GARCÍA DE PRUNEDA, Salvador: Ceuta en el umbral (Argos Vergara. Barcelona 1977. 237
páginas).
Salvador García de Pruneda (1912-1996)
fue un diplomático, embajador en varios países durante el franquismo, que
sirvió en el Ejército en la Guerra Civil y era hijo de militar. Su estancia en
el hospital por las heridas de guerra lo empujaron a escribir. De pequeño vivió
en Ceuta y los recuerdos de esa plaza, en los graves momentos de 1920, seguramente
le llevaron a esta novela. Fueron hechos cruciales, intensos. Pero la novela no
habla del frente y la batalla sino de la vida en retaguardia.
Como es sabido, Ceuta es una ciudad
española enclavada en el norte de Marruecos. Esta situación geográfica y estratégica
le confiere tres cualidades esenciales sin las que no se puede entender su
desarrollo histórico. Como presidio, proveyó de una curiosa cantidad de habitantes.
Como primera línea en las guerras con Marruecos, estuvo muchas veces confiada a
la defensa por las armas. Como guarnición de un numeroso contingente de
militares, la vida cotidiana se impregnó de los usos y costumbres de la
milicia. La novela de García de Pruneda trata de contar, amablemente y con una
acción suave y sin grandes acontecimientos, la vida que los militares daban a
la ciudad. Los recelos y los odios, las envidias, las murmuraciones, los
rencores de una clase social muy cerrada. Pero también la valentía, el heroísmo
y el sacrificio de los que se jugaban la vida cada vez que salían al campo. Esa
vida cerrada en la que las mujeres cumplían papeles paralelos. La conducta de un oficial, al que acusan de afeminado, pone a prueba las relaciones de siempre, divide a los conocidos, impone una salida de honor que nadie preveía. La alegría, la vida acomodada, va a cambiarse por un hecho circunstancial ajeno a los protagonistas pero relevante en el sentido que tenía los militares de su profesión.
El punto de vista infantil lo
distancia de los hechos o los juzga con un modo menos cruel, narrando las cosas
casi sin comprenderlas. En estos aspectos, es una buena novela para comprender la
vida en Ceuta en aquellos tiempos. El tono amable se va trasmutando casi
imperceptiblemente en el drama terrible. La larga descripción de la
cotidianeidad provinciana deje ver, al levantarse el velo, la dura realidad de
la convivencia y la guerra.
Aunque en un principio parece una
novela formalmente muy clásica, en cada una de las tres partes adopta una
manera de narrar distinta. La primera parte el niño va conociendo el medio. En
la segunda, alejado, recibe las noticias desde la lejanía. Y en la tercera, es
al niño hecho hombre al que le cuentan los hechos de los que no pudo saber en
su momento por la edad y lo completa con los recuerdos que le llegan. Amena y trágica, de buena lectura, es una muestra de lo
que fue la ciudad representada en unos pocos personajes característicos.
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