viernes, 22 de enero de 2016

NOVELAS DE CEUTA (2): EL ASESINATO DEL INTÉRPRETE de MANUEL LERÍA ORTIZ DE SARACHO

LERÍA ORTIZ DE SARACHO, Manuel: El asesinato del intérprete (1790-1792)  (Ceuta 2001. Ciudad Autónoma-Archivo Central 217 páginas + 1 hoja).

   Lería Ortiz de Saracho es un general de intervención, nacido en Ceuta en 1922, y conocido por ciertas publicaciones sobre la ciudad de Ceuta que, en 2001, publicó una novela sobre el asedio de la ciudad a finales del siglo XVIII. El autor, que conoce bien la historia de este episodio, prefiere recrearlo a manera de novela histórica usando como protagonista al que fu teniente coronel del Regimiento Fijo de Ceuta Juan Barcelar. Era éste un hombre distinto, interesado por los que se vivía tras la frontera y conocedor de la lengua árabe. Era el intérprete al que se refiere el título. Es una relación quincenal, escrita en primera persona, de los acontecimientos. Muy fiel a lo que pasó aunque con algunas aportaciones puramente imaginativas. La cantidad de noticias sobre la historia, la ciudad y la guerra hace que, en ocasiones la novela pierda el carácter de tal y rompa un ritmo iniciado. El libro, se puede entender –y leer- también como un relato de historia y es un  atractivo añadido (para los interesados en la ciudad).


   En abril de 1790 es nombrado sultán Mulay al Yacid. Lo eleva al trono la guardia negra, en sustitución de su padre que mantenía una relación amistosa con España. El nuevo soberano no va a seguir esa política. Quiere revisar el tratado vigente con España, no reconoce los límites de Ceuta, expulsa a los franciscanos y, al final, decreta el cerco de la ciudad española. La novela es el detallado relato de lo que sucedió, con muy pocas aportaciones más, con una nómina de personajes que corresponde a los principales actores de la situación. Un retablo de hombres en situaciones difíciles, de las empresas iniciadas y de las características del aislamiento. Con un lenguaje directo, sin adornos literarios y sin alejarse de acta cronológica de lo vivido. No fueron días de especial sufrimiento, el protagonista lo relata así (como pista de la intención del autor): Cojo la pluma esta fresca mañana de final de noviembre, con la idea de hacer un resumen ajustado y conciso de los sucesos de los últimos veinte días pero, la verdad, no atino con el tratamiento apropiado. Me pregunto ¿estamos en guerra o vivimos unas fiestas? Es cierto que sufrimos un asedio y que nuestras salidas por tierra están bloqueadas; es cierto que tenemos un ejército numeroso enfrente, que nos sigue –nos consta- con su artillado y pertrechos. Cierto lo de la tregua y no hay tiros ni cañonazos, y que la tregua depende de la salida del embajador Ben Otomán para Madrid (página 113). Esta ironía del autor sobre unos hechos que, lejos de ser dramáticos, se convirtió en un entretenimiento: Aquí, en Ceuta, seguimos viviendo un asedio. Le llaman un asedio, pero más parece una comedia de enredo y diversión que un hecho bélico de los que cuentan los libros de Historia (página 171). Pero por las páginas vas desfilando los personajes históricos de la época, de España y Marruecos. Los grandes y los pequeños protagonistas, las dificultades de la negociación y los vericuetos de la diplomacia. La guerra no estalla hasta agosto de 1791. Y en ese momento concluye la acción y la novela.

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