OCHOA BENJUMENA, José:
Tras los pasos de Prim. Reflexiones de un cazador (Castalia. Valencia
1955. 136 páginas.
Ochoa fue un ingeniero de Caminos que durante algunos
años de su vida estuvo destinado en Marruecos. De esa experiencia surgió su
libro Los puertos de Marruecos (Madrid 1945). Como aficionado a la caza,
recorrió los campos del protectorado acompañado de su perro Prim. Fruto de esas
jornadas es este libro de recuerdos de cazador, escrito con cierta poesía y
ternura, como un diálogo entre el hombre y el perro en el que tienen cabida
algunas consideraciones sobre el país y sus habitantes próximos al escritor.
SALADO, Manuel:
Rompemundos (Ediciones 29. Barcelona 1976. 159 páginas).
Manuel Salado es un novelista singular. Empezó a publicar
muy joven y lleva cuarenta novelas a sus espaldas. Nació en 1945 y muy joven,
con días, pasó a vivir en Ceuta y Melilla. Tiene un blog donde hace comentarios
literarios e informa de su carrera de escritor: https://manuelsaladoescritor.blogspot.com/
De su estancia en África surgió la novela Rompemundos. Una historia
situada en Tetuán durante el Protectorado. El ambiente colonial, presente en
las páginas, es algo secundario. La novela es muy intimista, al gusto de los
años setenta, bien escrita, con notas vanguardistas. Una larga introspección en
la que un niño que se va haciendo mayor describe el mundo raro que lo rodea.
Una visión particular de la vida que, en este caso, se desarrollaba en
Marruecos.
CAMPIO PEREIRA, Víctor: Baixo o sol do Magreb
(Deputacion provincial de Ourense. Orense 1984. 211 páginas + 1 hoja).
Nos dice el autor que el relato fue escrito
en los años 50 del siglo XX, metido en un cajón y aumentado y corregido se
publicó en 1984 en idioma gallego. Esta novela no es de guerra, es más bien de
servicio militar en un campamento de Regulares en Marruecos. Quizás los
recuerdos del escritor destinado al Protectorado. Es una obra costumbrista en
la que se refieren hechos sucedidos en la posguerra, sin que tenga una intriga
clara ni una línea argumental seguida. Son recuerdos de conmilitones. Pero sin
caer en el pintoresquismo o exotismo al que tan dados son los escritores que
ocasionalmente visitaron Marruecos. En este caso, lo importante es el servicio
militar y la camaradería. Todo imbuido de un aire literario porque uno de ellos
protagonistas, tal vez trasunto del autor, es aficionado a leer y escribir.
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