VALENZUELA, Javier: Tangerina (Martínez Roca.
Madrid 2015. 324 páginas).
Valenzuela es un
periodista que conoce bien Marruecos y que, como tantos otros, ha sentido la
fascinación de Tánger que tiene como fruto esta novela. Tal vez el título es
poco imaginativo, pero sirve perfectamente para encuadrar los hechos y es fácil
de encontrar en los buscadores para los que quieren libros sobre la ciudad. Tangerina
es una novela en dos tiempos, presente y pasado, y en ambos hay un recorrido
extenso por la ciudad: sus calles, sus gentes, su vida.
El protagonista es
un profesor del Instituto Cervantes en la ciudad marroquí que se ve envuelto en
una trama oscura cuando un amigo suyo es detenido. Es un inicio clásico de
thriller. Pero los padres de este profesor vivieron en Tánger cuando era ciudad
internacional. Estos elementos le sirven para mostrar el contraste de una época
y otra. Y, como decimos, para enseñar al lector la atractiva ciudad, presente e
histórica, para lo que se vale de la
aparición de personajes reales como Chukri (al que hará coprotagonista en la
indagación), Bowles, Ángel Vázquez…., y la cita de los que visitaron y vivieron
allí durante los mejores años de la opulencia. Tánger era y es un lugar de
retiro, a veces de huída, de mejora…, o –como dice el autor en la página 59-
donde van los europeos a encontrarse consigo mismos. Pero tampoco conviene
idealizar mucho la ciudad. El brillo de la ciudad internacional escondía muchas
desigualdades, delitos, apariencias sin sustento, fraudes: Resulta que aquel
Tánger internacional era más maquillaje que cuerpo, más decorado que guión, más
labia que acción (página 67). Pero apariencia o fulgor, todavía desprende
una ilusión extraordinaria que se convierte en admiración.
Ilustración de Mizziano para la portada de la revista ÁFRICA de diciembre de 1929
Quizás por ese afán
del novelista de homenajear a la ciudad, la acción se vuelve débil, pierde
brío, aparece y desaparece. Valenzuela es un hombre de referencias literarias
que encuentra en cada rincón una relación con algo que pasó o con algún antiguo
visitante o residente. La historia de la ciudad se vuelve recurrente, a veces
se repite. Parece que le falta una buena relación entre el presente y el
pasado, entre el argumento policíaco y los recuerdos.
Javier Valenzuela
La solución final
está contada por los personajes, no surge de la acción. El secreto del protagonista,
que es el secreto de la madre, parece un poco forzado. La novela es, ante todo,
una biografía de la ciudad en los últimos años. Y como tal hay que leerla.
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