BEROHO, Ahmed: Abdelkrim, le lion du Rif (Editions Corail. Tanger 2003.
286 páginas).
Esta interesante novela de Beroho nos ofrece una visión de los hechos diametralmente opuesta a la que tenemos los lectores de literatura española. El autor, marroquí de Tánger, es autor de varias novelas y ensayos: Le Consul et l'Indigène (2000),Les mystères de Tanger (2006), Sahara marocain et convoitises algériennes (2015), Tanger du sièce XIX (2019), etc. En sus novelas, como señala Gabriela Iliuta: Ahmed Beroho parte de la ficción para conducir a la Historia. Y, como es lógico, la visión marroquí de los acontecimientos está impregnada de nacionalismo.
La novela tiene una primera parte
introductoria que comienza en 1893, en la guerra de Margallo en Melilla. La
revisión de la historia le sirve a Beroho para situar a la familia Khattabi en
la historia del Rif, recrear un mito. En este aspecto, la novela nos ofrece una
visión original, distinta e interesante a pesar de las lógicas imprecisiones
históricas propias de una novela. Es una pena que no tenga traducción española.
La figura del padre de Abd el Krim, desprovisto de su carácter de
colaborador pagado de los españoles, se alza como un intelectual rifeño con una
visión muy clara del destino de su país y su sujeción al Marruecos del sultán.
La segunda parte, que comienza en la
página 75, se centra en Abd el Krim. No oculta la admiración que determinará el
relato: Sin caer en la exageración, el nuevo Abdelkrim se distinguía por la
grandeza de alma, el ansia de saber, el voluntarismo, la energía, el coraje, el
espíritu de emancipación, el autoritarismo, la astucia ante el enemigo, la
sutileza… Tenía también ese arte diplomático de convencer, con calma y
serenidad, al interlocutor… (p. 75). Toda una declaración de intenciones
biográficas del personaje.
El relato continúa como un canto de ensalzamiento del líder rifeño al que presenta como un personaje muy popular. Es curiosa una rueda de prensa en la que el autor reúne a lo más granado de la prensa internacional para hacerle preguntas a Abd el Krim como si fuera un jefe de gobierno. Entonces solo era un redactor del periódico y un colaborador de la administración española. Tiene mucho empeño Beroho en mostrar la faceta religiosa y varias referencias a la religión católica en comparación con el islam. Algo que ya inició en una imaginada conversación entre el padre y el general Marina. Y no falta tampoco ciertas alusiones despreciando al colonizador español frente al francés. Hay españoles buenos en la novela, los que están contra la intervención en Marruecos.
La novela discurre hacia la hagiografía sin fisuras. La
construcción de un personaje inigualable, idealizado y admirado. Un hombre
reivindicativo de un Marruecos unido y defensor del Majzen, lo que resulta
discutible. Un auténtico caudillo de una rebelión justa que se enfrenta a un general
Silvestre presentado con caracteres de imbécil.
No es un relato de hechos sino de situaciones, lo que
hace más amena la lectura y muestra la originalidad del autor. La figura
protagonista es retratada en diferentes situaciones, entre los suyos o frente a
los españoles. En un recorrido por etapas de su vida que incluye algunos
episodios íntimos, familiares, y otros puramente políticos y bélicos; los
alterna. Si la parte final es la narración de los sucesos de Abarrán, Igueriben,
pero de manera general y sin marcar actuaciones concretas. Se para antes de
Annual, lo da por hecho. Que no espere el lector el detalle del testigo sino la
culminación de la idealización del personaje. No hay crítica, ni duda, ni
sospecha de su liderazgo. Es un canto a la épica del rifeño, a la grandeza de
su epopeya.
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