martes, 7 de octubre de 2025

NOVELAS DE LOS JUDÍOS DE MARRUECOS (6): EN LAS PUERTAS DE TÁNGER de MOIS BENARROCH

 

BENARROCH, Mois: En las puertas de Tánger (Destino. Barcelona 2008. 211 páginas).

 

 

Mois Benarroch nació en Tetuán en 1959 y desde los trece años vive en Jerusalén. Su novela es una introspección acerca de su vida errante, que es la de muchos judíos marroquíes. En un tono intimista que es una pregunta continua acerca del origen y del destino, de la ruptura de una tradición de siglos y las consecuencias. Añora su ciudad: Durante quinientos años nuestra familia vivió en el mismo sitio, en dos kilómetros cuadrados, íbamos de casa en casa, pero en el mismo sitio durante quinientos años, y ahora estamos a cinco mil kilómetros de distancia, el mundo se ha hecho más chico, se puede visitar pero estamos lejos… (página 26). Apenas la conoció en su niñez, pero comprende que era algo más que un recuerdo: La Tetuán que ya no existe más porque le falta uno de sus elementos fundacionales: Tetuán sin su comunidad judía no es Tetuán (página 41). El sionismo creó una casa para los judíos, y en ese camino dejó países enteros son judíos… (página 42). Toda reflexión acerca de lo que no fue termina con una suspicacia sobre si hubiera sido mejor que lo que se vivió.

En un continuo revivir en la memoria, la novela quiere enlazar con un argumento sorprendente. Al abrir el testamento del padre, se encuentran que tiene un hermano bastardo nacido de la criada mora de la casa de Tetuán antes de la diáspora. Buena metáfora para enlazar dos mundos y dos épocas. Pero Tetuán era varias patrias. Comunidades separadas, casi estancas, seguidoras de la tradición, con extrañas reglas de relación entre ellas. Se notaba un apego a lo propio y cierta prevención hacia el otro. La búsqueda de lo común se lleva también a la nueva patria: Tienen nuevos amigos -decía mi madre-, y hablan hebreo, y eso es lo importante, lo importante es que hablemos hebreo (página 20). La reivindicación de lo propio en lucha contra los demás, el sentimiento de haber sido siempre un pueblo perseguido que también tiene sus obsesiones: sefardíes contra askhenazim.



El autor reflexiona sobre la comunidad, la tradición, el sentimiento racial o religioso, el mundo que avanza hacia relaciones más amplias. Examina las perspectivas abiertas a través de su encuentro con el nuevo hermano. Para una familia sefardí, establecida en Tetuán desde la salida de Castilla, la marcha a Israel es la pérdida de la patria. Pero, a la vez, la patria es el lugar donde se habita en comunidad, no en aislamiento. Las reflexiones del escritor son amplias, íntimas, sociales. El Marruecos colonial donde los judíos eran un tercer género, es el fondo de un relato de sentimiento, de introspección personal y social. Cuando la comunidad a la que pertenece se va de Marruecos, casi coincidiendo con el fin del Protectorado, el país deja de ser la patria y se convierte en el extranjero.

   La paradoja de buscar un medio hermano musulmán para comprender lo aleatorio de la desigualdad.

 

 

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