viernes, 24 de marzo de 2017

NOVELA EXOTISTA Y MARRUECOS (3): ZORAIDA de ANTONIO VERA SALAS.

VERA SALAS, Antonio: Zoraida (Novela mogrebina). La ciudad de las mil fuentes (Poema hispano-mogrebino) (Imprenta de Mario Anguiano. Madrid 1916. 146 + 49 páginas).

   Antonio Vera Salas fue un militar español de Infantería que tuvo destinos en Marruecos y Argelia, lo que le hizo conocer el país y sus habitantes. Hombre de inquietud intelectual y aficionado a escribir, es autor de varios artículos sobre el territorio marroquí publicados en la revista Memorial de Infantería, entre 1900 y 1919. Y de dos libros: Porvenir de España en Marruecos (1916) –que es una colección de carta sobre la guerra y la política colonial que se estaba practicando entonces-, y El Rif oriental (1918), que lo sitúan entre los militares africanistas ilustrados. Además, publicó dos obras de teatro Famma –ambientada en la guerra de 1911 en los alrededores de Melilla-  y El deber (estrenadas en el teatro Cervantes de Jaén en 1913), y dos relatos reunidos en un solo libro del que nos ocupamos ahora. Murió en campaña, en Kudia Rauda el 19 de junio de 1919, cuando era comandante y se luchaba contra El Raisuni cerca del Fondak de Ain Yedida. Su cadáver fue recuperado en 1922, cuando se reconquistó la posición.

   Vera trata de dar la imagen misteriosa de Marruecos que correspondía a lo que los españoles esperaban. País cerrado, cuna de leyendas sangrientas y de amores exaltados. Casi siempre detrás del gusto exotista hay una mentalidad colonial. Recrearse en describir sociedades desordenadas, violentas, injustas y, en paralelo, ofrecer el orden y la organización de un país europeo es una misma visión de las relaciones internacionales.


   Quizás hace cien años, cuando se publicó esta novela, fuera un libro novedoso y atractivo. De Marruecos se conocía poco y el exotismo modernista estaba en auge. Hoy nos puede parecer un libro poco original y con esa prosa recargada con la que los autores españoles describían los ambientes árabes: La noche reina. Las estrellas duermen en cielos impenetrables; la luna, aun vaga en otras regiones del éter; la negación de la luz es completa (página77). Otro ejemplo: La zambra seguía báquica; la alegría musulmana es como sus penas, odios y amores; grande, fuerte, intensa, salvaje y como sus ciclópeas montañas, desquiciada como sus cavernas y abismos, atrevida como las aristas de los cantiles de sus rifeas peñas, que entre brumas rompen los cielos; una zambra musulmana no tiene comparación con la bacanal parisién ni con la juerga andaluza, va más allá, mucho más lejos, y como todo pecado, los tules de su hipócrita ejecución son más tupidos que los más espesos que forje el engañador europeo (página 105). Y una intención de acentuar el misterio de oriente como una característica del país y, por ende, de este tipo de literatura. Ya sabemos el derrotero que siguen estas novelas: Raptos, musulmanes que tratan mal a sus mujeres y amores interraciales en los que el europeo redime a la bella musulmana. Y los consabidos tópicos antisemitas: … algunos hebreos, ora con negro fez, ora con el femenil y vejatorio pañuelo en sus cabezas, procuraban engañar y adueñarse del dinero, única patria que Dios les dejara… (página 84).
Tapiró. Belleza tangerina. Dahesh Museum of Art, Nueva York

   A día de hoy, los artículos y ensayos de este autor parecen más interesantes que su ficción, aunque ésta se encuadre en una mentalidad y gusto muy característico de la época en que se escribió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario