LEANTE, Luis: Mira si yo te querré (Alfaguara. Madrid
2007. 308 páginas; Punto de Lectura. Madrid 2008. 314 páginas).
Leante ganó el premio Alfaguara en 2007 con esta novela de ambiente
saharaui que en va ya por la 9ª edición en Alfaguara y un par de ellas en Punto
de Lectura, además de traducciones a varias lenguas. Volvería sobre el África española con Annobón, publicada en 2018 y ya
comentada: http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com/2017/04/novelas-de-los-territorios-espanoles.html
Mira si
yo te querré es una
buena novela con muchas virtudes. Una de ellas es la habilidad del autor para
mantener la intriga mediante una escena inicial suficientemente misteriosa para
que el lector quiera continuar leyendo. Y no se trata de un thriller o de una
novela de misterio, sino de una trágica historia de amor desarrollada, por
causas que se irán descubriendo, en el Sahara español en los momentos
anteriores a la independencia. El lector va transitando distintos momentos
cronológicos, historias que parecen retales sin unir y que Leante, con
habilidad de narrador, va componiendo a lo largo del libro con cierta dosis de
misterio para que la lectura sea amena y las ganas de continuar no se pierdan.
Pero la visión que se tenía en 2007 sobre el Sahara, sobre el final de la
descolonización y el futuro del territorio, no es la que tenemos ahora.
En ese antes y después, hay algunas escenas
en El Aaiún del final de la etapa española. El personaje principal, Santiago,
que acaba enrolado en La Legión, va descubriendo un mundo distinto y paralelo
al de los españoles en el desierto. Si no fuera por la edad, se diría que el
autor hizo la mili en el Sahara. El ambiente creado es fruto de una buena
documentación. Lo que se narra, en el contexto histórico es real y ajustado a
los hechos. El autor hace su interpretación:
Muchos soldados que jamás habían leído un
periódico hacían ahora largas colas para leer la prensa, o formaban corrillos
mientras el más instruido leía en voz alta las noticias que llegaban de la
Península. En El Aaiún se supo demasiado tarde que el Gobierno había vendido a
Marruecos la mayor parte de fosfatos Fos Bu Craa. Cuando la noticia se extendió
entre los funcionarios, el deterioro de la vida pública era ya patente. En los
cuarteles los oficiales apenas hablaban con la tropa sobre los graves
acontecimientos y las revueltas independentistas que se producían en las calles
(página 188).
El autor quiere por una parte transmitir el ambiente de derrotismo, de
final de un ciclo, de desesperanza ante el futuro y la sensación de traición.
Santiago, el protagonista, se hace amigo de saharauis y comprende la situación,
hace suya la lucha de los africanos. Y comprende asimismo que no se puede estar
en dos bandos a la vez.
La novela no es solo una excusa para recrear la historia. Es más
compleja. Es la historia de una pasión rota por la incomprensión, por el
malentendido, por el sino o la fatalidad. Leante
es un maestro a la hora de recorrer el tiempo, del pasado al presente del
relato, y de mezclar las historias paralelas y los personajes.
La parte sahariana, en 1975, es la recreación de la tensión del final español en el desierto. La angustia que se vivía día a día, llena de incertidumbres y temor, entre españoles y saharauis. Conscientes de que se acababa la etapa colonial pero sin saber qué iba a suceder porque las noticias eran pocas y confusas. Se muestra el nacimiento del Polisario y su estrategia primera. Los marroquíes entraban por el norte y los mauritanos por el sur. Quedaban pocas vías de escape para la población autóctona que temía a los invasores nuevos mucho más que a los españoles. Los que huyen para reunirse en Tifariti antes de emprender un éxodo que aún perdura.
Esta situación, este ambiente de intranquilidad, está muy bien recogido en las páginas finales de la novela.
Como suele ser habitual en los libros españoles sobre el Sahara, hay una
memoria de amarga decepción, de traición al pueblo saharaui al que se mira con
benevolencia y cariño. Quizás en la novela falte un poco de crítica a las
primeras acciones armadas de los polisarios contra los españoles.
Dentro de la literatura española hay muy pocas muestras de la salida
española del Sahara, de la vida en la colonia, de la mezcla –dentro de un
orden- de culturas y religiones en el momento de máxima tolerancia hasta
entonces. Por eso la novela tiene, además de su importancia literaria, un valor
testimonial aunque el autor no fuera testigo –como lo fue Ramón Mayrata- pero que
sabe recoger algunos detalles de esa vida acabada.
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