GIL
RUIZ, Severiano:
-
Bereshit.
Amanecer de los judíos en Melilla (Fundación Gaselec.
Melilla 2004. 211 páginas).
-
La
virtud del diablo (De Librum Tremens. Madrid 2009. 725
páginas).
-
Nubes
de levante, brisas de poniente (Good Books. Madrid
2012. 737 páginas).
Severiano Gil se caracteriza por escribir novelas muy extensas
ambientadas en la historia de Melilla y Marruecos. Es cierto que las novelas de
muchas páginas son las favoritas de algunos lectores, pero también es verdad
que añadir páginas rompe el ritmo del relato cuando lo que se cuenta no aporta
nada a lo narrado. Es evidente que Gil ha mejorado, como todos los autores, con
el transcurso del tiempo y la práctica de escribir. Y de sus lecturas se extrae
la conclusión principal de que es un perfecto conocedor de los hechos
históricos en los que enmarca a sus personajes y situaciones, que maneja la
intrahistoria melillense y del Protectorado y que de sus novelas se extrae una
visión muy ajustada de lo que pasó. Por esto, Severiano Gil es un autor
imprescindible para la historia literaria de la ciudad.
Bereshit es la culminación
novelesca de la investigación que Gil hizo sobre los judíos de Melilla y que se
reflejó en su libro Como las luces de
Janucá (2002). Es un relato muy extenso de la vida ordinaria de los judíos
melillenses y sus relaciones con las otras comunidades tanto en la ciudad como
en la zona que la rodea. Descripciones domésticas, largas charlas… Y un ensayo
sobre lo que fue la vida cotidiana, las carencias, la dificultad de suministros
y la estrecha convivencia entre los muros de la ciudad batida por las balas
enemigas. La segunda parte comienza en 1899 y termina en 1903. Resulta más
intimista, pero más trágica. La acción se traslada al Marruecos fronterizo con
Melilla. Es la época de las primeras andanzas de El Roghi Bu Hamara. Pero la
intención del autor es contar la mezcla de las personas de las tres religiones,
lo fácil que es encontrar mezcla entre ellas y lo trágico del racismo
imperante. Para ello se sirve de la historia personal del personaje más
importante del libro, la Espartana. Es
interesante percibir un argumento poco usado en la novela española sobre
Marruecos, la situación de los judíos entre la guerra de Margallo y el ascenso
al poder fáctico de El Roghi Bu Hamara en el Rif Oriental. El problema es que
Gil tarda mucho en situar al lector ante lo importante en la narración, tiene
muchos prolegómenos innecesarios y largas situaciones de tercer orden
narrativo.
En 2009 empezó una ardua tarea al publicar una trilogía que, intuimos,
abarcará los principales acontecimientos desde la guerra de Margallo en 1893
hasta el desembarco de Alhucemas en 1927. Y que explica en un diálogo de La virtud del diablo:
-
…
Me dijo, me explicó, que aquí en esta zona cuando hay nubes de levante y salta
la brisa de poniente, siempre llueve.
…
-
Me
dijo que nosotros, los europeos, éramos como las nubes de levante; ellos, los
rifeños, eran la brisa de poniente, y la guerra era la lluvia inevitable que,
siempre, caería sobre unos y otros, mojándonos a todos (página 471).
La virtud del diablo (2009),
el autor señala que es la primera parte de la trilogía Nubes de levante, brisas de poniente, está ambientada en los
sucesos de 1909. Las compañías mineras tratan de negociar con las cabilas, con
el Roghi Bu Hamara o con el sultán las concesiones de los yacimientos al amparo
del Acta de Algeciras. Tres compañías se disputaban el territorio y trataban de
construir los ferrocarriles necesarios para el transporte del mineral al puerto
de Melilla. Pero la región carecía de una verdadera autoridad efectiva: España
no podía intervenir porque aún no se había proclamado el Protectorado, el
sultán no tenía fuerza y Bu Humara no controlaba a las cabilas cuando había
grandes cantidades de dinero en juego. Esta situación es la que dio lugar a la
guerra de 1909, que duraría hasta 1913. Y en este panorama se desarrolla la
historia imaginada por Gil con muchos elementos históricos y personajes de
ficción que se relacionan con otros reales. El autor lo resume en unas palabras
de uno de los protagonistas: El problema
reside en que la mayoría de esas cábilas se saben independientes, y en cierto
modo lo son; no se sienten marroquíes en el sentido que los europeos dais a la
nación. Las distancias son grandes, los organismos del Estado ineficaces, y
cada tribu sabe que, para bien o para mal, debe depender de sus propios
recursos o, a lo sumo, unirse con alguna vecina por medio de una alianza pata
lograr un fin determinado, un pacto que aquí se conoce como lif, que les
mantiene en paz entre sí y aliados de cara a las demás (página 249). La
novela va lentamente situando al lector en la guerra, explicando los
antecedentes y la manera de actuar de españoles y rifeños. Una guerra extraña
que parece tener su origen en la protección de los intereses mercantiles de las
compañías mineras pero que, en el fondo, trataba de evitar que Francia ocupara
el hueco que España dejaba si no quería actuar.
En la novela van apareciendo un conjunto extenso de personajes con los
que el autor quiere dar una visión (creo que acertada) de la situación global
en la época en Melilla: Militares y paisanos, periodistas y ciudadanos,
comerciantes, empresarios mineros, moros, judíos y cristianos… Como es normal
en estas novelas, la narración se hace desde el punto de vista melillense y los
personajes marroquíes son tratados secundariamente. Todo en torno a la ciudad:
…opresora, limitada y pretenciosa que se
empeñaba en combinar una existencia pueblerina con una contienda a sus mismas
puertas, sin tener conciencia plena de lo que era la paz y la guerra. Era un
limbo; Melilla paseaba por su existencia sin hacer demasiado caso a los asuntos
capitales, tratando de no escuchar los disparos, ni ver los muertos, empeñada
en su obsesión de mantener un atisbo de civilidad donde solo había lucha y
barbarie. Y, para ello, no había mejor opción que enrocarse sobre sí misma,
metiendo el cuerpo vigoroso de su vecindario dentro de un caparazón falsamente
seguro (página 594).
Las tramas interpuestas se suceden eclipsando una única línea narrativa.
Es difícil escribir una novela con varios caminos sin perder la tensión de la acción
principal. Las idas y venidas dificultan la atención del lector, pero la
intención del autor probablemente fue la de mostrar un retablo lo más completo
posible de la vida melillense en la situación bélica.
Incomprensiblemente en 2012, tres años después, el autor publicó la
novela Nubes de levante, brisas de
poniente que indica es la primera parte de una trilogía llamada La virtud del diablo. Las dos novelas
son la misma novela y las dos trilogías son la misma trilogía. Y, además, están
publicadas por la misma editorial ya que tanto de Librum Tremens como Good
Books pertenecen a Alberto Pertejo-Barrena que, por otra parte, es un editor
con mucho mérito y con una visión romántica de la literatura.
Es también autor de una novela titulada Cita en el aire, que publicó por entregas en el diario El Telegrama de Melilla en 1996 y que se
puede leer completa en la página de AMESETE (Amigos del Museo Específico del
Suboficial del Ejército de Tierra Español): https://www.amesete.es/?p=4001
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