VEGA RUBIO, Luis Antonio de:
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Fifí en Beni Arós
(Prensa Moderna. Los novelistas nº 39. Madrid 1928. 46 páginas + 1 hoja.
Ilustraciones de Izquierdo Durán).
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El dinero de Granada (Prensa
Moderna. Los novelistas nº 60. Madrid 1929. 46 páginas + 1 hoja. Ilustraciones
de Pedraza).
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El oasis de Ouad-Serrak
(Prensa Moderna. Los novelistas nº 86. Madrid 1939. 47 páginas. Ilustraciones
de Máximo Ramos).
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Tierra del diablo (Los
Novelistas (La novela de la guerra). San Sebastián 1939. 32 páginas.
Ilustraciones de Nomar).
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Isla en el mar de arena (Ediciones
Españolas. La Novela del sábado nº 17. Madrid 1940. 42 páginas. Ilustraciones
de Cobos).
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Mademoiselle Caracas (Suplemento
literario de Vértice. Madrid junio de 1941. 14 páginas).
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Boda en el oasis (La
Novela Actual nº 4. Madrid 1943. 46 páginas).
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Hermano del demonio (La
Novela Corta nº 20. Madrid 1950. 16 páginas. Portada de Julián Nadal).
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IK-128 (La Novela
Corta nº 40. Madrid 1950. 16 páginas. Portada de Julián Nadal).
De Vega es un
narrador al que le iba bien el relato corto. Desarrollaba los argumentos sin
las evocaciones de las novelas largas y concentraba en pocas páginas sus
imaginativas historias. Dado el gusto de la época por la novela corta y la abundancia
de colecciones dedicadas a este género, era fácil para los autores encontrar
dónde publicar. Y, además, era una buena manera de obtener dinero. Luis Antonio
de Vega comienza su narrativa marroquí con novelas breves, aprovechando la
colección Los Novelistas que pertenecía a Prensa Moderna y
dirigía Luis Uriarte, escritor, dramaturgo y crítico taurino que ejercía de
director de la editorial especializada en publicaciones periódicas.
Ilustración de Durán
En su primera
novela Fifi en Beni Arós (1928), que luego haría novela larga con el
título de Los hijos del novio (1946) que es la traducción de Beni Arós,
ya descubre su manera de narrar y sus obsesiones literarias y estéticas que le
acompañaran en toda su obra. Un exotista con conocimiento del lugar, un
apasionado del país pero con la distancia de europeo que convive sin mezclarse,
un imitador de Pierre Loti: Era en aquel momento un Loti de España, pero un
Loti mucho más chiquito de lo que yo me había imaginado al poner las suelas de
mis babuchas en los umbrales de aquella casa mora (página 21). Suponemos
que en 1928 este tipo de relato exotista que abría los ojos del lector español
al Marruecos de protectorado, era una novedad y resultaba más interesante que
hoy. Las descripciones son propias de quien quiere hacer conocer el país
desconocido al lector normal. Y el argumento, una consabida historia de amor
entre razas, con la singularidad de que la mora es hija de francés y se debate
entre las dos culturas. Como señala Manuela Marín en su magnífico libro Testigos
coloniales: españoles en Marruecos (1860-1956) (Barcelona 2015), los libros
con este tema argumental tiene un recorrido similar. Dice Marín: …la
posibilidad de una relación amorosa entre un cristiano y una musulmana se rodea
de peligros y amenazas que, conforme avanza el proceso colonial, se concretan
en la diferencia insalvable entre culturas y religiones… (página 314).
Con El dinero de
Granada (1929) pasa algo similar a lo de su anterior novela corta, porque
se trata del comienzo de la novela larga L’Busbir (1931) que luego
llamaría El barrio de las bocas pintadas (1954) . Peculiar visión de la
mujer musulmana marroquí y del papel de los burdeles.
La tercera
aportación de Luis A. de Vega a Los Novelistas se produjo diez años más
tarde. El oasis de Ouad-Serrak es un relato descriptivo, con poca
acción, en la que el autor imagina la vida en un oasis sahariano y se detiene
en la vida de las ouled nails, las prostitutas que constituyen uno de los ejes
de su obra, de los aissauas presentados como bárbaros creyentes, del mercado de
esclavas… Un repaso turístico por lo imaginario –algo hay de realidad- según el
modo que el autor tenía de acercarse al país. La colección seguía con su
formato habitual aunque había otra colección con el mismo nombre dedicada a la
guerra civil, dirigida por José Simón Valdivieso en la que Luis A. de Vega
publicó Tierra del diablo en 1939, cuento que aprovecharía después en
sus libros sobre espías.
Ilustración de Ramos
Ilustración de Nomar
El ambiente exótico
de los imaginarios oasis saharianos le sirvió para algunas publicaciones más.
Una de ellas es una novela que le atribuyo aunque aparece en la portada el
nombre de José Antonio de Vega: Isla en el mar de arena (1940). ¿Fue una
errata de imprenta? Posiblemente. Porque es una reescritura de El oasis de
Ouak-Serrak. Y volvió con el tema en la novela Boda en el oasis
(1941) publicada en la colección La Novela Actual, que él mismo dirigía
y que estaba vinculada a la editorial Escélicer próxima a Pemán. Es un relato
folklórico de una boda musulmana, una larga descripción de un rito que termina
en tragedia, en delito. El exotismo es el costumbrismo de los extranjeros. La
visión del viajero, del turista, con el debido distanciamiento. Relatos en lo
que lo real, lo inventado y lo interpretado tienen el mismo valor. De Vega
conocía bien Marruecos y sus costumbres, pero no era un marroquí musulmán sino
un colono europeo. Era un ejemplo de literatura colonial, la narración de los
hechos desde fuera de la sociedad que los protagoniza.
Ilustración de Cobos
Las últimas novelas
cortas de tema marroquí que publicó Luis Antonio de Vega aparecieron en la
colección La Novela Corta que fundó y dirigió la escritora Ángeles
Villarta. No era una colección especialmente cuidada por la mala calidad del
papel y de la impresión de las portadas, no estaba ilustrada en el interior y
tenía una letra muy pequeña, pero es posible que fuera debido a las estrecheces
de la posguerra; sin embargo, colaboraban escritores importantes como Pío
Baroja, Fernández Flórez, Pemán, etc. Las dos de De Vega relativas a Marruecos
son de 1950: Hermano del demonio y IK-128. Y, como solía ser
habitual, se trata de dos relatos que ya había publicado anteriormente en
alguno de sus libros. En concreto, IK-128 es la misma Madamoiselle
Caracas publicada por tercera vez, tras su aparición en Espías sobre el
mapa de África. Con el título de Mademoiselle Caracas apareció en el
suplemento literario de la revista falangista Vértice en junio de 1941. Y con Hermano
del demonio (que ya publicó en Por el camino de los dromedarios)
vuelve a los oasis saharianos, a las oued nails y la trata que eran
temas del gusto estético y narrativo del autor.
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