LÓPEZ IZQUIERDO, Vicente: Manto verde bajo el sol
(Valencia 1973. Autor. Imprenta J. Domenech. 290 páginas + 2 hojas).
El autor ordena
recuerdos cinco años después de la independencia y escribe una novela de
plantación. Advierte en la fotografía que abre el libro: Sus imparciales
relatos novelados, no denigran al negro, ni ensalzan tampoco al blanco;
humanizan por igual a las dos razas, en los conceptos respectivos de las cosas.
Porque virtudes y defectos humanos, fueron siempre sinónimo de la especie.
Con esa sintaxis singular y un tanto confusa, se empeña en describir la vida
colonial pintando a dos personajes contrapuestos: El marido, empleado de
confianza en una finca; y su mujer, con la que se casó por poderes, que acaba
de llegar y trata de comprender un mundo distinto y desigual. El hombre que
conoce y aprovecha las ventajas coloniales, y la mujer que no se adapta a las
diferencias. El tercer personaje en cuestión jefe y primo del marido, Isidro
Montilla responde al estereotipo de colonial embrutecido que justifica todo el
sistema de abuso y a la sociedad racista y explotadora. Los conflictos entre
ellos tratan de revelar la vida en la plantación sin ahorrarse humillaciones,
castigos físicos y diferencias de trato. A veces con escenas duras en las que
las mujeres blancas sufren también el desprecio machista.
El autor no es un
gran prosista. En muchas de las novelas coloniales, el mérito es más
sociológico que literario. López Izquierdo tiene la originalidad de plantear
las tensiones coloniales entre blancos, más que entre blanco y negros. Las
relaciones no siempre fáciles entre propietario y trabajadores, y la tensión
sexual soterrada entre unos y las mujeres de los otros. En la Guinea Española
no había mujeres europeas solteras, o eran muy pocas. El deseo de los españoles
se conformaba con las indígenas, engañadas, prostituidas o atraídas por una
vida fácil y falsa. Pero los adulterios consumados y los impulsos reprimidos
debieron existir mucho más de lo que la historia doméstica general de los
colonos nos ha hecho llegar. Las escenas entre el propietario de la finca, el
primo y empleado y la mujer de éste tienen una notable fuerza. La sociedad
colonial era muy reducida en personas y corta de miras, casi todos pertenecían
al mismo sector y no daba para mucha variedad. Estaban todos pendientes de los
demás. Y la jerarquía entre los jefes y los empleados coloniales afectaba a la
vida familiar y social.
Vicente López Izquierdo
La novela se
publicó en 1973. El país era ya independiente aunque en España estaba sometido
al silencio de “materia reservada”. Pero la mentalidad iba cambiando, la
colonización había casi desaparecido de África. Ese cambio en la manera de
pensar se refleja en esta novela. No es un relato de la gloria de la raza
hispana civilizando la selva, pero tampoco es un alegato anticolonialista. Ni
es un elogio al esfuerzo titánico del colono, pero tampoco una defensa a
ultranza del indígena. Leída hoy, sirve para ver cómo se iban cambiando las
mentalidades. La obra plantea situaciones de violencia y abuso que eran
inéditas en la literatura sobre colonias españolas en África. No le importa
levantar tabúes. El castigo físico y las relaciones sexuales con las indígenas
aparecen sin tapujos. Y, aunque el ritmo no es muy vivo y la tensión decae,
tiene ese mérito innegable.
La novela tiene, en
fin, el mérito de plantear estas cuestiones que no habían sido tratadas en la
literatura anterior (salvo en las novelas de plantación y, quizás, en José María
Vilá).
Muy interesante por la temática que trata y por afectarme personalmente.Espero poder encontrar su oytra obra sobre Guinea"Antes de que el sol se oculte."
ResponderEliminarAunque el autor anunció su publicación, no me consta que "Antes de que el sol se oculte" se publicara.
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