jueves, 6 de junio de 2024

NOVELAS DEL DESASTRE DE ANNUAL (36): CUANDO LEAS ESTA CARTA de VICENTE R. GRAMAJE

 

GRAMAJE, Vicente R.: Cuando leas esta carta. La canción de Chamorra (Círculo de Lectores. Barcelona 2011. 354 páginas + 1 hoja).

 


            El protagonista es un médico, viajero por el norte de Marruecos, que por casualidad descubre restos de un español caído en Monte Arruit. No sé si es un enmascaramiento del autor, que descubrió también las guerras del Rif, o una imagen que viene bien al lector poco conocedor del tema que se acerca a él por vez primera a través de la novela. Gramaje es también médico rural, las lecturas le llevaron descubrir la guerra y de ahí le nació la idea de esta novela que obtuvo el premio Círculo de Lectores en 2011.

            En ese argumento tan trillado, la originalidad que busca el autor es narrarlo a través de la visión actual de un personaje ajeno a la guerra y centrar el relato de los hechos en un capitán que estuvo en el alejado puesto de Chamorra. Lo plantea en dos planos geográficos y temporales distintos. Unas visiones históricas de los sucesos en el puesto antes de la rota de Annual y una investigación actual de un médico que encontró por casualidad una carta en Monte Arruit y busca a los protagonistas. Con esta bifurcación de la historia, y con la intriga que introduce en la investigación del médico acerca de los personajes del pasado, la novela se hace amena. Es una narración tradicional, cronológica y sin rupturas vanguardistas. Los personajes actuales son de una normalidad sin altibajos, con sentimientos y consideraciones que están dentro de lo que le pasa a la mayor parte de la gente. Los de la guerra se sitúan aparecen dibujados con caracteres más fuertes porque están emplazados en una situación límite entre la vida y la muerte acechante. Por eso, las escenas de la posición en el Rif están bien medidas, ya se ha contado muchas veces antes, y el escrutinio de los personajes contemporáneos en busca del descendiente de la mujer de 1921 parecen un poco estiradas de páginas. El autor juega con el contraste de las dos dimensiones para mantener la atención, lo que consigue si bien la tensión decae en algunos episodios. Todo busca un final emotivo, la conexión de los antiguos protagonistas con los contemporáneos y una explicación amable de la superación de viejos traumas.

            La parte colonial poco aporta de nuevo. En ese aspecto es una novela para lectores que acuden por primera vez al Rif literario.

 

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