CARRETERO NOVILLO, José María “EL CABALLERO AUDAZ”: El
duque de ayer (Ediciones ECA. Madrid 1942. 309 páginas + 1 hoja. Portada de
Penagos; Editorial Tesoro. Madrid 1963. 213 páginas. Portada de Jano).
Curioso escritor
este Caballero Audaz. José María Carretero Novillo (Montilla 1888-Madrid 1951)
empezó a usar el seudónimo por su dedicación a la novela galante, género
erótico de gran éxito en España antes de la Guerra Civil del que fue uno de los
mejores representantes. Autor de: La bien pagada (1920), La sin ventura (1921), Los celos viven (1924) y La ciudad de los brazos abiertos (1926). Podía haberse quedado en esto
pero, como solía ocurrirle a los escritores profesionales de su generación,
tocó todos los géneros. Era una manera de ganar dinero: Novela, teatro….
Carretero fue un excelente periodista en La Esfera, Heraldo de Madrid,
Nuevo Mundo (del que fue director)… Destacó como entrevistador, legando a
personajes célebres de todo el mundo. Se ganaba la confianza del entrevistado y
conseguía sacarle muchas confesiones interesantes. El profesor de la Universidad de Sevilla Antonio López Hidalgo publicó Las entrevistas periodísticas de
José María Carretero (1999), un buen estudio con selección de algunas de
ellas. También fue un buen crítico taurino y autor de obras como El libro de
los toreros. De Joselito a Manolete (1947) o las novelas El traje de
Luces (1944) y su continuación Juan de Dios Lucena (1944).
Hombre que evolucionó hacia el extremismo
derechista, muy defensor de la dictadura de Primo de Rivera, lo que le llevó a
escribir El novelista que vendió su patria (1924), una feroz diatriba
contra Blasco Ibáñez. Más tarde, cuando ya era un autor de éxito y tenía su
propia editorial, escribió una serie de panfletos apoyando al bando de Franco
en la Guerra Civil que agrupaba bajo el nombre genérico de La revolución de
los patibularios, que fueron seis tomos publicados entre 1939 y 1940.
José María Carretero
El duque de ayer (1942) es una novela
sencilla en la que se refiere, en parte, a la situación en Marruecos. El
Caballero Audaz tiene una técnica simple pero eficaz. Presenta bien a los
personajes y desarrolla la acción con un hilo argumental sin complicaciones,
lineal y cronológicamente ordenado. Perfecto para su público. El duque de
Villaluz y marqués de Dos Hermanas es el típico aristócrata libertino,
juerguista, infiel, pero noble en el fondo. Un estereotipo de la novela
sicalíptica. La vida le lleva a un callejón sin salida: Está entrampado sin
remedio, en un duelo ha herido de gravedad al rival y su mujer le deja harta de
sus aventuras amorosas. Contrito, hastiado y solo, se arrepiente de la vida
vacua que llevaba y toma una decisión radical: alistarse en La Legión, remedio
muy a lo Beau Geste y que estaba entre los tópicos legionarios.
Pero no es original del todo. La segunda
parte de la novela ya la había publicado letra por letra, como novela corta,
con el título de El héroe de La Legión en 1921 dentro de la colección La
Novela Semanal, de la que fue uno de los impulsores. La tercera parte de la
novela la consagra el autor a la vida castrense del duque convertido en
caballero legionario. En la página 217 entramos en el Marruecos español en
guerra. Las estampas de campamento le permiten presentar a una variedad de
tipos extravagantes, pues en el Tercio no había nadie normal, entre los que va
a discurrir la vida militar del duque soldado. Todo sucede en 1921 cuando la
posición de Abarrán se hallaba sitiada y a punto de caer. Si El héroe de La
Legión fue una de las primeras novelas legionarias, las que contribuyeron a
crear la leyenda patriótica del Tercio como regimientos de gentes que
despreciaban la vida y se sacrificaban por la patria, El duque de ayer
incide en esa línea aunque en su fecha de publicación -1942- la leyenda del
cuerpo ya estaba consolidad y quizás engrandecida en exceso tras la
pacificación del Marruecos español y la Guerra Civil.
Los años de guerra eran propicios para las
novelas de heroísmo. Con el paso del tiempo, El duque de ayer ha quedado
como un ejemplo rancio de literatura moralista
en la que La Legión aparece como vehículo de redención personal. Una
novela simple, algo folletinesca y prescindible.
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