lunes, 27 de mayo de 2013

NOVELAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA (5): PALMERAS EN LA NIEVE de LUZ GABÁS

GABÁS, Luz: Palmeras en la nieve. (Ediciones Temas de Hoy. Madrid 2012. 732 páginas; Booket. Barcelona 2015. 734 páginas).




El ejemplar viene abrazado por una faja con una frase de María Dueñas: Una historia cautivadora que recrea nuestro pasado colonial en África. Una lectura que desearás no abandonar. No sé si Dueñas leyó el libro antes de escribir estas palabras, ni siquiera sé si las escribió ella o alguien de la editorial. Pero este aviso nos invita a hacer comparaciones. Una novela muy larga que se desarrolla en el África española y escrita con estilo fácil, ¿no puede ser una manera de aprovechar el éxito de El tiempo entre  costuras? La misma editorial para los dos libros que es, además, la responsable de la publicidad. Hay marketing detrás de esa invitación a la comparación. Las cosas seguramente no son así. Luz Gabás ya tenía escrita la novela, por lo menos la primera redacción,  cuando se publicó la de María Dueñas. Y no es un simple remedo. Aunque hay paralelismos como el hecho de que ambas autoras tuvieron familiares en las colonias que les abrieron el interés por ellas y que  Palmeras en la nieve también ha sido una novela de éxito, se ha traducido a otros idiomas y se anuncia una versión cinematográfica que dirigirá Fernando González Molina con Mario Casas como protagonista.
Pico de Santa Isabel. óleo de Núñez Losada
   Gabás tenía un argumento en la memoria histórica familiar y lo ha sabido aprovechar. Procede del valle de Benasque, tierra que dio desde principios del siglo pasado generaciones de emigrantes a Guinea entre ellos propietarios tan señalados como Mallo y Mora. Peripecias que se relataron en el libro Guinea en patués (2008) de José Manuel Brunet, José Luis Cosculluela y José María Mur. Un buen trabajo de recopilación de recuerdos personales de aquellos trabajadores de Chías, Cerler, Bisaurri, Benás, etc., que abandonaron las duras tierras pirenaicas para buscar un futuro más próspero en las plantaciones de Fernando Poo.

   La autora es descendiente de emigrantes coloniales y conoce por ellos los entresijos de la vida en las plantaciones y los conflictos que suscitaba. Sentía que su historia podía ser interesante y la convirtió en novela, compartiendo lo real disimulado con lo imaginado y trenzando dos argumentos –pasado y contemporáneo- para crear la tensión que necesita el lector para seguir leyendo. Como todo escritor novel, envió el original a varias editoriales sin éxito. Hasta que Milenio, pequeño sello de Lleida, aceptó publicarla y anunció su salida cuando la llamaron de Temas de hoy proponiéndole lo mismo. Como es lógico, se quedó con la empresa grande que le garantizaba publicidad y promoción. Pero del primer anuncio a la edición definitiva hay un aumento de casi trescientas páginas y no creo que se deba sólo a un tipo distinto de maquetación. Tal vez la editorial que definitivamente publicó la obra –Temas de hoy, del grupo Planeta- influyera en la autora para que ampliara el texto e introdujera asuntos que fueran comercialmente más atractivos: Erotismo, violencia, política colonial, asomo de incesto, amores de blancos y negros, explotación, toma de conciencia del africano frente al dominio… Esto hace que la frescura de la primera parte (posiblemente la que basó la autora en los diarios o relatos de su padre, tío o abuelo) y el reflejo de lo que fue la vida en una plantación guineana, se vaya deslizando hacia el folletín melodramático y extenso en exceso. Para hacer una novela tan larga debería complicar el argumento, introducir tramas paralelas, profundizar en los personajes para hacerlos menos planos y crear un ambiente más preciso mediante descripciones de situaciones al margen de la vida sencilla de los protagonistas. Sin embargo, la novela vuelve a ganar en intensidad cuando se relatan algunos episodios de la crueldad que siguió a la independencia. Es un asunto de gran importancia en la vida de Guinea que permaneció en la sombra en su momento por la censura que existía en el país, que podía incluso costarle la vida al que contara algo, y por la clasificación de materia reservada que el gobierno español otorgó a las informaciones sobre la ex colonia. Este ambiente se sobrepone a la carga rosa de la novela y ayuda al lector a seguir con el relato de los dos hermanos oscenses que trabajaban en la finca Sampaka, la más grande de la isla de Bioko.


    Aunque el relato de plantación resulta más verosímil que otras novelas de épocas pasadas, la longitud dedicada a los amores de la segunda generación se hace un tanto tediosa porque aporta pocos elementos nuevos y es la narración de una aventura que se hace eterna. 
Cartel de la película


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