CAZORLA, Luis
María: Tetuán y
Larrache 1936 (Almuzara. Córdoba 2025. 452 páginas).
Luis María
Cazorla continúa en esta novela su serie de episodios nacionales
hispano-africanos. Si en la anterior narraba el inicio de la Guerra Civil en
Melilla, en esta se centra en los hechos ocurridos en Larache y en Tetuán. Y,
como en sus novelas anteriores, usa la técnica literaria de mezclar hechos y
personajes reales con las vicisitudes de una familia imaginaria: los
Robi-Tenoll. Para su escritura Cazorla cuenta con una previa labor de
investigación muy minuciosa y con los antecedentes familiares que le valen para
detallar las cuestiones de la vida familiar de los españoles en Marruecos
durante el Protectorado.
La finalidad
es contraponer los hechos públicos, conocidos, históricos, con la reacción que
producían en una familia normal que los vivía sin protagonizarlos directamente.
No escribir un mero reportaje histórico novelado, sino situar la historia
dentro de la ficción que para eso es novela.
El libro es
muy detallista en la descripción de los primeros momentos del alzamiento que
van desde la salida de Franco desde Canarias hasta las maniobras conspirativas
en Tetuán. Están descritas al detalle los viajes, las reacciones de las
autoridades republicanas, las actuaciones de los rebeldes y la proclamación del
estado de guerra una vez que el golpe de estado había fracasado como tal. En sus
páginas aparecen los principales protagonistas de la trama marroquí, los
militares que pusieron el Protectorado en el bando de Franco y tramaron las
primeras actuaciones para poder organizar la leva de marroquíes y el traslado
de las tropas de África a la península. Aunque la intriga la resuelve en varias
escenas encadenadas, en las que no puede profundizar más de lo que le permite
cambiar de escenarios, la situación queda bien dibujada y los personajes
responden a los caracteres reales. Es un argumento muy novelesco y muy poco
aprovechado todavía en la literatura contemporánea, quizás con la salvedad de
María Dueñas en El tiempo entre costuras. Esa novedad le confiere
originalidad.
Quizás lo que
no quede resuelto con rotundidad es la unión de lo ficticio y lo real. Hay como
una interrupción de una narración para tomar otra, un salto sin continuidad o
una falta de cálculo en el espacio dedicado a cada aspecto. El final, por otra
parte, queda abierto dando la impresión de que el autor está preparando la
siguiente entrega de la saga.
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