RUIZ ALBÉNIZ, Víctor: ¡Kelb
rumí! (La novela de un español cautivo de los rifeños en 1921) (Rivadeneyra.
Madrid 1922. 304 páginas + 2 hojas).
Víctor Ruiz Albéniz es un escritor peculiar
y original. En 1908 llegó a Marruecos gracias a un empleo de médico que el
conde de Romanones le consiguió en el Sindicato minero que iba a explotar los
yacimientos de Beni bu Ifrur. Quería compaginar su profesión sanitaria con la
otra que ejercía desde estudiante, el periodismo. Al llegar a las minas se dio
cuenta de que no había minas, ni trabajadores, ni dispensario, ni nada
parecido. Y se dedicó a conocer el Rif oriental, sus gentes, costumbres… De ahí
le viene el seudónimo que utilizó en muchas ocasiones El tebib arrumi o médico cristiano.
Ruiz Albéniz fue un escritor (en temas del
Protectorado) de línea patriótica, convencido
de la bondad de la colonización a pesar de los abusos que había que combatir,
partidario de acudir a la guerra si no había otra solución y muy amigo de
militares. Su amistad con Franco venía de esa época y luego fue uno de sus
principales propagandista en la Guerra Civil. Es autor de ensayos como La campaña del Rif (1909), El Rif (1912), Ecce homo (1920), España en
el Rif (1921), Tánger y la
colaboración franco-española en Marruecos (1927) y otros.
También fue autor de tres novelas sobre
Marruecos. Dos breves que ya comentamos http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/search/label/Ruiz%20Alb%C3%A9niz
: La carga de Taxdirt y Bu suifa, ambas de 1914 y una larga
-¡Kelb rumí!
Kelb
rumí es la metáfora literaria de su propio pensamiento colonial. Se
concentra en la figura del médico –que el autor conoce de propia mano- como
ejemplo de la labor benéfica de España en Marruecos, de la reacción violenta de
los rifeños que no comprenden ese beneficio y la guerra como resultado final en
la que se acaba imponiendo la parte más fuerte en todos los sentidos y que la
presenta como el mal menor para acabar con la barbarie secular y el atraso.
Pero Ruiz Albéniz presenta algunas
características originales. Es un escritor clásico en su manera de narrar,
aunque tiene fuerza en lo que cuenta. Es lógico si tenemos en cuenta que la
materia real daba para la tragedia y para colocar al lector en la posición del
sufrido soldado español. Pero, a diferencia de otras novelas más simples y de
una sola intención, el autor aprovecha para dar a conocer detalles de la vida
rifeña, de costumbres sociales y religiosas y modo de gobierno local. Y lo hace
sin esa sospecha de turista accidental que tienen otros novelistas ocasionales.
Y, por último, plasma también el punto de vista del rifeño en alguno de sus
capítulos. Reconociendo que, como en el bando español, los había buenos, malos
y regulares.
Así lo explicaba el cherif:
Penetraron en nuestra
tierra con engaños y promesas falsas de amistad. Dijeron que venían como amigos
a ayudarnos en todas nuestras necesidades, respetando nuestras leyes, nuestras
propiedades, nuestras costumbres y nuestras creencias. Los dejamos entrar
creyendo que la verdad anidaba en sus pechos y fluía por sus labios, como brota
en las peñas el manantial que Dios puso en la tierra para nuestro bien. Pero
mentían, nos engañaban. Con apariencia de amigos fueron entrando por la tierra
sagrada donde duermen nuestros antepasados,
muertos en la gloria de Dios, sin otro derecho que el de su fuerza, ni más
pretexto que el de su ambición. Se instalaron allí donde quisieron, se entraron
en nuestra vida, nos impusieron jefes que no tenían calidad para serlo, y al
amparo de ellos abusaban de su autoridad y atropellaban el legítimo derecho de
nuestros hermanos. Aun aguantábamos, aun fuimos muchos los que continuamos
creyendo que aquello solo podía ser fruto de la ignorancia y del error; pero
lejos de enmendarse cuando del mal que hacían les advertimos, continuaron su
obra, infestando nuestras vidas con sus costumbres maldecidas y logrando que
muchos buenos creyentes diesen en la práctica de aquellos vicios que condenados
quedan como pecados sin perdón en la ley sagrada del profeta (pp 176-177).
En fin, una novela
diferente aunque sea sobre una temática que empieza a dar muestras de
agotamiento.
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