GONZÁLEZ DÉNIZ, Emilio: El llano amarillo
(Madrid 1985. Cátedra. 148 páginas + 2 hojas).
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Sahara (Madrid 1995.
Ediciones La Palma. 209 páginas).
El escritor grancanario Emilio González Déniz hizo, como tantos otros
jóvenes españoles, el servicio militar
en el Sahara en 1973. Esa población flotante de soldados españoles poblaron las
calles de El Aaiún durante años. Diez años después de la independencia, publicó
la primera de sus dos novelas dedicadas al territorio, El Llano amarillo,
que fue premiada con el Ángel Guerra del Ayuntamiento de Teguise (Lanzarote).
Se trata de una larga reflexión autobiográfica, un recuerdo sobre años
juveniles y una manera de entender el Sahara y sus habitantes. Como a tantos
otros, su experiencia en el Ejército le abrió la mente a una realidad
desconocida y su sensibilidad de poeta, de escrito, de periodista, lo pasó a
libro. Y confiesa: En todos los años que sentí mi ligazón con el vecino
continente (vecino de nuestras islas), cuyo desierto nos envió langostas que
exterminaron nuestros cultivos, en todo estos años, Ulises, no lo percibí tanto
como hoy. Este mismo continente surtió de esclavos los trapiches isleños en los
años aquello en que los ingleses nos conminaron a cultivar caña de azúcar. Sus
cigarras mutilaron nuestras cosechas, pero sus hijos dejaron la piel en
nuestros ingenios; El Sahara y los canarios estamos en paz (página 45).
El llano amarillo no es solo una novela sobre el Sahara. Es el
relato de la apertura a la vida de un joven que deja la casa familiar, llega a
la universidad y descubre el mundo y los viajes. El Sahara es solo un paso más
en su camino vital, una forma de iniciación que el autor cuenta con sencillez
pero que plasma unas situaciones comunes en muchas personas. Lo que para
González Déniz fue el Sahara, para otros fue otra ciudad de España o del
extranjero. El descubrimiento de un mundo ignorado, aunque cercano, y de una
conciencia política que abrazó las tesis descolonizadoras y sintió una simpatía
grande por el Frente Polisario que nacía en esos días. Si los españoles de
entonces hubieran vivido en democracia y hubieran tenido una +costumbre
política normalizada, quizás hubieran sido más críticos con el Polisario.
Emilio González Déniz
El llano amarillo tiene solo una parte –grande, pero sólo una
parte- dedicada al Sahara. Quizás el autor se quedó con ganas de más, de narrar
más cosas sobre su experiencia saharaui y su visión de los hechos y diez años
más tarde publica Sahara, un libro a mitad de camino entre la novela y
los recuerdos, entre la ficción y una personal visión de la realidad. Retoma la
experiencia dejada en la anterior novela, profundiza en ella cuando el paso de
los años le da una perspectiva más amplia, y recrea las situaciones. Sahara
es una novela de mili, hay muy pocas en la literatura española a pesar de ser
una experiencia multitudinaria. Y es la novela en la que un joven sin especial
sensibilidad hacia el asunto, va descubriendo la realidad de u n territorio
ignorado, el nacimiento de una conciencia política independentista, la creación
de organizaciones y los singulares sucesos de la historia reciente de España
que se van perdiendo en la memoria colectiva. Hay algo de reportaje histórico,
la creación del Polisario y –sobre todo- la Marcha Verde, las reacciones de los
militares españoles en un clima de tensión creciente. El abandono inesperado
que produjo una opinión general de desaliento: Los restos del imperio fueron
liquidados en un saldo incongruente (página 194). El autor se afana en plasmar
los sentimientos contradictorios y la sensación general de desaliento que se
contraponía a la ilusión por el cambio en España tras la muerte de Franco, en
legar el dibujo del final de una etapa histórica.
Escribe con un lenguaje sencillo unas situaciones sencillas. Relaciones normales de personas de veinte
años pero enmarcadas en los hechos excepcionales. Y el cambio brusco que se
produce en la vida de los ingenuos jóvenes cuando la realidad se impone sobre
la voluntad, cuando la guerra larvada los hace víctimas y a los amigos los
coloca en bandos opuestos, enfrentados a muerte. En esta parábola está el
resumen del libro. El realismo puede con el lirismo.
Han pasado cuarenta años desde la salida del Sahara, y treinta desde la
publicación de la novela Sahara. Al releerla ahora compruebo que no ha
perdido ni frescura, ni interés, ni actualidad porque hay algo de actualidad
histórica que no pasa nunca.
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