jueves, 20 de octubre de 2016

NOVELAS DEL DESASTRE DE ANNUAL (12): LAS CARTAS DEL SOLDADO A SU NOVIA de RODRÍGUEZ LA ORDEN, PACAZOS de MIGUEL TUBAU, LA COLORINA de REYES HUERTAS.

RODRÍGUEZ LA ORDEN, José : Las cartas del soldado a su novia (Imp. Rafael M. Madotell. Sevilla 1921. 148 páginas).
TUBAU, Miguel: Pacazos (Imprenta Santa María. Ripoll 1932. 176 páginas + 3 hojas. Portada e ilustraciones de José Tardiu).
REYES HUERTAS, Antonio: La Colorina (Ediciones Arqueros. Badajos 1928. 204 páginas; Lecturas para todos. Madrid 1933. 29 páginas; Ediciones Hymsa. Barcelona 1943. 198 páginas).



   José Rodríguez La Orden (1885-1927) fue un periodista sevillano que solía firmar con el seudónimo de Carrasquilla cuando publicaba crónicas taurinas. Colaborador del diario El Liberal de Sevilla, en el que a partir de septiembre de 1921 fue publicando unos artículos en forma de carta de soldados a sus novias sevillanas y en las que derramaba gracejo para explicar la vida en campaña. El libro lleva un título en portada (el que mencionamos en la cabecera) y otro en la página primera: Las cartas de los soldados sevillanos a sus novias, a sus madres, a sus amigos. Cuenta con un prólogo del director del periódico, el famoso José Laguillo, que nos indica que se trata de un epistolario imaginativo, de ahí que lo incluyamos entre la novelística del ciclo de Annual. Dice el prologuista: … esta chispeante e ingeniosa correspondencia, cuya resonancia ha constituido sin igual éxito en la gente, que ávida las lee son singular delectación, riendo y solazándose con la propiedad de aquellos espontáneos giros y con aquella franca fraseología, que son palpitación honda y real del alma popular y eco de eso pueblo que hoy deja en los campos de África túrdigas de su carne y con ellas el corazón de millares de madres desoladas.

   El autor de estas cartas apócrifas muestra la guerra desde un aspecto irónico, humorístico. Las cartas no fueron escritas desde el frente, sino desde y para Sevilla y muchas de las referencias hay que entenderlas según el tipo de lector del diario que las publicaba. No hay que buscar crónicas de hechos concretos, ni datos históricos. Sino una visión del soldado español en el frente y las inquietudes que trasmite a sus seres queridos.

   Miguel Tubau (1903-1978) fue uno de esos soldados conscriptos obligados a ir a Marruecos tras la rota de Annual. Fue un hombre autodidacta que publicó dos novelas, una de ellas Pacazos, y algunos libros de poemas en castellano y catalán. Y es conocido también por su dedicación a la fotografía. Algunas noticias sobre él se pueden ver en:

   Tubau, como tantos otros soldados –casi todos-, comprendió la tragedia de aquella guerra. Y, además, elaboró intelectualmente sus pensamientos para desarrollarlos en una novela antibelicista. El prólogo resume sin paliativos la intención de escritos en frases como éstas: …en nombre de un deber marchábamos gran parte de la juventud española, no podía creer, a pesar de las narraciones oídas en boca de otros repatriados, las vejaciones y ruindades que se imponían por obra y gracia de una arbitrariedad inhumana que triunfaba en manos de un patriotismo mal entendido, servil y esclavo de un trono, regido por un ser de instintos irracionales, inconfesables y trogloditas. El advenimiento de la República le permitió publicar sus recuerdos novelados. Una dura crítica de la vida del soldado en campaña: las condiciones higiénicas de los campamentos, la mala comida, las arbitrariedades del mando…; y algo de costumbrismo pintoresquista en la descripción de escenas moras.
 Miguel Tubau
Ilustración de José Tardiu para Pacazos

   El escrito extremeño Antonio Reyes Huertas también dedicó algunas páginas a la guerra de Marruecos. Nació en Campanario (Badajoz) en 1887 y murió en el mismo pueblo en 1952. Era un escritor costumbrista, conservador, evocador de la vida rural y sus ventajas. Había pasado por el seminario y la universidad y ejerció de periodista, llegando a ser director de los diarios extremeños Noticiero Extremeño y Extremadura. En 1928 apareció la primera edición de su novela corta La Colorina, en la que contrapone la vida sencilla del campo extremeño, simbolizado en la dehesa que da título al relato, con los avatares violentos y trágicos de la guerra marroquí. La edición de 1943 está acompañada por otras dos novelas cortas: Cómo era el amor y Cuenta saldada. El protagonista se ve arrebatado de su campo extremeño para acudir a la guerra a Marruecos: La tierra estéril, cuya fisonomía tiene el aspecto roído de un leproso. Calvas anfractuosidades, montañas dentelladas, peñascos mudos, un rescoldo que ahogaba y una visión de páramo andrajosos y sucio donde el alma se sentía aplastada por una losa de plomo (página 73 de la edición de 1943). Las páginas dedicadas a África son pocas, una rápida visión de guerra por el protagonista que acaba herido y el retorno al pueblo como ejemplo del sosiego en la Tierra.
Busto de Reyes Huertas en su pueblo Campanario (Badajoz)

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