

LAS NOVELAS DE TANGER (3): TANGERINA de JAVIER VALENZUELA.

VALENZUELA, Javier: Tangerina (Martínez Roca. Madrid 2015. 324 páginas).
   Valenzuela es un periodista que conoce bien Marruecos y que, como tantos otros, ha sentido la fascinación de Tánger que tiene como fruto esta novela. Tal vez el título es poco imaginativo, pero sirve perfectamente para encuadrar los hechos y es fácil de encontrar en los buscadores para los que quieren libros sobre la ciudad. Tangerina es una novela en dos tiempos, presente y pasado, y en ambos hay un recorrido extenso por la ciudad: sus calles, sus gentes, su vida.

   El protagonista es un profesor del Instituto Cervantes en la ciudad marroquí que se ve envuelto en una trama oscura cuando un amigo suyo es detenido. Es un inicio clásico de thriller. Pero los padres de este profesor vivieron en Tánger cuando era ciudad internacional. Estos elementos le sirven para mostrar el contraste de una época y otra. Y, como decimos, para enseñar al lector la atractiva ciudad, presente e histórica,  para lo que se vale de la aparición de personajes reales como Chukri (al que hará coprotagonista en la indagación), Bowles, Ángel Vázquez…., y la cita de los que visitaron y vivieron allí durante los mejores años de la opulencia. Tánger era y es un lugar de retiro, a veces de huída, de mejora…, o –como dice el autor en la página 59- donde van los europeos a encontrarse consigo mismos. Pero tampoco conviene idealizar mucho la ciudad. El brillo de la ciudad internacional escondía muchas desigualdades, delitos, apariencias sin sustento, fraudes: Resulta que aquel Tánger internacional era más maquillaje que cuerpo, más decorado que guión, más labia que acción (página 67). Pero apariencia o fulgor, todavía desprende una ilusión extraordinaria que se convierte en admiración.
Ilustración de Mizziano para la portada de la revista ÁFRICA de diciembre de 1929
   Quizás por ese afán del novelista de homenajear a la ciudad, la acción se vuelve débil, pierde brío, aparece y desaparece. Valenzuela es un hombre de referencias literarias que encuentra en cada rincón una relación con algo que pasó o con algún antiguo visitante o residente. La historia de la ciudad se vuelve recurrente, a veces se repite. Parece que le falta una buena relación entre el presente y el pasado, entre el argumento policíaco y los recuerdos.
Javier Valenzuela

   La solución final está contada por los personajes, no surge de la acción. El secreto del protagonista, que es el secreto de la madre, parece un poco forzado. La novela es, ante todo, una biografía de la ciudad en los últimos años. Y como tal hay que leerla.