PÉREZ-REVERTE, Arturo:
Eva (Alfaguara. Barcelona 2017. 388
páginas + 1 hoja).
Empezar una novela
sobre Tánger, en ambiente de guerra (da igual la española que la mundial) y con
espías de por medio me da miedo. Se ha construido en la literatura una imagen
de decorado de la ciudad. Tánger es una fantasía, la irreal proyección de una
ciudad en la mente de autores poco imaginativos. El cine ha contribuido mucho,
pero no es excusa. No obstante, Pérez-Reverte es una firma de prestigio contra
el lugar común y comienzo el libro con la esperanza de la sorpresa.
El autor ha creado
un personaje (llamado Falcó) muy de su gusto: Era un individuo para el que los años vividos, las incertidumbres, los
peligros y el adiestramiento fraguaban en un comparto bloque de reflejos útiles
y rutinas defensivas. Su visión del mundo era simple en las formas y compleja
en las causas: un mecanismo de relojería hecho de reacciones automáticas,
egoísmo vital, realismo descarnado, sentido del humor oscuro y fatalista, y la
certeza intelectual de que el mundo consistía en un lugar hostil regido por
reglas implacables y poblado por bípedos peligrosos donde era posible, con
voluntad y ciertas aptitudes, ser tan peligroso como cualquiera (página
144). Un personaje muy atractivo para el lector porque garantiza la emoción y
facilita la incursión en la historia ficticia. Antihéroe, amoral, sin
principios, violento y desconfiado: Siempre
que se cruzaba con un superviviente –de algo, de lo que fuera-, se preguntaba
qué clase de bajeza habría cometido para sobrevivir (página 36). No es un
hombre desilusionado como Alatriste, sino un cínico. Tampoco es un personaje
casi único en la literatura contemporánea como Alatriste, responde más a un arquetipo.
Lorenzo Falcó
trabaja para los servicios secretos franquistas (SNIO) después de desertar de
la República. Estamos en plena Guerra Civil, en 1937. Algunos gobernantes
republicanos han decidido sacar el oro del Banco de España con destino a Rusia
para pagar la ayuda soviética. Pero hay una parte que no fue al norte sino que
acaba en Tánger.
Tánger era una
ciudad internacional, con un régimen jurídico especial y distinto. Neutral y,
por tanto, refugio y donde se vivían las rivalidades de la Guerra Civil entre
españoles. Cuando el lector llega a la ciudad norteafricana, tras cien páginas,
ya tiene la intriga trazada y conoce bien al personaje de Falcó porque el autor
ha escrito muy bien el planteamiento. Pérez-Reverte conoce muy bien Tánger y ha
leído sobre su historia, no cabe duda. Él mismo lo reconoce: https://www.zendalibros.com/regreso-a-tanger/. Pero en una novela de espías, Tánger
vuelve a aparecer como una ciudad de espías: Aquí espían hasta los limpiabotas y las putas (página 98).
Tánger es una
traslación geográfica de la Guerra Civil, una historia con algo de fábula, un
escenario que nos recuerda que la Casablanca de la película debió ser Tánger.
El oficio de buen escritor va salvando las escenas sin que caigan en lo que ya
estuvo escrito. Ayuda mucho lo bien trazado que están los personajes y el ritmo mantenido en el
desarrollo de las escenas. Falcó tiene algo de Marlowe y de protagonista de
cine negro, pero eso gusta al lector que no se queda ante personajes planos o
que no comprende. Aquí las intenciones están claras y la finalidad aparece sin
esconderse. Es posible que algunos lectores prefieran personalidades más
complejas y con más recovecos psíquicos. He leído críticas negativas por esto.
A Pérez-Reverte se le exige mucho más que a otros escritores y se le perdona
menos los errores, es el precio del éxito. Quizás el final sea el previsible
durante todo el relato y el tono narrativo suene a otros libros y películas.
Pero sostiene el pulso de la intriga y mantiene al lector atento a la lectura.
A mí me ha gustado.
Este es un blog de
novela colonial y, en este sentido. Eva
aporta poco a la memoria colonial porque no es una novela sobre Tánger sino en
Tánger.
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