HERNÁNDEZ SALGUERO, Félix
Antolín: Lo que nos dejamos en Ifni
(De librum tremens. Madrid 2017. 220 páginas).
Hernández Salguero,
nacido en 1959, vuelve literariamente a Ifni con una nueva novela. Ya le había
dedicado otra (Boualam de Ifni) que
se comentó en el blog: http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/search/label/Hern%C3%A1ndez%20Salguero.
La guerra de Ifni
ya no es un asunto ignorado, ocultado o ajeno al interés de los españoles. Es
un episodio más de la historia contemporánea que ha cobrado interés entre los
historiadores y novelistas que buscan campos nuevos inéditos o susceptibles de
interpretaciones diferentes. Y de un vacío casi absoluto de bibliografía sobre
el tema, hemos pasado a una cierta abundancia. Así han aparecido recientemente
obras como Arde el desierto (2017) de
Juan Pastrana –excelente a pesar de que el autor renunciara a las notas a pie
de página-, Ifni Sahara 1957-1958.
Análisis de una guerra (2016) que son los recuerdos de Adolfo Cano o Ifni, del tratado de Wad Ras a su ocupación
(2016) de Andrés Miguel Cosialls Ubach que ofrece una visión histórica de
los antecedentes de la presencia española.
Hernández Salguero
conoce bien la historia de la guerra de Ifni y en su novela Lo que nos dejamos en Ifni presenta un
panorama distinto a lo novelado hasta entonces sobre la ciudad. En 1957, tras
abandonarse casi todo el territorio, se crea una línea defensiva de la ciudad
de Sidi-Ifni en forma de arco apoyado en el mar. En ese perímetro se situaban
posiciones que trataban de proteger la ciudad. Y en una de ellas, en el monte
Buyarifen, donde un puñado de españoles pasa la Navidad a cubierto de los
disparos del enemigo, sitúa la acción: Todos
ojerosos y con cara de sueño. Todos sucios famélicos y desarrapados, con más pinta
de pordioseros que de soldados… Miraba las caras y la mayoría había perdido su
natural jovialidad. Se habían convertidos en seres serios, montaraces de
rostros sombríos y curtidos, en lo que queda después de la derrota tras años de
combates y a miles de kilómetros de la patria sin posibilidad de recibir ayuda;
solo que ellos no habían sido derrotados, apenas llevaban un mes luchando y su
patria les podía abastecer de ayuda y suministros, si tuviera medios.
Pertenecían a un ejército que no había evolucionado nada en veinte años
(página 19). El autor quiere dar una imagen lóbrega, angustiosa, de la vida en
el lugar con un capitán al mando que resulta la caricatura de un malo de dibujo
animado, tal vez debió el autor cuidar más esas personalidades enfermizas para
dar una sensación de realismo mayor. Pero era necesario establecer un
antagonista al alférez de IPS y al viejo brigada veterano de tres guerras. Y en
ese ambiente casi de miseria se injerta una historia de delitos.
La novela se
enriquece cuando el autor añade a la guerra y a la situación colonial una trama
paralela de asesinatos que llevan a una investigación. El asunto de crímenes y
averiguaciones en la guerra de Ifni ya lo había tratado, con resultado
desigual, David Torres en Todos los buenos soldados (http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/2014/01/todos-los-buenos-soldados-de-david.html).
Y una buena novela sobre asesinatos en una campaña bélica –en la División Azul-
es El tiempo de los emperadores extraños
(2006) de Ignacio del Valle, con la que comparte una parte de trama anclada en
la Guerra Civil.
Hernández escribe
un relato entretenido, con ritmo mantenido y una sencilla trama que no complica
con acciones paralelas. Hay algo de técnica de thriller y, para rematar, algo
de aventuras militares. Está contada con rapidez y solvencia. La traición acaba
por imponerse sobre el ambiente colonial y la situación de los soldados.
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